Prefacio

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En una cuadra antes de llegar a la escuela, se encuentra un lindo jardín lleno de flores de distintos colores, cada una con un aroma diferente que te atrapa.

No se necesita de nada para entrar allí, la casa a la que pertenece ha estado abandonada por años, no hay alguien que lo cuide pero sigue siendo hermoso.

Un Jimin enojado se dirigía a ese lugar, azotando sus pies al caminar y rugiendo bajo, su mejor amigo había jugado al chistosito y lanzar su cuaderno de dibujos lejos hasta el jardín, ni siquiera una disculpa le había pedido. Juraba que en cuanto lo tomara regresaría y mataría al delta tonto que dice ser su "alma gemela".

Sabiendo que Jimin nunca se acerca al jardín aún así lo lanzó, ¡Era muy desconsiderado de su parte! Su cuaderno donde plantaba los objetos o paisajes más hermosos que su vista o imaginación le daban ahora estaba en alguna parte del gran pasto verde.

Se detuvo a dos pasos de dónde estaban las flores, no veía la libreta en otra parte, trago duro pensando en una manera de pisar allí sin ser afectado, tal vez si caminaba de puntitas el polen no lograría tocar su piel y saldría vivo. Admite que no es nada veloz pero estaba dispuesto a dar su mejor esfuerzo así que dió un paso al frente y se estiró para poder divisar su cuaderno. Aquí es cuando odio ser enano su subconsciente dijo cuando no veía nada, bufo y frunció su ceño, luego de intentar dar un paso más su pie tropezó con algo.

¡Su cuaderno estaba ahí! Salto de la alegría y se agachó para recogerlo, sin embargo algo golpeó su espalda e hizo que cayera por completo encima de las flores. Sus ojos vieron un balón de fútbol frente, olvidaba que muchos iban al jardín a jugar, lo más seguro es que fueran alfas y tendría que lidiar con ellos pero eso era lo de menos.

Sintió como sus cachetes se ponían más gordos de lo normal y sus ojos se cerraban como cuando reía, sus manos se pusieron rojas y muchas ronchas aparecieron en lo que pudo ver de su cuerpo, su respiración se aceleraba, tenía que irse.

— Hey, — Llamo uno de los que estaban ahí. — levántate y dame mi balón omega.

Lo que le faltaba, eran alfas tal cual lo predijo, sus aromas fuertes le causaron nervios.

— ¿Me estás escuchando? — Trato de responder pero no podía. — ¡Te estoy hablando!

Y pasos fue lo que escucho cuando trato de pararse, unos pies se pusieron delante suyo. Una mano tocó sus cabellos tirando de ellos para alzar su rostro.

— Mira nada más, un omega feo y gordo, pareces un melón niño. — El tono burlón le hacía más daño a Jimin que el jalón de cabellos.

— ¿Qué hacemos con él? — Preguntó otro alfa acercándose — Podemos usarlo de balón, mira como está.

Jimin se hincó y trato de hablar pero que le llamáran gordo no era de su agrado, es algo que siempre detestó desde pequeño. Pequeñas lágrimas se comenzaban a asomar en sus ojitos. Luego vio a alguien ponerse frente suyo en forma de escudo.

— Déjenlo. — Rugió el delta en su defensa.

— No es tu problema.

— Tampoco el de él, pido que lo dejen.

— ¿T-Tae? — Pregunto con dificultad Jimin.

El castaño frente suyo le sonrió para darle a entender que todo estaría bien, pero no era así. Taehyung también es un delta y la fuerza difiere a la de un alfa, no saldría nada bueno de esto, estaba seguro.

— Tu lindo alfa no está para protegerte y no queremos problemas contigo. — El alfa le hizo frente a Taehyung. — No te metas.

Y dos chicos más se acercaron a Taehyung tomándolo de los brazos, obviamente sin lastimarlo, para llevarselo lejos, no querían problemas con su alfa, lo mejor era no lastimarlo. Tae forcejeo causando que lo apretaran más y soltará un leve quejido. Oh claro que Jungkook les daría una golpiza, su brazo estaba rojo y eso asusto a los que lo sostenían haciendo que lo soltaran. Sonrió victorioso y corrió en dirección de su amigo pero cuando llegó se quedó intacto viendo como le daban una patada en el estómago. No sabía que hacer, no podía salvarlo, tenía que buscar a su alfa o ayuda.

Flower GardenWhere stories live. Discover now