Capítulo 1: "Siempre en mí"

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Capítulo 1: "Siempre en mí"

Ada.

Retoqué mi labial rojo mirándome en el espejo retrovisor de mi Audi Q5, regalo de Declan por nuestro aniversario. Verifiqué si el rímel se me había corrido o necesitaba más color en mi pálida piel. Es curioso pensar que antes mi apariencia no me importaba en lo más mínimo.

No vayas por ahí, Ada.

Una última mirada y apoyé mis tacones negros en el piso del estacionamiento de la empresa. Con cada paso que daba mis zapatos resonaban. Saludé con un asentamiento de cabeza al hombre de seguridad que siempre se encontraba comiendo, en este caso una donna que gritaba a lo lejos: ¡Te haré engordar!

Una vez estaba dentro del ascensor, me miré de cuerpo entero en el espejo: mi vestido color rojo vino se acentuaba perfectamente a mis curvas; despeiné un poco mi cabello negro y salí decidida a emprender otro día de trabajo. A medida que pasaba por los escritorios de los empleados, cada uno hacía como que estaban haciendo su trabajo. Podría ser que mi carácter frío y sarcástico le generasen temor, pero en realidad me tenían miedo y respeto por ser la mujer del dueño.

No voy a negar que no tenían razón en temerme, hacían algo que me generaba sospechas o simplemente hablaban mal de mí, y con un llamado a Declan, perdían sus trabajos. Estaba agradecida de encontrar un amor sano, un amor estable.

Betty, mi secretaría, venía corriendo hacia mí con mi café descafeinado con leche de almendras y endulzante natural, tal como me gustaba. Con un gesto de agradecimiento le acepté el café, siguiendo mi camino a la oficina. Ella venía detrás con su típica agenda color mostaza.

-Buenos días, Ada. Paso a decirle las nuevas novedades: los abogados de la modelo Rachel Johnson vendrán hoy al mediodía para firmar los últimos contratos, una periodista de la revista Vogue llega hoy a la tarde para hacerle la entrevista que le había dicho la semana pasada y, por último mañana, llegan los nuevos modelos masculinos.

Asentí procesando toda la información a la vez que ambas entrabamos a mi despacho, al final del pasillo; yo me encargué exclusivamente de diseñar el espacio en el que pasaba la mayoría del tiempo, quería que quedara algo de mi antigua yo, por lo que las paredes eran de un color negro, contrastando con algunos cuadros de mis primeros bocetos. El escritorio era de vidrio, al igual que una mesa ratona que se encontraba en el medio, lo que más me gustaba era que se podía ver gran parte de la ciudad de Santa Mónica a través de los grandes ventanales.

Tomé asiento en mi silla giratoria de color negro, por su parte Betty respiraba agitadamente y se abanicaba con su mano, al tiempo que sentaba en uno de los sillones de color gris.

-¿Cuál empresa eligió Declan?- pregunté dando un gran sorbo a mi bebida.

-El nombre no me lo sé, pero proviene de Miami.

Asentí con mi cabeza mientras abría mi laptop para verificar si me habían llegado nuevos correos referidos a la nueva cápsula de marca de ropa masculina que estábamos a punto de sacar, para eso necesitábamos los modelos. La marca de ropa se llamaba Blessed Foot, en un principio era exclusivamente para el sector femenino, pero este año habíamos querido probar con saltar al mercado con ropa para ambos sexos. La diseñadora era yo, obviamente que había gente que me ayudaba, pero siempre con un control mío.

Mi trabajo era diseñar y crear, Declan se encargaba de los asuntos legales y económicos. El equipo y matrimonio perfecto.

-Anduve averiguando-empezó a susurrar Betty, como si alguien nos oyera- Los muchachos están para chuparse los dedos.

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⏰ Last updated: Mar 05, 2020 ⏰

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