Episodio 4

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La reunión en Cabeza de Puerco transcurre con normalidad; el ambiente está lleno de risas y anécdotas divertidas entre Harry y sus amigos. Claro que Harry no es que esté participando muy activamente, pues por más que trate de evitarlo, Draco no sale de su mente.

—Estás muy callado, Harry —dice Hermione, mirándole atentamente y atrayendo la atención de los demás—. ¿Qué está pasando por esa mente inquieta? —sonríe.

Harry se sobresalta.

— ¡No me pasa nada!

—Escuché lo que hiciste hoy, Harry —dice Luna quien se había unido a ellos momentos antes—. Me alegro de que tú y Draco puedan ser amigos ahora.

— ¿No crees que es un poco raro, Luna? —pregunta Ginny después de un silencio incómodo.

—Creo que es muy bueno. Ellos dos tienen mucha química, ¿no lo crees, Ron? —pregunta la rubia viendo el rostro verdoso de Ron.

Él se ahoga con su bebida y Hermione le golpea con fuerza en un brazo. Harry entrecierra los ojos y mira con indignación a Ron.

— ¿Sabes? Draco no es tan malo como tú pareces pensar.

¿Draco? —Ron casi escupe el nombre.

Harry decide ignorarlo.

—Tal vez él esté buscando redimirse. Tal vez si ustedes le dan una oportunidad, él sería agradable con todos ustedes también. ¡Incluso contigo, Ron!

—Nunca sería su amigo, incluso si él rogara por ello. —gruñe Ron fulminando con la mirada a Harry.

El ambiente entre los chicos se pone tenso. Cada uno es capaz de notarlo, así que todos hacen lo mejor por dirigir los pensamientos en otra dirección, y evitar que la pequeña reunión se eche a perder.

— ¡Chicos! —grita Hermione luego de un rato, al parecer apenas cayendo en cuenta de algo— Son pasadas las once, ¿cómo es posible que se nos haya ido el tiempo así?

—Podríamos Aparecernos —dice Neville, asustado—. Será más rápido.

—No estamos autorizados para hacer eso. —dice ella con tono mandón.

—Entonces es mejor que corramos. —urge el chico con pánico en la voz.

Todos se ponen de pie y salen de allí antes de que tengan que pagar su pequeña noche de pub, con una detención en compañía de Filch.

***

Como siempre, Harry va tarde para pociones. Pero él sinceramente sabe que no es su culpa; lidiar con montones de niños de primeros años preguntándole sobre cosas de la guerra, o algunas chicas tratando de hablar con él sobre cualquier tema, sólo por robarle un beso después, es agobiante.

—Oh, Harry, muchacho. Qué bien que estés aquí —saluda el profesor Slughorn cuando ve entrar a Harry al aula—. Ve y toma asiento junto al señor Malfoy. Justo ahora estamos empezando con la preparación para el proyecto...

El profesor continúa hablando y Harry se apresura a llegar junto a Draco.

—Tarde como siempre, ¿no, Potter? —Draco sonríe con un poco de malicia— Si Snape estuviera aquí, ya habría restado cien puntos a Gryffindor por tu culpa.

—No es mi culpa. Todo el mundo está loco; por ejemplo, las chicas siempre están por ahí espiándome y buscando la manera de atraparme.

—Hay un precio que pagar por ser el Elegido.

—Eso sólo es un eufemismo. —dice Harry con tono aburrido.

—Esta poción de aquí —la voz de Slughorn se levanta sobre los murmullos—, es similar al Veritaserum. Claro que sólo funciona con preguntas un poco específicas y generales, pero lo que si es cierto es que de la boca del que la toma, sólo saldrá la verdad...

Cambios [ Drarry ]Where stories live. Discover now