Capítulo 1

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-    ¿Tiene una habitación disponible? – Preguntó Clarke sin muchas ganas una vez que había llegado a la recepción de ese motel de mala muerte.

De milagro lo había visto, bajo un diluvio que caía esa maldita noche en que toda su vida se había ido a la misma mierda. Había tomado su abrigo, su cartera y las llaves de su Range Rover Evoque. Simplemente comenzó a conducir sin un destino determinado, solo siguió algunas autopistas hasta que dobló en una salida y tomó la carretera oscura en medio de una tremenda tormenta de verano, que parecía ser la del siglo, pero no le importaba. Clarke solo deseaba irse lejos de allí, de su patetica vida y olvidarse de todo.

Condujo sin rumbo fijo siguiendo esa carretera paralela, casi desierta, ya que no se había cruzado con muchos vehículos, hasta que el automóvil comenzó a indicarle que no tenía más gasolina. Ella estaba en medio de un ataque de llanto y tan lejos de allí que no había notado que el tanque no estaba lleno, y luego de andar por tanto tiempo, que no sabía bien cuánto había sido, el sonido aquel de casi tanque vacío hizo que volviera a tierra. Cuando miró dónde demonios se hallaba no tenía idea. Era una ruta común, no era una autopista, y esa enorme tormenta que no cesaba con esas explosiones terroríficas de truenos y relámpagos sobre ella, realmente no eran sus aliados en el viaje sin rumbo que había emprendido, tras la maldita escena que había encontrado en su casa aquella noche.

 Era una ruta común, no era una autopista, y esa enorme tormenta que no cesaba con esas explosiones terroríficas de truenos y relámpagos sobre ella, realmente no eran sus aliados en el viaje sin rumbo que había emprendido, tras la maldita escena q...

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Maldijo el mal momento en que la camioneta se estaba quedando sin gasolina, tratando de limpiarse los ojos de aquella intensa humedad que no le dejaba ver bien por donde iba, además del aguacero incesante que seguía cayendo con fuerza allí afuera. Finalmente pudo divisar aquel rojo letrero iluminado de lo que parecía un motel, y lo agradeció enormemente, quizás podría conseguir algo de gasolina allí, o al menos pasar la noche hasta el día siguiente y calmar todas sus angustias, antes de tomar las drásticas deciciones que debía. Apenas pudo llegar a esa entrada de camino al Motel Polis, ya que su Range Rover finalmente se había detenido, casi sin una sola gota más de gasolina, en medio de la calle que daba al estacionamiento de aquel lugar en el medio de la nada, donde podía ver unos tres automóviles más estacionados.

Apoyó su aturdida y agotada cabeza sobre el volante de la camioneta por unos segundos, tratando de calmarse un poco, intentando respirar, luego de que la tormenta interna se hubiera desatado tan fuerte como lo hacía fuera de su vehículo. No sabía qué demonios hacer, ni qué cuernos hacía allí, pero solo deseaba alejarse de todo, perderse por un momento, y sobre todo descansar. Decir que estaba cansada era poco, estaba absolutamente agotada física y mentalmente.

Buscó en la guantera del auto unos pañuelos de papel que siempre llevaba, para limpiarse un poco el rostro, ya que parecía un mapache con todo el maquillaje corrido por el llanto, y no deseaba asustar a la gente del lugar. Una vez que se vió algo mejor para acercarse a esa oficina de recepción, bajó del auto bajo ese insesante diluvio que no tenía pinta de detenerse ni por un minuto.



Motel de almas rotas... [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora