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El chico después de acompañar a su prometido a la empresa de su suegro, saludarse y despedirse con un beso apasionado de Jeremy, se dirigió a ver a un rival de su amado. Pues, éste, estaba causándole muchos problemas a su queridísimo Jeremy, y cómo no podía concentrase sólo en él le molestaba mucho, ya qué quería sentirlo apasionado y deseoso de nuevo, pero sabia que si el estúpido de su rival seguía interfiriendo en sus planes, no lograría en un buen tiempo, que Jeremy se fijase sólo en él.

Al llegar al restaurante dónde habían quedado para verse, despeinó un poco su cabello dejándolo más desordenado de lo que ya estaba. Al entrar, no le pidieron muchos detalles solo le bastaba decir que era el prometido de Jaremy Evans y lo dejaban pasar como un príncipe, pues sabían que si algo le pasaba a ese niño rubio, toda la familia Evans estaría acuchillado su espalda hasta vengarse.

Examinó todo el lugar en busca del hombre alto de cabello color marrón, cuando pudo visualizarlo sonrió. Se acercó hasta la mesa donde se encontraba esté y beso la comisura de sus labios para después, nuevamente, dejar a la vista esa blanca dentadura y esa sonrisa hermosa que tanto caracterizaba a Mikaela.

-Hola dulzura. -Saludó el hombre. Se levantó y le cedió el asiento cómo todo un caballero, lo ayudó a sentarse y arrimar la silla cerca de la mesa, después él se sentó frente al pequeño.

Mikaela era un chico ahora famoso por ser parte de la familia Evans, era sumamente envidiado por otros, ya que para ser un chico, era tan bello como sólo una mujer puede ser.

-Hola señor Collins. -Dejo caer el mentón en su mano izquierda y volvió a mirar de arriba a abajo al guapo hombre que tenía frente a él. Y él sabia hacer muy bien su seducción, sabia qué el señor Collins lo deseaba, se veía ese fuego en sus ojos, esa mirada fija en él lo encendía, pero no había punto de comparación de él con su amado y adorado Jeremy. -He escuchado muchas cosas de usted mi señor. -Lo miro coqueto y prosiguió. -He hablado con muchos contactos, me ha maravillado con su trabajo y la forma tan sutil con lo que hace.

-Me halaga señorito Mikaela.

Este nombrado soltó una risilla, eso de "señorito" se había perdido hace bastante tiempo cuando se entregó fielmente al señor Evans.

-Sí. Pero, hay un inconveniente...Y esperaba que usted podría hacer algo para mí. -Deslizó su pie suavemente en las rodillas del señor Collins, qué este anonadado y confundido no hizo nada más que sonreír. -Si quiere. Podemos ir a un lugar más... Intimo. -Colocó su pie en la entre pierna del otro y comenzó a masajear, dándole placer para que complaciera su capricho.

-Mikaela...-Jadeo el señor Collins y cerro los ojos con fuerza.

-Vamos, yo sé que quieres hacer esto por mí, Papi. -Al decir eso ultimo, el señor que tenia frente a él no aguantó más, se levantó y miro desafiante a pequeño.

-No sé qué estás buscando.

-Ven, acercate. -Susurró Mikaela. Collins se acercó hasta quedar aún lado de él y que su oído quedará a escasos centímetros de sus labios. -Ah...por favor papi, te necesito...

El hombre tomó bruscamente al pequeño de la mano y lo llevó con fuerza hasta el baño, ya ahí, y percatándose de qué no había nadie, aventó a Mikaela a un cubículo y comenzó a besarlo ferozmente, succionado y mordiendo los labios ajenos, metiendo mano y apretando su trasero lo que hacia que el otro jadeara y gimiera como gata en celo que provocaba mas excitación en él.

-Cuidado señor Collins. -Dijo jadeante. -Creame no querrá hacer esto...

Volvió a besarlo y a tirarle el cabello demandante.

-Pequeño Mikaela. Eres tan sexy y tan puta qué me enciendes, quiero cogerte aquí mismo y que grites mi nombre de placer. -Seguido de esto empezó hábilmente a quitar la ropa del pequeño sin dejar de besarlo, abrió la camiseta blanca que traía, dejando a descubierto sus pezones rosados y esa piel tan blanca.

-En serio, le digo...N-no debería hacer esto. -Suplicó. -A mi prometido no le gustará esto.

-Jeremy Evans me puede chupar las bolas. Tú serás mío...

-¿Estás seguro de eso Collins? -Una voz ronca y demandante se escuchó fuera del cubículo, Collins miró al pequeño asustado a lo qué este sonrió burlón.

-Te lo dije. -Lo empujó asqueado y abrió la puerta. Ahí del otro lado, estaba Jeremy Evans, con las manos en sus bolsillos y con una mirada sumamente animal y tan sensual que hizo que Mika corriera a él para besar esos enloquecedores labios y posicionarse aún lado de él. Su prometido lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo protegiéndolo.

-Evans...-Susurró Collins y salio del cubículo. -No sabia que venías a ver este espectáculo.

-Bueno, yo solo puedo ser parte del show. -Tomó el mentón de su pequeño y beso sus labios, abriendo paso a su cavidad bucal, rasgando y aclarando que Mikaela era de suyo.

-Mi amor, este hombre debe pagar por ser una maldita cucaracha. -Dijo el rubio separándose de Jeremy y miró al hombre que tenia frente a él.

-Como esperaba Mikaela, eres una puta.

-Puta, pero sólo de él. -Señaló a su prometido que este sólo alcanzo a sonreír para sacar su pistola y apuntarle a la entre pierna del hombre frente a él.

-Claro. Dime Collins, ¿cómo quieres morir? ¿Quieres que sea rápido o...prefieres irte de la ciudad y dejar de ser una rata en mi territorio?

-En tus sueños maldito.

-Como quieras. -Disparó directamente arriba del pecho, no quería matarlo así de rápido, seria poco divertido, así que le daría una última oportunidad a ver si reflexionaba. El tipo callo inconsciente.

-Amo cuando haces eso. -Dijo el rubio y volvió a besar a su querido amante.

-Yo amo cuando pones a ratas como está en su lugar. Me encantas. -Mikaela se sonrojo hasta más no poder. -Pero mientras, vámonos de aquí. Vayamos a cenar a casa.

-Está bien mi amor.

Salieron tomados de la mano y se dirigieron a casa. Mikaela amaba a su hombre, pero, se había dado cuenta que alguien más estaba en el restaurante. Alguien que no había visto desde preparatoria.

El chico de la falda Rosada. [Yaoi/Gay] [Editando]Where stories live. Discover now