Shin Yuna 💌「f i r s t k i s s」ᴼᶰᵉ ˢʰᵒᵗ

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ᴰᵒᶰᵈᵉ ᵞᵘᶰᵃ ᵉˢᵗᵃ́ ᵉᶰᵃᵐᵒʳᵃᵈᵃ ᵈᵉ ᵗᶤ́˒ ᵖᵉʳᵒ ᵗᶤᵉᶰᵉ ᵐᵘᶜʰᵃ ᵛᵉʳᵍᵘ̈ᵉᶰᶻᵃ ᵈᵉ ᵈᵉᶜᶤʳˡᵒ˒ ʰᵃˢᵗᵃ ᵠᵘᵉ ˢᵘ ᵃᵐᶤᵍᵃ ˡᵉ ˢᵘᵍᶤᵉʳᵉ ᵠᵘᵉ ᵗᵉ ᶤᶰᵛᶤᵗᵉ ᵃ ᵘᶰᵃ ᶜᶤᵗᵃˑˑˑ

- Que hermosa es... - Murmuro la menor mirando desde lejos a la castaña, con una cara de enamorada que se veía a kilometros, mientras apoyaba el peso de su cabeza en su mano derecha.

- ¿Porqué no se lo dices? - Preguntó Chaeryeong con duda.

- ¿Es una broma? Todos en el colegio nos piden fotos, autógrafos, videos, lo que sea, todos menos ella. Sé que nos conoce, pero no parezco interesarle en lo más mínimo.

- Deberías arriesgarte, solo acércate en algún momento que esté sola y le hablas.

- Lo voy a intentar. - Dijo volviendo a su posición inicial de la cabeza sobre el brazo, mientras la veía reírse con sus amigas... Tenía una sonrisa tan hermosa.

El día lunes pasó un poco lento, intentó acercarse a ella durante los dos primeros recesos, pero no pudo debido a que estaba con sus amigas. Hasta que en el último, la vió sentada sola en la gradas con los ojos cerrados.

 El sol daba en su cara y sus facciones se marcaban mucho más de lo normal. El corazón de la menor se aceleró, pero tomó valor y se sentó junto a ella. La mayor no pareció darse cuenta de aquello hasta que Yuna tocó despacito su hombro, a lo que se sobresaltó un poco, pero al verla su expresión se alivió dando a saber que ya conocía a la chica a su lado. Se sacó los audífonos y la saludó.

- ¡Oh, hola Yuna! - Dijo con una pequeña sonrisa.

- ¿Sabes mi nombre? - Preguntó Yuna con los ojos más abiertos de lo normal.

- ¡Claro! Todos en la escuela lo saben.

- Oh, sí, claro. - Yuna se golpeó la cabeza mentalmente ante tal pregunta tonta.

- En fin, ¿Qué te trae por aquí?

- Em... Yo... Bueno... Pienso que eres linda, y quería hablarte hace mucho tiempo porque me gustaría que seamos amigas.

La contraria estaba a punto de morirse de ternura, jamás se había interesado en ella pero se daba cuenta de que era súper adorable.

- ¡Claro! ¿Qué tal si salimos el viernes? Abrieron un nuevo parque de diversiones cerca, puedo pasar a buscarte si lo necesitas.

- Me encantaría. - Sonrió y la campana sonó indicando el fin del último receso.

La miraste y señalaste su bolsillo.

- Dame tu celular un segundo, así tienes mi número.

Yuna un poco torpe por los nervios se lo entregó y miró como la mayor escribía algo en su celular. Al devolvérselo, se despidió y miró su celular. Había dejado su número y su nombre.

- Lindo nombre... - Susurró para sí misma antes de levantarse para ir a la clase siguiente, mucho más animada.

Las dos chicas siguieron hablando el resto de la semana y se hicieron bastante cercanas. Finalmente el viernes llegó y con muchos nervios Yuna eligió que ponerse unas dos horas antes. La hora se pasaba súper lenta para ella, miraba su celular cada 10 segundos para ver si había mensajes de la chica que tanto le gustaba. La hora llegó y no podía esperar a irse.

Unos 2 minutos más tarde la bocina sonó del otro lado de la puerta dando a entender que ya había llegado. Su corazón se volvió a acelerar y respiró hondo antes de abrir la puerta. Estaba hermosa, llevaba unos jeans azul claro con un hoodie negro gigante a comparación de su talla. Sonrió desde su lindo Mercedes Benz al ver a Yuna. La menor se subió y la saludó, agradeciéndole por llevarla.

Empezó a manejar, y Yuna tenía q admitirlo, se veía realmente bien manejando. La rubia sentía que su corazón iba a saltar de su pecho en cualquier momento.

Entre risas, chistes, y conversaciones para ponerse al día, llegaron al parque de diversiones.
Apenas entraron, fueron a la montaña rusa más alta del parque porque ambas querían probarla desde que se enteraron de su existencia.

Se abrocharon los cinturones, y solo esperaste a que empezara. Segundos antes a esto, realmente estabas nerviosa, y sin querer chocaste tu mano con la de Yuna. Te disculpaste, pero ella sin decir nada tomó tu mano y te sonrió con dulzura. Le devolviste la sonrisa aliviada y te preguntaste, ¿Cómo es que una persona podía ser tan linda como ella?

Estaban tan distraída contemplándose mutuamente que se olvidaron por completo de la montaña rusa.

Finalmente esta empezó en bajada y ambas gritaron con miedo mientras sus manos entrelazadas se apretaban con fuerza.

Al terminar las dos se bajaron riéndose, sin darse cuenta que sus manos aún seguían entrelazadas.

Yuna fue la primera en darse cuenta, quien separó la mano rápidamente y se sonrojó. Te pareció super tierno pero no dijiste nada al respecto, solo diste una media sonrisa que la hizo ponerse incluso más roja, fueron a casi todos los juegos y se divirtieron muchísimo, incluso comieron algunos dulces y le ganaste un lindo peluche en uno de los juegos.

Se estaba haciendo tarde y solo querían ir a una de las pocas atracciones que faltaban: la rueda de la fortuna. Podían venir a las otras restantes otro día.

Subieron y se acomodaron en los asientos. La vuelta comenzó y seguían hablando, hasta que llegaron a la cima y el silencio reinó. No era incómodo de todas manera, a la menor le gustaba mucho ese silencio tranquilo.

La rubia apoyó la cabeza en el hombro de la mayor, haciendo que esta sonriera un poco nerviosa. Seguían mirando la ciudad desde lo más alto, hasta que Yuna acomodó su cabeza de tal manera que, seguía apoyada en su hombro, pero podía mirarla a la cara desde un ángulo más bajo, perfecto según ella.

La mayor bajó su vista a los ojos de la menor, perdiéndose en ellos y en las bellas facciones de su cara. Su vista fue desde sus ojos hasta sus labios. Se miraron por última vez y la mayor se acercó acortando la poca distancia que las separaba con un dulce beso.

Se separaron por falta de aire, cuando la vuelta ya había acabado.

 Volvieron al auto, sin hablar pero ambas con lindas sonrisas tímidas en sus rostros, y sus manos entrelazadas. Al llegar a la casa de Yuna, esta se bajó y comenzó a caminar hacia su casa también en silencio, estaba muy avergonzada como para hablar, pero la dulce voz de la castaña la detuvo.

- La pasé genial hoy... Deberíamos repetirlo.

- ¿La cita o el beso?

- Ambas. El domingo, tu y yo. Cine, 4 PM. No voy a aceptar un no como respuesta. - Sonrió coqueta mientras se alejaba en su lujoso auto de la casa de la menor, dejándola con una sonrisa que no iba a borrarse en días.

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