Capítulo 15-. No me perderás.

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La necesidad crecía cada segundo un poco más dentro de mí. Tener sus labios a tan poca distancia, sentir su aliento contra mi rostro y su respiración fundiéndose con la mía eran algunos de los factores que me estaban llevando a la locura. Anhelaba saber lo que estaba pasando por la mente de Eric, mas él no me daba ninguna señal, pues solo permanecía en silencio sin mirarme.

— ¿A qué tienes miedo?—pregunté cansada del silencio.

Sus ojos volvieron a apresar los míos y fue allí cuando sentí su dolor como mío.

Esta sensación me recordó la primera vez que lo vi en el tren. Allí con apenas un vistazo intuí que Eric no estaba pasando un buen momento, pude sentir su angustia y su soledad.

— ¿Por qué estás haciendo esto?—habló tras el largo silencio, sacándome de aquel entristecedor recuerdo.

—Quiero saber más de ti.

—Te repito, no te gustara saber más de mí—reiteró dolido.

—Y yo te vuelvo a repetir, ¿A qué tienes miedo?

—A perderte—balbuceó finalmente.

Esa era la señal que estaba esperando recibir de su parte y no había podido ser más claro.

Como siempre él intentó analizar mis reacciones y agradecí no haber perdido la postura ante su dicho. Al contrario, me sentía totalmente dichosa y la sonrisa que me robó no pudo ser más evidente. Fue imposible no acercarme más a su fornido cuerpo, necesitaba sentir su cuerpo contra mi cuerpo, saber que esto era real. Llevé mi mano desde su mejilla hasta por detrás de su cuello, con la cual me impulsé para subir esos centímetros que me sobrepasaba y rozar mis labios con los suyos.

—No me perder…

Antes que yo pudiese terminar de susurrar sobre su boca, él rompió toda distancia existente entre nuestros rostros y atrapó con sus húmedos, tibios y gruesos labios los míos. La reacción de mi cuerpo ante su actuar fue tan intensa que podría jurar que no existían palabras para describirlo. Mi corazón estaba desbocado, mi pulso había aumentado considerablemente y mi respiración intentaba adecuarse al ritmo de sus movimientos. Sus manos inquietas vagaban por todo mi cuerpo al igual que las mías en su torso desnudo, definitivamente la calidez y suavidad de su piel me hacía desearlo aún más.

Nuestro beso comenzó siendo tímido, como si estuviéramos tanteando territorio antes de lanzarnos con todo, pero luego de que ambos entreabriéramos nuestras bocas para darle más profundidad a nuestro beso, las cosas comenzaron a tomar un ritmo mucho más demandante. Un placentero escalofrío recorrió mi anatomía cuando saboreé la brisa que su exquisita boca sopló al fusionarse con la mía, el cual se intensificó cuando nuestras lenguas finalmente hicieron contacto dentro de mi cavidad bucal.

Jadeé cuando nuestros labios se separaron en el mismo momento en que él empujó mi cuerpo e hizo que mi espalda chocara contra la madera de la puerta.  Se apresuró en romper la distancia que él había creado y esta vez su boca se abrió paso en la mía sin ninguna vacilación. Presionó su cuerpo contra el mío, aprisionándome aún más. Realmente su beso había arrasado con todas mis barreras de timidez y miedo, como también había hecho despertar a mis cinco sentidos. Besos como este nunca había tenido el privilegio de probar.

Me tomó por sorpresa cuando el separó sus labios de los míos, al mismo tiempo que se alejaba un paso de mí. Sentí una brisa helada abrazar mi cuerpo y un angustiante sentimiento de vacío en mi interior.

—Esto no está bien—se repetía a sí mismo mientras retrocedía otro paso.

Fue en ese momento, al oír sus palabras, cuando la sangre en mis venas comenzó a hervir de la rabia. Ya estaba cansada de ese muro que levantaba cada vez que necesitaba esquivar la realidad, esa misma barrera que le imposibilitaba sentir algo por alguien. Además de todo, como toda mujer lo hubiera hecho, me sentí rechazada, pues claramente esa no era la respuesta que esperaba de él.

Atraída por el peligro.Where stories live. Discover now