ℰ𝓁 𝒸𝑜𝓁𝑜𝓇 𝒹𝑒 𝓃𝓊𝑒𝓈𝓉𝓇𝑜𝓈 𝓇𝑒𝒸𝓊𝑒𝓇𝒹𝑜𝓈 - Akaashi

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El rosa no es un color primario, pero tiene más importancia de la que se cree

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El rosa no es un color primario, pero tiene más importancia de la que se cree.

Tenía cuatro años cuando empecé a ser consciente de los colores que utilizaba para dibujar y pintar. Sabía que el color verde era para los árboles y para las plantas, que el azul representaba el cielo y el mar, y que el marrón era la tierra y los caminos.

El resto de los colores estaban en mi lapicero, pero no representaban nada en concreto. No fue hasta que vi en un centro comercial algo que captó mi atención y la paleta de colores cobró amplitud; un cuaderno rosa.

Quería aquel cuaderno, me era indiferente su color, solo lo quería.

-Te compraré un cuaderno azul, deja ese ahí.- Esa fue la respuesta de mi madre ante mi petición.

¿Qué tenía de malo ese cuaderno rosa? ¿Es que le faltaban hojas y por eso no servía? ¿Es que ya lo había comprado otro niño?

La respuesta a todas aquellas preguntas surgió después en casa, cuando mis padres estaban hablando sobre lo sucedido.

-Keiji quería comprar un cuaderno rosa, ¿no te parece raro?

La voz de mi padre era distante, como si no le estuviera prestando atención a las quejas de mi madre.

-¿Qué le pasaba al cuaderno?

-Que era rosa, querido. ¿Desde cuándo le gustan las cosas rosas?

-Estás exagerando por una nimiedad. Tiene 4 años y los colores llamativos atraen su atención.- repuso mi padre.

-Pues espero que no se vuelva una tendencia. Solo nos faltaría que quiera vestirse de niña.

El salón se quedó en silencio de repente. Aquella afirmación parecía un cuchillo capaz de cortar el aliento.

¿Qué tenía de malo vestirse de niña? Las niñas se visten con ropa de color rosa y nadie se espanta. ¿Por qué es raro que utilice algo rosa?

No entendía a lo que se refería mi madre con toda aquella preocupación. A pesar de ello, en mis años de pronta inocencia fui captando sus indirectas ante mi comportamiento.

¿Es que había algo que estaba haciendo mal para que me mirase de esa manera?

-¿Akaashi?

Delante de mí aparece una mano y doy un paso atrás, levantando los ojos del suelo. Konoha me dedica una mueca de extrañeza, entrecerrando los ojos.

-Oye, si no quieres no vengas. Nadie te obliga. Bueno, saquemos de contexto a Bokuto, que si fuera por él le acompañarías hasta a cagar.- explica soltando una pequeña risa al final.

A Konoha no le gusta el comportamiento infantil de Bokuto, pero no puede reprimir la cálida tranquilidad que le recorre el rostro cuando habla de él.

-No, iré.- capto nuevamente su atención.

El color de nuestros recuerdosWhere stories live. Discover now