Fortuna Black

CAPITULO 23

El mundo mágico estaba alborotado por el repentino fin de la amenaza que había sido 'Lord Voldemort'. Se habían impreso numerosos artículos sobre el ataque del hombre a Black Manor, la mayoría de los cuales estaban de acuerdo en que había sido un movimiento muy tonto sin al menos un reconocimiento más detallado. Los elogios recayeron sobre los hombros de Lord Peverell, Black, Malfoy y Lestrange por detener el creciente malestar.

Políticamente, los cuatro hombres tendrían una voz aún más grande en el próximo término de Wizengamot. Después de detener lo que parecía un gran problema tan claramente, se los consideraba potencias mágicas de algún tipo, oponentes considerables. Sus nuevos aliados, sin duda, se daban palmaditas en la espalda y se felicitaban por haber hecho una alianza tan ventajosa justo antes de que los cuatro hombres se convirtieran en el elemento 'candente' a los ojos del público mágico.

También se imprimieron artículos sobre la historia de este "Señor Oscuro". Thomas Marvolo Riddle era un mestizo, ex Prefecto y Premio anual de la Escuela Hogwarts, que encantaba a casi todos los que conoció durante sus siete años como miembro de la casa Slytherin. Le habían otorgado un Servicio Especial a la escuela por 'atrapar' al responsable de la muerte de un estudiante. Según el Veritaserum emitido en su juicio (obligatorio ahora debido al primer argumento que ganó Lord Peverell), se supo que el mismo Riddle había cometido el crimen, utilizando un Basilisco que todavía estaba vivo en la escuela.

Rubeus Hagrid había sido rastreado en los terrenos de Hogwarts, informado de que había sido absuelto del crimen y ahora podía obtener una varita legalmente y terminar su educación a través de programas privados. El formidable joven había fulminado con la mirada a los Aurores, dijo secamente que ya era "hora", y rápidamente abandonó la escuela y Escocia en su totalidad. Argus Filch, viejo y malhumorado, había aprovechado la oportunidad (casi literalmente, sorprendiendo al miembro de la Junta que lo había visitado) de salir de la escuela llena de 'mocosos y gamberros' y quedarse en la relativa privacidad de los terrenos.

Dejando a un lado el juicio, hoy no iba a ser un día lleno de política. Fue un glorioso final de marzo y desde que los estudiantes salieron a las vacaciones de Pascua, Sirius, Regulus y sus diversos amigos asistieron a uno de los eventos sociales más importantes de la temporada. La unión tan esperada de los Lores Orion Black y Harrigan Peverell.

"¡Cómo no estás nervioso!" Exclamó Sirius, mirando desconcertado la imagen de calma que emitía Harrigan. El joven de diecisiete años lucía un oleaje notable en su cintura sin importar lo que llevara puesto, lo que lo llevó a renunciar a su túnica suelta para ocultar su estado y volver a las sedas y lanas elegantes y ajustadas.

Harrigan miró a Sirius divertido con ojos verde pálido y sonrió. El hombre mayor se veía impresionante con túnicas de seda plateada y marfil con cuello mandarín y mangas largas y aleteo. Había runas doradas que adornaban el dobladillo de las túnicas, justo por encima del rico borde verde. "¡Solo porque eras un desastre nervioso no significa que todos tengamos que estarlo!" Bromeó Harrigan.

Sirius resopló una carcajada y dijo: "Pero realmente, ¿no estás nervioso en absoluto?"

Harrigan se volvió completamente para mirar a Sirius, con una túnica que se movía suavemente mientras se sentaba con cuidado en una de las sillas. "Estoy un poco por supuesto, cualquiera estaría en un cambio tan grande en sus vidas. Pero quiero esto más que nada. Lo que me preocupa es si me aceptas completamente en tu familia. Regulus me lo dijo en el oblicuo de la manera en que los Slytherins son criados, o eso Orión me informó obedientemente más tarde. Sé que para empezar, tuviste muchos problemas, así que me gustaría saber que tengo tu aceptación en mi vida con tu Padre ".

Sirius parpadeó. Pensó de nuevo y se dio cuenta de que en algún punto de la línea había olvidado tranquilizar a Harrigan sobre este mismo tema. Se sintió como un idiota en ese momento y casi frunció el ceño. Sin embargo, se contuvo, sabiendo que probablemente se tomaría el camino equivocado.