𝐂𝐀𝐏 𝟏𝟐

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JaeHyun como que... había dejado de odiar a DoYoung, y eso era —al menos para él— malo, muy malo. El peor nivel existente de malo.

El chico era un fastidio. Su humor era cambiante y a veces sonreía tan... tan bonito que JaeHyun se preguntaba qué demonios tenía en la cabeza siquiera considerarlo bonito.

No le gustaba su manera de ser. Eso lo había determinado tan pronto la venganza se llevó a cabo. Era molesto, se burlaba de él cuando tenía la oportunidad, inventaba historias absurdas acerca de él que le contaba a Ten y a TaeYong.

Y JaeHyun lo dejaba, porque comprendía lo mucho que DoYoung debía odiarlo por lo sucedido tiempo atrás, y no había hecho la situación mejor al amenazarlo con hacer que lo despidieran. Sin embargo, eso no impedía que aborreciera su actitud. Era desagradable, un tanto cínico y, tal como le había dicho, odiable.

Odiable... Pero ya no tanto.

—Tengo sueño —gruñó DoYoung, regresándolo a la realidad. JaeHyun no alcanzó a responder—. Préstame tu hombro, Jeffrey.

Las palabras quedaron atoradas en su garganta cuando el pelinegro apoyó su cabeza sobre él y cerró los ojos, acomodándose para dormir. No tardó mucho cuando su cuerpo se relajó contra el suyo, haciéndole saber que se había rendido a los brazos de Morfeo con facilidad.

Era fin de semana. Ten y TaeYong los habían invitado a unas aguas termales. En los últimos días, el plan Cupido no había marchado bien. Aunque habían tratado una vez más visitar un bar y buscar a alguien, DoYoung no podía evitar sentir miedo. Comprensible, considerando su primera experiencia, por lo que decidieron tomárselo con calma.

Lo malo, era que ser su Cupido conllevaba ciertas cosas; entre ellas, que pasaran más tiempo juntos del presupuestado.

Y JaeHyun estaba confundiéndose.

Pensar que alguien irritante era tierno iba en contra de cualquier lógica, sobre todo de la suya. DoYoung jamás era dulce con él, y cuando lo era, su única finalidad era hacerlo enojar. Lo sabía. No era ninguna sorpresa que DoYoung era una persona difícil con la que tratar.

Pero por algún motivo que desconocía, le gustaba.

Le gustaba poder lidiar con su complicada personalidad y sus comentarios mordaces, le gustaba frustrarlo, cuando sus ojos quemaban con fuego y una sonrisa engreída se apoderaba de sus labios.

Dios. ¿Qué demonios estaba pasando con él? Ni siquiera era capaz de descifrar sus propios sentimientos.

—Muévete, pesas mucho —se quejó JaeHyun, empujando al pelinegro lejos de su hombro. DoYoung frunció el ceño, medio dormido aún.

—¿Me llamaste gordo?

—Tal vez.

—Eres el peor, Jeffrey. Te acusaré con Ten —murmulló, para después descansar su cabeza contra el respaldo y caer dormido de nuevo.

¿Quién podía juzgarlo? Eran las siete de la mañana de un sábado y ya iban en el bus camino a las termas. DoYoung había trasnochado debido a un informe de la universidad y se hallaba en las peores condiciones por su falta de sueño. Además, según le había informado, tenía prueba el lunes. Su maleta se basaba en ropa y libros, cientos de libros que utilizaría para estudiar. JaeHyun le había dicho que se quedara en casa, pero el terco pelinegro insistió hasta que se encontró sentado en aquel bus.

—Debiste haberte negado —susurró viendo el rostro cansado de DoYoung, sus ojeras y sus pestañas que rozaban estás. Escuchó una risa perezosa provenir de él, indicándole que estaba despierto.

—No. Siempre he querido venir a las aguas termales. Además tú pagaste el paquete de pareja, que me incluye a mí —Abrió un ojo y le sonrió—. ¿Quién podría rechazar esa oferta?

—Alguien cuerdo —contestó. DoYoung frunció el ceño y le sacó la lengua—. ¿Quién en su sano juicio viene a estresarse y a relajarse al mismo tiempo?

—Yop.

—Tonto... Vamos, ven acá —Cruzó su brazo hasta que su mano alcanzó la mejilla de DoYoung y empujó ésta suavemente hacia él para apoyarlo en su hombro—. Debiste haber traído una almohada.

—Mm —DoYoung se removió, deteniéndose cuando se halló a sí mismo cómodamente situado a un costado de JaeHyun. Con su cabeza sobre su hombro, suspiró.— Eres como un osito.

—¿Qué?

JaeHyun esperó que repitiera sus palabras. DoYoung ya estaba dormido.

[✦———✦———✦]

—¡Llegamos!

JaeHyun brincó en su asiento, despertando y viendo desorientado su alrededor. DoYoung seguía en su hombro, quejándose entre suelos y apretando los ojos mientras se aferraba a él.

—Aw, son adorables —dijo Ten con ternura. Sonrió—. Dile a tu bello durmiente que despierte. Tae y yo nos registraremos en el hostal.

—De acuerdo —murmuró, desperezándose. Ten hizo un último ademán de despedida y se bajó del bus.

Dormirán juntos. Se mordió el labio, deseando no haber pensado en ello. Era lógico que compartieran una habitación, una cama. Eran pareja. Novios. Son novios. Tragó saliva, en un mísero intento de contener su dolor, y exhaló.

"Tae"

—Señor... No, no —JaeHyun se congeló en su sitió al reconocer la voz de DoYoung sobre su oreja. ¿Le hablaba a él?—. No puede... No puede llevarse mis nuggets. Yo pagué por mis nuggets... Nuggets...

—Dios, sigues dormido —bufó. Observó a DoYoung, quien de la nada relamió sus labios con lentitud y acabó entreabriéndolos, la mirada del pelinegro siendo cautivada de inmediato por esa boca húmeda y rosada.

Últimamente, quería besarlo.

JaeHyun había besado a varias personas a lo largo de su vida. Su primer beso fue accidental, a los cinco años, con un niño de su clase, quien le pegó después de eso. El siguiente fue una niña que le dijo que le gustaba y que terminó por alejarse porque "besar niños es asqueroso". En la universidad, besó a un par de desconocidos en las fiestas, besos que jamás pasaron a mayores.

Y después estaba DoYoung, a quien había besado por obligación.

Se había sentido bien.

—¿Qué mierda? —soltó, y su respiración se hizo pesada. No, no quería besar a DoYoung, eso era ridículo. ¿En qué demonios estaba pensando?

"Sólo fue un beso". Necesitaba grabarse esas palabras en la cabeza.

DoYoung roncó en su oído.— Nuggets...







— Nuggets

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'RENT A BOYFRIEND' ─JAEDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora