𝐂𝐀𝐏 𝟏𝟕

4.2K 706 298
                                    

Mientras JaeHyun desempacaba, una voz suave empezó a resonar en sus oídos. Frunció el entrecejo, revisando el dormitorio por si había un intruso o la televisión estaba encendida, finalmente descubriendo que la fuente de aquellos ruidos no era nada más y nada menos que DoYoung.

Reprimió una risa, acercándose al pelinegro, quien balbuceaba cosas incoherentes y se removía en su lugar, atrayendo una almohada entre sus brazos para abrazarla. JaeHyun se dio una cachetada inmediatamente, intentando sacarse de encima el pensamiento de que esa escena era adorable.

Durmiendo es inofensivo, claro. Pero después me lanza almohadas y me llama hetero-imbécil. Suspiró. Posó una mano sobre el rostro de DoYoung, acariciando su piel, y se petrificó cuando el pelinegro se inclinó hacia su toque.

Un estremecimiento lo golpeó de pronto, no obstante, no retiró su mano ni dejó de observar al pelinegro apoyándose contra él. La imagen tornándose, sin razón aparente, agradable para la vista.

—To... —murmuró DoYoung. Jung se acercó un poco más, agudizando su audición para escucharle correctamente—. To... Tonto...

Su sexto sentido le decía que se estaba refiriendo a él.

—¿Mm? —sonrió con burla—. ¿Ahora sueñas conmigo? —susurró, consciente de que el contrario no podría escucharle y menos responder. Las pestañas de DoYoung revolotearon.

—Te odio —masculló, separando su mejilla de la palma de su mano y hundiendo su cabeza en la almohada—. Tonto... Ladrón.

Soltó un ronquido y Jung rió entre dientes. Era tierno... Es decir, objetivamente hablando. Se aclaró la garganta mientras daba un paso hacia atrás, no pudiendo evitar que esa confusión familiar se asentara en su pecho otra vez.

Ahora que habían resuelto sus problemas, ¿qué procedía? Era fácil actuar detestable con DoYoung, gracias al rencor mutuo e implícito que se transmitían entre ambos. Sin embargo, eso había desaparecido, ¿y qué quedaba en su lugar?

No quería que las cosas se pusieran raras de un momento a otro. Le empezaba a agradar el fastidioso sujeto que le llamaba por apodos vergonzosos y se sonrojaba cuando los labios del adverso tocaban los suyos. Las ganas de besarlo no tardaron en tomar el control, más su cabeza evocó rápidamente un sabio recordatorio.

¡Te voy a castrar!. De acuerdo, las amenazas de DoYoung parecían peligrosamente verídicas y él realmente apreciaba su aparato reproductor, pese a no recibir mucho acción con este. Estuvo cerca de resignarse hasta que una idea cruzó su mente.

Si lo besaba dormido, no había ningún daño ¿no? DoYoung nunca se enteraría, logrando mantener su tercer beso libre —al menos a su parecer—. Y además, Jung no se aprovecharía de ese beso. Sólo sería un roce inofensivo, casi inexistente, no había de que preocuparse.

Se inclinó lentamente sobre el pelinegro , sosteniéndose con un brazo a cada costado de su cuerpo, y juntó sus bocas con suavidad, siendo cauteloso para que el contrario no despertara. La sensación lo hizo suspirar. Definitivamente, DoYoung debía de emitir alguna especie de droga por los labios para que ese simple contacto le resultara tan embriagador y placentero. ¿No era malo que fuese tan adictivo?

A sabiendas de que lo adecuado sería separarse tras unos cuantos segundos, decidió mantener su boca un ratito más ahí. Después de todo, ¿cuántas otras oportunidades tendría? Esa noche probablemente terminaría durmiendo en el piso, o en la bañera, demasiado lejos para poder verificar sutilmente si el pelinegro se había rendido a Morfeo o no.

Aplicó un poco más de presión en el beso y optó por recurrir a la estrategia de "contar hasta tres" para romper por fin la unión de labios. Sin embargo, antes de que el último segundo llegara, algo golpeó su nuca.

Se apartó, abriendo los ojos y quedando medio aturdido por el bien propinado golpe. ¿De dónde había salido eso?

—¡Violador de bocas!

Enfocó su mirada en DoYoung, quien se había incorporado velozmente en la cama y ahora le veía con una expresión molesta y mejillas rojas por el enojo, o la vergüenza, era difícil adivinar.

—Mierda —soltó JaeHyun y huyó lejos cuando DoYoung levantó la almohada en el aire—. ¡Perdón, creí que estabas dormido!

—¡Ya van tres! —se quejó el pelinegro. ¿Por qué tenía que pasarle esto a él? ¡No merecía la violadora boca de JaeHyun en lo absoluto! ¿Dónde estaba su príncipe azul que supuestamente iba a rescatarlo? Esto es injusto, pensó mientras pateaba a Jung en el trasero y él otro chillaba rogándole que se detuviera. El mundo es cruel y despiadado y cuando crees que serás feliz, viene un hetero-imbécil a aplicarte un Blanca Nieves horrible. ¡Mis labios son triplemente impuros!

Desgraciadamente, su lucha se vio obligada a llegar a su fin, cuando unos golpecitos en la puerta se escucharon y la voz de Ten atravesó las paredes.

—Esto no se termina aquí, Jeffrey —masculló, demasiado molesto para darse de que inconscientemente había usado el apodo falso de JaeHyun. El castaño fingió temor, pero en realidad, no se arrepentía de nada, y podía afirmar que si pudiera retroceder en el tiempo, habría hecho exactamente lo mismo.

[✦———✦———✦]

—¡Almuerzo! —canturreó Ten dando pequeños saltitos hacia el comedor. TaeYong resopló caminando detrás de él.

—¿No estás demasiado feliz para unas simples aguas termales?

—¡No! Porque estoy aquí... contigo —dijo volteándose a verle. TaeYong evadió su mirada abruptamente, sintiendo como su cara comenzaba a arder. Conmigo ¿eh? —. ¡Y con estos dos perdedores, por supuesto! —señalando a su mejor amigo y a su novio falso (no tan falso en su opinión).

Jung fue el primero en procesarlo.— ¿Cómo que perdedor?

—Me hace muy feliz que estemos los tres juntos afuera en un fin de semana —dijo ignorando la pregunta. Le dedicó una sonrisa radiante a DoYoung antes de dirigirse a él y empezar a caminar a su lado, con sus brazos entrelazados entre sí.— También me alegra que tú estés aquí. ¿Sabes? Me caes muy bien.

—Oh —titubeó, las palabras cayéndole peor de lo que pensó que le harían. Ten era alguien tan bueno y dulce, encariñarse con él para luego desaparecer de su vista, era un poco triste—. Tú también me caes muy bien, Ten.

—¡Jae, tu novio acaba de decirme que me quiere más que a ti!

El mencionado les miró sobre el hombro y esbozó una sonrisa.— ¡No lo creo!

—JaeHyun es muy engreído. ¿No te parece? —dijo el rubio en voz baja. DoYoung rió—. Aunque en realidad mi Tae lo es un poquito también.

—Te escuché —dijo Lee sin molestarse en voltear. Ten desenlazó su brazo del de DoYoung para correr hacia su amado y abrazarlo por al espalda.

—¡Yo te amo, Tae, no te enojes!

—¡Oye, que nos vas a hacer caer!

—Pero no quiero soltarte.

—Dios... Ya suéltame para poder tomarte la mano.

—¡Eres tan tierno que te podría comer a besito, Tae!

La pareja continuó con sus muestras de afecto aún cuando iban ingresando al comedor común. A DoYoung le parecía increíble que un par tan adorable pudiera existir. Dirigió su atención a JaeHyun para preguntarle que iba a comer, pero cuando se topó con su rostro, su expresión de dolor mientras observaba a sus mejores amigos, le hizo retener la respiración.

Su boca se entreabrió. ¿Sería posible que...?

No tuvo suficiente tiempo para estudiar la reacción del castaño, ya que esta rápidamente se escondió detrás de una máscara, sonriendo y buscando una mesa para sentarse. Ten y Tae lo siguieron, DoYoung pisándole los talones. Cualquier signo de lo que aquello expresión hubiese significado desvaneciéndose.

Tal vez sólo se lo había imaginado.

'RENT A BOYFRIEND' ─JAEDO Where stories live. Discover now