Capítulo 22

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Un día en el verano, su padre apareció de repente tras un viaje a Japón. Hizo hacer las maletas y toda la familia se fue.

Jin no había preguntado a dónde se dirigían, ni porqué. Hacía tiempo que había dejado de preguntar. Sólo agachaba la cabeza y hacía lo que su padre le indicaba. Pero, cuando entraron en una zona que le resultaba familiar, la curiosidad se disparó. Las casas, las montañas, los carteles... Todo seguía igual a hacía unos años.

Entonces, Jin supo a dónde se dirigían y no pudo evitar sentirse emocionado por primera vez en hacía mucho tiempo. Y sus ilusiones se incrementaron aún más cuando el coche aparcó delante de la casa que tan bien recordaba.

Al salir, respiró profundamente el aire puro, transportando su mente a cuando tenía diez años y jugaba al escondite con Yoo, a cuando tenía seis años y dejaba que Yoo lo maquillara con el maquillaje de su madrastra.

Su madre le miró con una sonrisa, cómo si supiera lo que estaba pensando en ese momento.

Jin iba a preguntar la razón por la que habían vuelto a aquel lugar después de tanto tiempo, cuando una pareja salió de la casa y se acercó con una sonrisa. No fue hasta que estuvieron a unos pocos metros que pudo reconocerlos.

Eran los padres de Yoo.

Jin miró a su alrededor disimuladamente, tratando de buscar a Yoo. Por alguna razón, esperaba encontrarse a una niña pequeña a la que los años no le hubiesen hecho efecto.

Los padres se saludaron entre ellos, mientras Jin trataba de que no lo notaran. Sin embargo, el señor Choi, después de saludar a sus padres, fijó su mirada en él.

-¡Seokjin!- exclamó- No puedo creerlo, qué mayor estás.

El moreno dio un paso adelante e hizo una reverencia cordialmente, luego dijo:

-Es bueno verles de nuevo, señores Choi.

-Y está más formal que nunca- habló, esta vez, la señora Choi.

-Seokjin se ha vuelto muy obediente estos últimos años...- murmuró su padre.- Será un gran hombre.

Después de que los adultos intercambiaran algunas palabras más, todos se dirigieron hacia la casa.

-Yoo está deseando volver a verte, Seokjin.- dijo la señora Choi amablemente cuando llegaron a la entrada.

-¿Está aquí?

-¡Por supuesto!- la mujer los guió hasta una sala.- Se estaba arreglando, pero en seguida bajará.

Con una sonrisa, Seokjin asintió y se sentó junto a su madre en uno de los sofisticados sofás. No prestó demasiada atención a las conversaciones que se estaban desarrollando, sino que pensaba en lo inevitable.

¿Yoo sabía que estaba ahí? ¿Estaría enfadada por no haber vuelto a Corea antes? Aunque eso pasó hace mucho... pero siempre fue una niña muy rencorosa. ¿Cómo sería ahora? ¿Dónde había estado todo ese tiempo?

-Perdón por el retraso.- dijo una voz, sacándolo de su ensimismamiento.- Justo me ha llamado una amiga de Tailandia.

-Yoo, ¡qué guapa estás!- exclamó la madre de Seokjin.- Te has convertido en toda una mujer.

-Muchas gracias señora Kim.- Yoo hizo una pequeña reverencia.- Ustedes siguen igual de jóvenes.

Los adultos rieron ante la amabilidad de Yoo, pero esta en seguida posó su mirada en Seokjin. Este no le había quitado el ojo, y la muchacha lo había notado también.

You never walk aloneWhere stories live. Discover now