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Angel 3
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Después de vestirse se aseguró de atizar el fuego de la chimenea pues era pleno invierno y el frío se colaba por las paredes, pocos lo sabían pero a Steve no le gustaba el frío, sus pesadillas después de despertar del hielo eran mayormente de la guerra y del frío... en su vida el frío y él no habían tenido una buena relación.

Había perdido a su madre un invierno y luego a su mejor amigo quien había caído del tren en medio de la tempestad. El mismo había vivido prácticamente toda su vida escapando del frío pues su salud antes del suero no era buena y solía enfermarse con facilidad, después había caído al hielo y despertado en una época completamente diferente y lo único rescatable de todo eso había sido Tony, pero ahora Tony ya no estaba y el rubio sentía el mismo frío del invierno atenazar su alma.

Pasó un rato recostado en el sofá viendo a la nada acariciando la cabeza de Dorito quien se había ido a recostar en su regazo.

Cualquiera que hubiese visto la imagen de Steve podría haber adivinado la pena y la irremediable depresión que le atormentaba.

O quizá no.

No había ojeras en su rostro ni cambios como pérdida o aumento de peso, su salud era perfecta y Steve sabía que era gracias al suero... gracias al suero Steve mantenía la perfecta salud de una persona feliz... pero su alma estaba enferma, su alma agonizaba de pena y dolor.

Sus ojos azules ahora apagados constantemente enrojecidos e hinchados por el llanto y su barba descuidada eran quizá lo único que delataba el estado emocional en el que estaba.

Tony era su otra mitad, era parte de su misma alma y ahora que se había marchado el dolor era insoportable.

De nuevo cerró los ojos en un intento por evitar el llanto que una vez más le acometía pero fue inevitable que las lágrimas rodasen por su rostro delatando su pena.

-Tony...-

Hipo con voz entrecortada y entonces sintió como una suave brisa acariciaba su rostro y la sensación fue tan cálida que por un par de segundos Steve disfrutó de la sensación que ese candor provocaba en su ser... hasta que la realización de que eso era algo completamente fuera de los normal le hizo abrir los ojos.

Solo para encontrarse de nuevo con la chimenea en la que solo ardían algunas brazas moribundas que se negaban a consumirse.

Y entonces bajo la mirada a su regazo y vio de nuevo una pluma blanca... una pluma blanca...

Una risa algo rota escapó de sus labios mientras acariciaba el pelaje de Dorito.

-¿acaso trajiste al pato contigo?-

Le pregunto y el perrito le lamió los dedos como respuesta.

Steve esta vez tomó la pluma para observarla con atención. Era especialmente bonita, tan blanca que parecía una nube en pleno verano y tan perfecta que no parecía real.

-si tienes un nuevo amigo allá afuera ya te digo que no puedes traerlo a casa... tus pelos, mi depresión, tu y yo ya somos suficientes habitantes para esta pequeña cabaña.-

Bromeó con su amigo quien solo le ladró de regreso.  Algo más animado el rubio limpio su rostro antes de levantarse para poder salir a cortar algo de leña para la noche.

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Esta historia va más rápido porque ya la tenía algo adelantada y espero poder llegar al final en esto días 😆

Poppy 🌻

Angel Where stories live. Discover now