"Especial": Lucifer me alegra la cuarentena

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Sí, he escrito un "especial" sobre el monotema actual.

Esto es un capítulo (que ni siquiera sé cómo clasificar) pensado para amenizar la cuarentena. Tengo mucho tiempo libre ahora (por favor, seguid estudiando y no hagáis como yo), y me apetecía poner a mis personajes en la misma situación que estoy y que estáis viviendo. Así que esto es como un OVA de anime, no influirá en la historia y lo que ocurra en el capítulo... se queda en el capítulo.

—Lucifer —le saludé en cuanto atendió la llamada.

—¿Nina? —Preguntó, sorprendido. Tenía la voz pastosa y grave.

—Siento llamarte a esta hora —observé el reloj de la sala, que marcaba las cinco de la mañana.

—¿Estás bien? ¿Hay alguien atacándote? —Cuestionó, con la voz más despierta. ¿Luc estaría durmiendo antes de mi llamada? ¿Acaso Luc dormía?

—No —no había alguien atacándome, más bien, había algo atacándome—. Necesito tu ayuda —comencé, sin saber explicarle mi situación—. Estoy en el hospital.

—¿A estas horas?

—Sí. La semana pasada empecé a encontrarme mal, y no sé si sabes qué está ocurriendo con este nuevo virus...

—Sí, sé que los humanos pensáis que es el fin del mundo, cuando en realidad sólo es una renovación de armario —respondió, suspirando con hastío.

—¿Qué? —Pregunté.

—Renovar el armario. Ya sabes. Tirar lo viejo y dejar lo nuevo.

No me molesté en recordarle que había gente de todo tipo muriendo por culpa del virus. A Lucifer poco le importaban las vidas humanas.

—Lo que tú digas —farfullé. Me costaba hablar con la mascarilla puesta, y empezaba a quedarme sin aire—. Pues resulta que uno de mis compañeros de la Academia ha dado positivo en COVID-19. Tengo que mantenerme en cuarentena para evitar contagiar a otros mientras no sepa si estoy infectada.

Luc se quedó en silencio.

—¿En qué hospital estás? —Escuché cómo comenzaba a moverse al otro lado de la línea.

—Espera, ¿qué vas a hacer? —Cuestioné, confusa.

—Pues voy a buscarte —comencé a decirle que no, que debería quedarme sola, pero él me interrumpió—. A mí no me puedes contagiar, y si necesitas quedarte en cuarentena, puedes utilizar tu suite en el Inferno —me recordó.

Luc vino a por mí minutos después. Al verme cubierta por una mascarilla, por guantes e incluso un gorro noté que estaba haciendo un esfuerzo por no reírse. Se acercó a mí con pasos seguros, como si le importase muy poco que pudiese estar contagiada, y agachó su cabeza para mirarme, como siempre lo hacía.

Una enfermera le advirtió que debía mantener la distancia de seguridad, a lo que él respondió:

—Si mi padre no consiguió matarme, no lo hará el coronavirus.

La referencia a Dios provocó mi risa.

Como podía contagiar a Valerie si me quedaba en el apartamento, mi plan era avisarla y alquilar una habitación de hotel, y sólo llamaba a Luc para advertirle de mi situación. Pero su plan resultó ser mejor, y me gustaba más que estar sola en un hotel deprimente.

Luc me llevó en el SUV negro del club hasta el edificio, y me ayudó a moverme y a bajar del coche.

Nada más entrar en el hall del club, Asmodeus me abordó con preguntas:

INFERNO: Pacto con el Diablo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora