Capítulo 40

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Más de diez mil palabras para que se distraigan un rato de tanta mala noticia.



Adrien.

El día más extraño, inusual y definitivamente abrumante de toda mi vida aún estaba lejos de terminar para mi desgracia.

De alguna forma me las había arreglado para acabar comiendo "toda la comida que puedas" por once cincuenta en un restaurante con buffet al otro lado de la ciudad. Lugar que Jordan parecía visitar con frecuencia ya que la gente le conocía, nos atendieron muy amablemente e incluso descubrí al rato una foto suya con todo el personal colgada de la pared.

El auto de su madre estaba en el estacionamiento con todas mis cosas mientras él, Sophie y yo aprovechábamos esos benditos once dólares de la mejor manera posible; aunque debía reconocer que yo no estaba dando mi mejor esfuerzo en comer luego de la tremenda mañana que acababa de pasar.

Mi apetito se había esfumado sin más junto con la adrenalina que había invertido en mi reunión con Jenkins, y ya después de que todos lograran juntar mis cosas nos retiramos de Journal los tres dejando a Marinette, Rita y Lance ahí para que siguieran disfrutando del drama que había montado.

Al parecer el gordo de mi ex jefe había enloquecido, y me apenaba imaginar que haría con cualquiera de los tres después de mi manera tan poco ortodoxa de renunciar. Lo más seguro era que para esta hora Rita ya no siguiera perteneciendo a la empresa y estuviera igual que yo limpiando su escritorio.

Joder, me sentía fatal.

- Debimos quedarnos –dije sin mucho ánimo revolviendo la comida con mi tenedor– Rita tal vez necesitaría transporte.

- No te preocupes hermanito. Ella tiene mi número, le dije que me llamara si necesitaba que la lleváramos a algún sitio.

- Si no hemos tenido noticias es porque de seguro no pasó nada Adrien. Ya no te preocupes –contesto mi cuñado con la boca repleta de comida.

No dije nada más y ambos me vieron con preocupación otra vez antes de lanzarse miraditas de advertencia entre ellos.

Sé que los dos estaban orgullosos de mi por lo que había hecho. Tanto Sophie como Jordan alucinaron todo el trayecto de camino al restaurante preguntándome como es que supe que Jenkins estaba extorsionando a Marinette, que me dijo cuándo se enteró, como fue la discusión y donde fue que le pegue el puñetazo en un intento de armarse la película completa en la mente. Película que parecieron disfrutar haciéndome sentir un poco mejor, pero insisto, luego de eso mi adrenalina se fue al suelo y mi apetito también.

- Es tan romántico –soltó mi hermana de pronto haciéndome levantar la vista– ella quería salvarte a ti acosta de su sacrificio y tu terminaste salvándola a ella de las garras de ese asqueroso ogro panzón.

- ¡Si! –grito Jordan llamando la atención sin querer.

- No exageres.

- ¡No estoy exagerando Adrien! –exclamo– de seguro Marinette estará muy agradecida de ti. Dime ¿pudiste hablar a solas con ella?

Hicimos más que hablar, me dije recordando la extasiante sensación de esos labios de ensueño moviéndose sobre los míos. Solo pensarlo me generaba un agradable peso en el estómago y un escalofrío me recorría la espalda desde la nuca.

- Aun no –conteste concentrándome en la comida– quiero decir, aun no hablamos bien.

- Aja, hablar. Ya sé a qué te refieres –Jordan me miraba con una sonrisita picara, moviendo las cejas a mil por hora.

Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]Where stories live. Discover now