Lyra V

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 La ruta a Las Vegas era transitada pero aburrida, carteles sin importancia que indicaban lugares de estadía, kilómetros que faltaban para llegar a cada ciudad que se interponía en el viaje, y autos con colores apagados.

 Estaban viajando hace cinco horas, y según Nico, faltaba una o dos más para llegar al destino, ella había propuesto el viaje por las sombras, pero al mencionarlo, Will había dicho rápidamente: "No, ordenes del doctor, él no hará nada del Inframundo hasta que se recupere a un 100%" Y no quedo otra opción que estar sentados en un colectivo de segunda esperando llegar a Las Vegas antes de que la discordia destruya el mundo.

 Se colgó del asiento de adelante, donde Nico y Will charlaban sobre algo, o tal vez discutían, lo que sea que hacían fue interrumpido por ella. 

 Lyra odiaba meterse en conversaciones ajenas, y tampoco era muy experta en hablar con personas que apenas conocía como lo era Will, se sentía incomoda, y por pensar en cómo empezar la conversación, había olvidado que iba a decir en un principio.

 "¿Pasa algo?" Inquirió Nico con un tono de hermano protector, él pareció notar el cambio en su tono de voz, y volvió a repetirlo pero de una forma como si fueran amigos.

 "No, no es nada importante, solo quería saber cuándo van a traernos algo para comer como lo hacen en las películas." Mintió ella. "Muero de hambre."

 Will abrió la mochila y saco una barra de cereal. "Siempre tengo por las dudas, son las mejores que he probado." Lyra la tomo y la observo por unos segundos, sin poder creer que el tipo que para ella era un desconocido este desperdiciando comida que les serviría más adelante. "Además, podemos charlar un rato, Nico no hablo nunca de que tuviera una amiga fuera del campamento."

 "No soy una persona interesante que digamos, soy una persona normal excepto por la parte de que mi progenitor es un dios y no otro humano." Abrió el envoltorio de la barra y le dio un mordisco, mirando a Will.

 "Eso me lleva a la pregunta número uno: ¿Quién es tu progenitor?" Inquirió. Nico rodo los ojos, él le había preguntado varias veces quien era su padre, pero ella nunca le respondió.

 "Nunca fui reclamada." Mintió.

 En realidad si había sido reclamada, pero era algo que ella nunca había visto, y por más que buscara en libros, aquel símbolo sobre su cabeza era algo desconocido. 

 "No te preocupes, los dioses suelen ser así ¿cuánto tienes? ¿13?" Pregunto el chico.

 "Catorce. Y si, ellos suelen ser así, bastante complicados." Se encogió de hombros. "Cuéntame ¿cómo reaccionaste cuando fuiste reclamado?"

 "Tenía como diez años y estaba jugando en el patio de mi casa cuando de repente empecé a brillar por decirlo así, se ve que brillaba intensamente porque mi madre salió corriendo para ver si algo se estaba incendiando pero descubrió que era yo. Después de eso, me trajo al Campamento, yo no entendía nada pero parecía un buen lugar para pasar el verano, y bueno, me explicaron que los dioses existían  y bla bla bla la historia por la que todos pasan."

 "¿Fuiste reclamado tan de pequeño?" Nico fue el que hablo esta vez.

 "A la misma edad que tu, si no me equivoco también tenías diez cuando descubriste que tu papi era el dios del Inframundo." Respondió Will con voz burlona.

 "Pero...pero esto es diferente." Se quejo.

 "Obvio que es diferente, el Nico de diez años invocaba esqueletos mientras que el Will de diez años solo brillaba." Se burlo Lyra.

 "¡Hey!" Se quejaron ambos, mientras se cruzaban de brazos.

 "No sean nenas." Volvió a burlarse. "¿Cuánto falta?"

 "Como una hora más, tal vez hora y media si hay transito." Contesto Nico. "Esto sería más fácil y menos aburrido si pudiéramos viajar por las sombras."

 "¿Y qué hay de tu regalo zombie?" Inquirió Will. "Él pudo habernos llevado."

 "Oh, claro, pudiste haber dicho eso antes de salir del Campamento." Mascullo Nico, cruzándose de brazos.

 "¿En serio van a hacer una escena? Si Will no nos deja volver por sombras llamaremos a tu amigo, Nico, lo anotaré mentalmente." Y eso termino la corta discusión. "Despiértenme cuando lleguemos a nuestro destino, no me vendría mal dormir un poco."

 Entonces Lyra se lanzo a su asiento de nuevo. En realidad no estaba cansada, pero podría ser la última que durmiera dentro de unos días, generalmente durante las misiones los semidioses se mantenían todo el tiempo alerta, y otras veces hacían guardia para que los demás descansaran, y ella era de las que se mantenían atenta a todo, después de todo, era mejor que soñar con asesinatos.

 Se durmió a los pocos minutos en el que apoyo su cabeza sobre la ventana.

 Pensó que podría tener un buen sueño, pero ella nunca los tenía.

 Esta vez, empezaba en un lugar oscuro, ella no se movía pero sentía que alrededor caminaban. Entonces unas puertas se abrieron y dejaron entrar una luz bastante débil.

 "Vamos, ella espera." Dijeron dos mitades mortales mitades bestias. Eran altos y sus rostros eran bellos, pero de sus espaldas salían alas negras, sus manos eran como garras y las venas se notaban tanto en sus brazos pálidos que Lyra pudo ver como la sangre corría por ellas.

 Lyra no tuvo tiempo a preguntar quién era ella, y siguió a las dos bestias por el pasillo poco iluminado que se abría, la hicieron detenerse frente a un trono grande. Del respaldo salían varias espadas que en sus puntas tenían calaveras bañadas en plata. Bueno, tenía que admitir que eso era aterrador.

 Ella apareció por un costado del salón. Era alta, con un vestido negro cayéndole hasta los pies, el cabello negro por debajo del hombro del mismo color que el vestido, y un rostro realmente bonito, angelical, de no ser por esa sonrisa de asesino en serie. Los ojos le brillaban pero Lyra no supo identificar de qué color eran.

 "Tu debes ser Lyra Frasser." Murmuro la mujer, su voz era fría y distante, pero tenía un tono lleno de curiosidad. "Dudo que me conozcas, después de todo no soy tan aceptada en mi familia."

 La mujer se sentó en el trono y se semi-acosto sobre el respaldo y el apoyabrazos. 

 "Aunque también no eres muy aceptada en tu familia, dime cuando me equivoque, pero los mataste a todos ¿no?" Lyra asintió. "Pobre niña, pero aceptemos que tu madre no te quería, y que tus hermanos te temían."

 Lyra tuvo el impulso de querer tirarse sobre la mujer, pero se contuvo, a pesar de que era un sueño y podía hacer lo que quiera. Apretó los puños, conteniendo toda la rabia. Clavo su mirada dorada en los ojos brillantes de aquella mujer.

 "Ya tendremos tiempo de discutir sobre asuntos familiares cuando nos encontremos, Lyra Frasser, así que déjame presentarme. Soy Eris, diosa de la discordia y caos, y bueno, tengo muchos títulos más, pero se pondría aburrido, básicamente también soy culpable de todos esos sentimientos llenos de ira y odio que hay dentro de ese pequeño cuerpo."

No dijo nada. Lyra siempre se imagino a la diosa de la discordia de una manera más agresiva, tal vez llena de sangre y con una cara llena de cicatrices, pero lucía totalmente diferente, aunque tal vez tuvo que imaginarlo al ver esa sonrisa de asesino en serie dibujada en su rostro.

 "Tampoco eres la primera que se sorprende de mi ¿look? ¿Es esa la palabra correcta?" Suspiro, mientras le hacía una seña a sus mortalbestias. "Como sea. He decidido que me visites para decirte una sola cosa. Tarde o temprano tus amigos descubrirán tus pecados, y tu, mi querida Lyra Frasser descubrirás quien es tu padre. Espero que sea temprano, realmente voy a disfrutar cuando te desprecien."

 Se iba a lanzar sobre Eris cuando ella chasqueo los dedos, y Lyra se levanto pataleando y gritando en medio del colectivo. Abrió los ojos, pero aún seguía en un ataque de pánico, y lo único que vio fue al pasajero que se encontraba a su lado levantarse, y a Will y Nico colgados de los asientos, tratando de calmarla.

La profecía de Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora