CAPÍTULO 3. NUEVA

29.7K 2.2K 215
                                    


¿¿¿???

Annet era algo así como una hermana, me cuidaba tanto que yo de verdad agradecía tener a alguien que se preocupe por mí.

Mientras ella cepilla y seca mi cabello yo acomodaba mi vestido, ella muy amablemente me había comprado algo de ropa. Annet coloca una cinta en cabello y yo sonrío, me veía muy hermosa.

—Te ves increíble.

Mientras Annet se mueve por toda la habitación, llega a mí con un labial y me lo coloca.

>>Listo. Hora de irnos.

—¿Estás segura?

—Sí, confía en mí. Te llevaré a mi trabajo, estarás mejor ahí.

—Bueno.

Agarro la chaqueta y camino junto a ella, antes de salir, tomo un respiro y camino.

—Nena... — habla un hombre.

—Ahora, no, Aaron, no tengo tiempo para tus disculpas.

Él no dice nada, solo me mira algo enojado, pero nos deja pasar. Cuando bajamos las escaleras, lo primero que veo es a un grupo de hombres fumando. Pasamos a un lado de ellos, pero finalmente llegamos a un gran parqueadero, ella me lleva a un pequeño vehículo blanco.

—Sube.

El trayecto a su trabajo se me hace corto, pero cuando veo el hermoso lugar mis ojos se agrandan.

Era una pastelería, una hermosa pastelería con tonos lilas y blancos.

—¿Es tuya?

—Sí, crecí haciendo postres, es mi mayor pasión.

—Vamos.

******

Me gustaba este lugar, era tan hermoso y lleno de vida. Había otras dos personas aquí, Romeo un pastelero y Cely, quien se encargaba de la caja. Yo me había comido algunos bocadillos y seguía con ganas de más.

Mientras ayudaba a decorar, Romeo me veía.

—¿Lo habías hecho alguna vez?

—No— admito, pero podía ver la hermosa crema decorando el cupcake.

—Juraría que eso no es un nivel novato.

—Ya... yo también —susurro. Era como si mis manos tuvieran vida. Me gustaba esto más de lo que creía.

Romeo me entrega una paleta llena de crema, mis ojos se dilatan enseguida, empiezo a comerla y río cuando mi nariz se mancha junto a mis manos, pero aun así sigo comiendo.

—Ella está bien...

Lamo mis dedos y entonces la puerta se abre, me levanto de la silla y mis ojos se conectan con los de la persona que tanto parece odiarme en el club, sus ojos de demonio se conectan enseguida con mis dedos y mi boca.

>>¿Qué es lo que quieres? Este es mi trabajo así que fuera.

—Debemos ir a un lugar con ella —me señalan.

—No iré —hablo con determinación.

Él me mira muy enojado.

—No era una jodida pregunta, niña.

—No soy una niña.

—Solo mírate, con la cara manchada de crema.

Hago una mueca y lanzo la paleta hacia él, mi acción lo hace gruñir más y limpia los restos de crema de su cara.

Mía para protegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora