roxanne;; km os

thanks, roxanne

- ¿enserio vendrá ese capullo?

- si, querido amigo. Tu mejor amigo, Jeon Jungkook, también está invitado al Venetian.

- mejor amigo, mis bolas.

Jimin se encontraba sentado en el amplio sofá de color gris claro, con su pierna derecha encima de la izquierda, cruzandola. Un entrecejo arrugado acompañaba su bello y tierno rostro.

- oh vamos Jimin, tampoco es nada del otro mundo. Además, ni lo conoces, simplemente te has dejado llevar por lo que dicen de él.

- Seokjin no me jodas con esa mierda cuando él mismo le dijo a una periodista de la NBC lo siguiente: "soy abiertamente bisexual, follo con quien me da la gana y salgo con quien me da la gana. Lo mismo me veis con una mujer un día, con otra diferente al siguiente y al otro con dos tíos. La empresa ahora mismo es completamente gestionada por mi y todos los beneficios que produzca serán un 100% mío. El imperio era dirigido por mi padre y por mi hasta que le revelé mi orientación sexual. Él como buen rumano retrógrado de mente cerrada no quiere saber nada de su hijo por ello. Padre, con mucho gusto, que te den por culo. Créeme que se sienta malditamente bien".

Jimin recitó las palabras del joven multimillonario, no olvidándose de ninguna. Seokjin soltó una ligera risa, asintiendo con la cabeza.

- bien bien, si es cierto que debería de haberse guardado cosas para él mismo o tal vez, decirlas de otra manera. Pero mira, imagínate que cuando vayamos al Venetian te habla, se pueden llevar bien.

- mi madre me ve hablando con Jeon y me deshereda. Además, ni puta gana de hablar con semejante maleducado y jugador. Lo tiene todo. Imbécil, maleducado, rico asqueroso y jugador en todos los sentidos.

- Jimin cariño, tú también eres rico.

- pero no soy asqueroso. Ese pelagarto si.

Jimin bufó mientras su mirada se dirigía hacia la invitación que había sobre la mesa.

Él se despertó tranquilamente, como cualquier otra mañana de un sábado, fue cuando su móvil sonó indicándole que le estaban llamando. Soñoliento cogió el móvil, descolgando la llamada. Era su mejor amigo Seokjin, diciéndole que le había llegado una carta de invitación del conocido y lujoso; Casino The Venetian Macao. Jimin al revisar minutos después su buzón vio dicha carta, invitando a su madre y a él para ir a susodicho lugar. Estaba contento por ir, claro que lo estaba. El Venetian movía mucho dinero, muchísimo, a través de cientos de juegos y apuestas. Y que no se olvidara de citar el buen y la gran variedad de alcohol que tenían. Sus grandes y glamorosos salones con dichos juegos y acompañados de música. Y joder. El buen sexo. Jimin amaba ir porque en aquel casino se reunían muchas personas con gran poder económico y la mayor parte eran extranjeros. Él amaba a los extranjeros. A todos menos a uno, el rumano con rasgos coreanos Jeon Jungkook.

Park Jimin era un joven de 19 años, surcoreano de nacimiento, aunque chino después de haber vivido toda su vida en China. El chico era de una altura para nada baja pero tampoco para destacar, rozando el 1,75. Su cabello color rosado, naturalmente de color negro, hacía un lindo contraste con su nívea, sedosa e impoluta piel, sus rosados y pomposos labios, sin llegar a ser gruesos, su nariz pequeña y tierna y sus ojitos pequeños color miel, que se cerraban de una manera preciosa al reír. Sublime. Park Jimin era sublime.

Tampoco se podía escapar un detalle. La familia Park llevaban años y generaciones coronando las cadenas de hoteles a nivel nacional e internacional. Su fortuna era imposible de ser contada a ciencia cierta. Eran millones y millones los que la madre de Jimin, Park Sunhee, poseía. Esa persona era la única a la que Jimin admiraba. Su madre dirigía todo el imperio de la cadena hostelera por su cuenta, sin contar que ella fue la única visión parental que tuvo, ella y sus abuelos fueron quienes lo criaron. Jimin se lo agradecía y más le quedaba por agradecer. De hecho, Jimin estaba estudiando empresariales y hostelería, para en un futuro tomar él el deber de la empresa y seguir con la tradición. Nada obligado, por cierto.