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Brisa obviamente seguía enojada con ella, la evitaba a toda costa y las pocas veces que se veían, sólo se burlaba de Angie.

Habían pasado unos días desde que hablaron, pero la ojicafe no podía estar más feliz.
Cada vez que cruzaban miradas, Angie la miraba burlona y formaba con sus labios la palabra "celosa" haciendo sonrojar cómo loca a Brisa, quien comenzaba a gritarle.
La vida era hermosa para la ojicafe, eso hasta que llegó a su casillero. Esperaba encontrarse con Brisa, considerando que eran vecinas, pero allí estaba nada más y nada menos que, Julián.

—Hola, rarita—dijo burlonamente, pero en sus ojos había odio. Angie no se acercó, intimidada ¿Qué había hecho ella ahora?

—Quítate de mí casillero—dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

—No lo creo, primero quiero hablar contigo—dijo agitando un dedo amenazador, delante de ella.

—No quiero, ahora apártate—dijo firme, frunciendo el ceño, el chico soltó una carcajada hipócrita.

—Pues vas a tener que querer—otra vez ese brillo asesino en sus ojos, la asustaba un poco.

Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre, comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Angie se quejaba.

—¡Déjame!—le exigía, pero el chico no la escuchaba.

Llegaron hasta los baños para varones y la obligó a entrar.
Ya dentro, la apretó contra la pared quedando frente a ella.
Angie se mordió la lengua por el dolor.

—Me estas lastimando...—comenzó a decir, pero Julián la jaló del cabello

—Escúchame bien, Velasco, porque no pienso volver a repetirlo— comenzó, acercando su rostro a la oreja de la chica—Te quiero lejos de Brisa, es mi novia, yo soy quien la toca cuando quiero, el que la besa haciéndola delirar—le rectificó riendo y Angie sintió su rostro arderle.

Levantó la rodilla, queriendo darle un golpe, pero el chico se anticipó a su movimiento y lo bloqueó antes de propinarle un puñetazo en el estómago. Angie perdió el aire.

—Buen intento, no caigo dos veces—dijo arrastrándola hasta que cayó al piso, sostenía su cabeza por el cabello mientras Angie se sujetaba con la mano—Ella te odia, te detesta y en verdad, le asquea que la andes acosando, por eso te quiero lejos de ella.

—Yo... ahhh—gimió sin poder aguantar el dolor, el cuero cabelludo le dolía y las rodillas se le estaban afincando dolorosamente en las baldosas del piso.

—¿Seguirás acercándote a mi novia?— observó la desesperación en los ojos cafés.

—no.. no... no...-murmuraba una y otra vez con pánico, Julián sonrió.

—Me alegra—dijo soltándola y dejándola en el piso—Más te vale—le dijo antes de salir con paso seguro, del baño.

Angie se volvió un ovillo e intentó no llorar, su cuero cabelludo estaba ardiendo, Ella no sabia que iba a hacer, si Julián  tenía razón, puede que Brisa tampoco la quisiera cerca y alejarse seria hacerle un favor.

Pero Angie la amaba, y la amaba mucho, la sola idea de alejarse de ella la volvía loca.
Pero no importa cuán enamorada estuviera, ahora había algo nuevo. Tenía miedo.
Cerró los ojos, jurando aún poder escuchar las risas de Julián dentro del baño.
Al salir, fue a su casillero, en el camino se encontró a Brisa junto con Julián.

La castaña la miró, preparada para insultarla y pelear con la ojicafe, en sus ojos había un brillo divertido. Angie observó a Julian , quien la miraba dándole un guiño y la ojicafe tembló por el pánico.
Abrió rápidamente su casillero y al encontrar sus cosas se fue a toda pastilla, mirando hacia el suelo, sin prestarle la acostumbrada atención a la castaña. Brisa la miró confundida ¿Qué había hecho?

Se encontró con sus amigas en el pasillo y terminó en la casa de Mica, contándole sus penas, estaba con la cabeza recostada en las piernas de su amiga, llorando.
Las dos estaban en la cama, mirando una película,

mientras Mica observaba a su amiga con dolor, Julián era un ser desalmado.

—No llores cariño, shh—le decía acariciándole el cabello y Angie sollozaba.

—Ahora... no podré acercarme... igual ella... ella... me detesta—decía entre hipidos y Mica opinaba todo lo contrario.

Últimamente había observado a la castaña y todo lo que Brisa demostraba, era lo contrario a lo que Angie pensaba.
Esperaba que sus ideas fueran correctas, ya que no quería ver a su amiga llorar aún más.
Decidió distraerla y las dos se abrazaron, mientras veían por segunda vez en esa noche el Titanic. Las dos lloraron durante un buen rato


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(5/10)

¿i hate you? Where stories live. Discover now