CAPÍTULO XLVI

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dígame qué no es verdad—Dijo al entrar al consultorio—no puedo tener cancerempezó a llorar

—lo siento, crei que tus abuelos ya te habían dicho—se disculpo el medico

—ellos... ellos sabían?—pregunto con dolor

—si, se los dije desde la primera vez que te trajeron—suspiro y Bianca parecía no recordar—cuando te desmayaste en el baile—

—desde entonces lo saben—Dijo en casi un susurro—que tan grave estoy?—pregunto

—Creo que es mejor que estén ellos también para decirte—Bianca nego con la cabeza

—no, yo quiero que me diga ahora mismo que tan mal estoy!—exclamo

—Bianca...—

—por favor doctor... No puedo seguir así sin saber nada—decía en medio de lágrimas, el medico suspiro y empezo a hablar

—el cancer empezó en tu cabeza con un tumor, es demasiado complicado y arriesgado quitarlo—hizo una breve pausa—además...—

ademas que!?—completo la chica

—se ha extendido hasta tus huesos, lo siento mucho Bianca—la noticia le cayo como balde de agua fría a la chica, primero la chica que amaba mi la quería y ahora se estaba muriendo

—cuanto... cuanto tiempo me queda—susurro

—con estos nuevos resultados, no más de seis meses—Bianca quedo en shock, el medico Siguió hablando—pero podemos hacerte quimioterapias, extender tu tiempo de vida por unos meses más, incluso años—trato de animarla pero ella enseguida nego con la cabeza

—no quiero vivir así, le agradezco sus opciones pero no gracias—se levanto de su asiento

—Bianca por favor hablalo con tus abuelos—Sugirió el medico

—me tengo que ir, le agradezco su tiempo—sonrió debilmente ignorando lo que el medico le dijo—y por favor no le diga a mis abuelos que lo sé—Fue lo último que dijo y se fue


La chica salio desconsolada, pues prácticamente le acababan de decir que moriría dentro de poco tiempo y que sus abuelos le habían escondido la verdad, entonces de repente una idea golpeo su mente, Perrie lo sabía, por eso se casaría con ella, la rubia le tenía lastima y por eso se iba a casar, no podía creer que las personas que mas amaba en la vida le habían mentido, iba conduciendo algo alterada, necesitaba relajarse para pensar que hacer con toda esa situación, así que condujo hasta cerca de la cascada, aquella donde Perrie las había llevado de día campo una vez.

Antes de llegar paso a un supermercado y compro algo de alcohol, después dejo el auto cerca de ahí y se adentro por el bosque para llegar a ese lugar que probablemente le daría la calma que necesitaba, tal vez el alcohol no era una buena medicina pero sin duda le iba a ayudar a desahogarse, llego justo al mismo lugar donde había estado con Perrie, se sento y empezo a beber

Como no me di cuenta de esto antes—decía en medio de lágrimas—lo menos que quería era que sintieran lastima por mi—nego con la cabeza y dio otro sorbo—porque abuelos? Porque Perrie?—

Siguió bebiendo sin parar, hasta que le llego un mensaje de sus abuelos, avisando que llegaban hasta el día siguiente por la tarde, ya que habían ido a Londres por su ropa para la boda

The way of our love/Jerrie Thirlwards Where stories live. Discover now