La Armonica:

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Las 5 de la mañana del lunes 5 de febrero del decimo quinto año de la fundacion de la Ciudad Capital Cárdigan; el gallo canto fuertemente, produciendo que el joven de ya 16 años se levantara de un salto, el anciano con el que llevaba trabajando cerca de 3 años, el señor Miranda, era un hombre mayor, reservado el pueblo le consideraba un hombre digno de respeto y de la más alta consideracion. 

El señor miranda no  solo proporciono al niño, ahora joven, un hogar, comida y trabajo, si no, que le enseño a leer y escribir, cosas que Ferguson jamás se molestó en enseñarle, como decía el mercader "un hombre debe saber matemáticas, los negocios las requieren, las letras están demás en este mundo"; sin embargo, su buen jefe no tenía la misma consideración hacia las letras, por esto, le enseño y el muchacho, no tardo en volverse un verdadero amante de la lectura.

El anciano, podría describirse, como un viejecillo de unos 80 años, lo que en ese tiempo se podía considerar todo un récord, dueño de un negocio de carretas y encomiendas, y amigo desde la más tierna infancia de Ferguson. Cuando el gobierno fue formado, por allá hace 15 años atrás, se volvió congresista e intento luchar infructuosamente contra las injusticias que estos generaban, luego de un tiempo, decidió retirarse y solo dedicarse a sus negocios ayudando a su pueblo directamente en lo que pudiera, trayendo progreso y adelantos a Magnolia City.

El hombre en su juventud había sido alto y macizo como un roble, pero, esta imagen solemne quedo atrás, dando paso, con los años, a un cuerpo delgado y débil, encorvado y unas manos y rostro arrugado; sus ojos, mantenían la viveza, unos ojos verdosos de un hombre juicioso e inteligente, que se formó a sí mismo, con el talento que solo los hombres que han nacido en el lodo y subido lentamente, pueden poseer.

Quizás, por esto, más que por su amistad a Ferguson, decidió apadrinar al muchacho, dándole un nombre, ya que según le explico el comerciante "darle un nombre implicaría pensar demasiado", el cual fue simplemente Marcel; si bien el anciano sospechaba que el origen del niño podría traerle más de un quebradero de cabeza, no se intimido por esto y movido por una fuerza que, a su edad no era normal, le dio todo lo que estaba a su alcance para que se convirtiera en un hombre de bien.

Las cinco de la mañana, el chico se levantó y empezó con los trabajos domésticos que correspondían a sus funciones bajo el mando del anciano, primero, preparando el gallinero y el establo, luego cerca de las seis de la mañana preparando el desayuno, el señor Miranda, no era un hombre que gustara de dormir hasta tarde pues el sentía que "su cerebro funcionaba mejor cuando el alba estaba repuntando"; el anciano bebió su tradicional café con leche, y una rebanada de pan; mientras el chico se sentó a su lado bebiendo un jarro de leche y pasándole el periódico con no mucho esfuerzo, luego de esto, Miranda se lo retorno, para que pudiere leerlo también.

En la portada del periódico dos fotografías, una de la fundación de un edificio construido por un "magnate" de la prensa y de otras áreas vinculadas, y la otra que reportaba el último ataque del grupo terrorista "Hidra" y que su líder, desconocido, estaba siendo perseguido por todos los poblados del desierto, ofreciendo una recompensa ni más ni menos, que de 180 monedas de oro.

El anciano, le explico al joven que ese grupo "Hidra" si bien tenía sus razones, la forma de proceder no era la correcta, y que ese empresario, era una persona considerada muy peligrosa, además, se decía tener influencias en el bajo mundo; sobre todo en lo relacionado al tráfico de bebidas alcohólicas y de influencias. Luego de eso, le solicito a Marcel se arreglara, necesitaba que esta vez lo acompañara al pueblo, pues debía visitar la casa de la banca y al dueño de la taberna y el casino, además de a su abogado, para afinar los detalles sobre "un asunto importante".

Marcel, se puso uno de los dos trajes que tenía para ir a la ciudad como mozo del señor Miranda, uno era un terno de color claro, que hacía resaltar su tez pálida y su cabello negruzco, el cual, solo ocupaba cuando el chico debía acudir con el anciano a una festividad o algún funeral; el segundo traje, era negro, lo que le hacía ver más largo, con su metro setenta y nueve centímetros, este era el que ocupaba cuando oficiaba de secretario del señor Miranda y cuando acudía con él a realizar algunos negocios, este último fue el que termino de arreglar frente al espejo que estaba junto a la puerta de salida de la casona.

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⏰ Last updated: Mar 23, 2020 ⏰

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El Paramo Desconocido.Where stories live. Discover now