27. Aprecio

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Mirando los ojos miel de Hermione sintió una leve punzada en el pecho que le hizo sacar una tímida lágrima que descendío a llamar a sus compañeros. Convirtiendo así el rostro del chico en un mar de lágrimas y hipidos.

Era cierto que Draco Malfoy realmente era un llorón, se asustaba con facilidad, pero verlo así había hecho que Hermione se preocupara más.

— podría haberme dicho miles de cosas, que lo siente por haber metido a mi madre y a mi en sus problemas o que cuando saliera intentaría ser un mejor padre, pero en vez de eso no h dicho otra cosa que no sea hacerme "rectificar" —marcó entre comillas.— Podrían condenarlo al beso del dementor y me daría igual.

El beso del dementor es algo serio.

Cuando se realiza el Beso del Dementor, el Dementor se hecha hacia atrás la capucha, haciendo ver su horrorosa cara huesuda, coloca sus mandíbulas alrededor de la boca de la víctima, de allí viene la idea del beso y consume su alma lentamente hasta que no queda nada de ella. El Beso del Dementor se considera generalmente como un castigo peor que la muerte. Las víctimas se quedan en lo que los Muggles llamarían estado vegetativo.

Hermione miró con aún más pena al rubio, desear eso a alguien era de las peores ideas que había tenido nunca y eso que el chico a veces resultaba un verdadero idiota.

— Draco estoy segura de que en algún momento se dará cuenta de su error.

— Eres demasiado positiva Hermione. —Crookshanks, el gato de pelaje jengibre de Hermione maulló como si le diera la razón al rubio, por primera vez en lo que llevaba viendo a ese gato le había caído mínimamente bien. Quizás era de las.pocas cosas que podría tener en común con el pensamiento de Ron Weasley y era que ese gasto era en realidad un demonio.

Se pasaba el día observando a Draco  con sus ojos grandes y su cara plana, alguna veces incluso lo había pillado siguiéndolo por los pasillos de la escuela. Por no hablar de que al tener la.pierma escayola el gato pensaba que era un perfecto rascador h se ponía a dar zarpazos mientras dormía.

Claro que, Hermione nunca veía estás cosas y tenía a ese minino en un pedestal. Había oído de las caras que hacía Hermione si alguien osaba maldecir a su gato y el, como su novio no iba a decir nada si quería conservar su cuello.

Draco de relajó unos instantes sientiendo la caricias de Hermione en su cabellera amarilla mientras le tarareaba una canción. Según Hermione las madres y los padres no magos se la cantaban a sus bebés para calmarlos, saber ese dato no le importó y todo el estrés que sentía se había desvanecido.

Sin darse cuenta se habían quedado dormidos.

Al despertarse Draco decidió que ese día tendría que hacer algo más productivo que ahogarse en su propia miseria. Pero eso no quería decir que no lo haría claro está. Abrió con pereza los ojos y frotó estos sientiendo todavía sus párpados y mejillas húmedas. Tenía medio mechón de Hermione en la boca y se lo quito con rapidez. Se enterneció de ver a su novia, y la encontró sumergida en una nube de  pelo castaño.

Se levantó con cuidado y miró en el calendario Muggle de Hermione que era un sábado, eso significaba dos cosas, sin clases y que tenía entrenamiento de Quidditch a las doce. Miró el reloj con pereza, las 10 y media, le daba tiempo a tomarse una duchar, despertó a Hermione, no le costó mucho.

— ¡Es tarde! Tenemos que bajar a desayunar.

— Yo me salto el desayuno, voy a darme una ducha.

— Pero cerraran el gran comedor... —Draco se estiró y negó, no había quien le hiciera entrar en razón.— Te traeré comida. —Hermione se vistió con rapidez y trató de hacer algo con su pelo, probó un hechizo nuevo de un rizador por 24 horas, nunca había conseguido por más tiempo, sus rizos cobraban vida y estropean su hechizo.

Lazos Cruzados《Dramione》Where stories live. Discover now