El Imperio Dracónico de la Galaxia Irregular el cual ha crecido durante más de 50, 000 años mediante la sangre y muerte de otras razas lleva en guerra ya varios años contra un Imperio vecino conocido como los Graor. Es en medio de este terrible con...
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Ubicación: Sistema Shoummreth.
Capitulo dedicado a:
El sistema Shoummreth se había convertido en un vasto cementerio espacial, un testimonio de la brutalidad implacable del Imperio Dracónico y la feroz resistencia de los graor. Este rincón del universo, una vez un punto de tránsito menor, ahora era la línea del frente donde los ecos de explosiones y los restos de naves destrozadas flotaban de una manera caótica y mortal. La flota del Imperio Dracónico se había visto forzada a retroceder varias veces por los contraataques de los graor, quienes defendían cada asteroide, cada luna, con una determinación suicida.
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Las escuadras dracónicas, sin embargo, no retrocedieron por miedo, sino por estrategia. Tras el retroceso inicial, las naves del Imperio se replegaron para preparar los ataques relámpago que caracterizaban a su Armada. Grupos de Drekatriones fueron desplegados por todo Shoummreth. Estos androides, de más de dos metros de altura, eran pesadillas ambulantes. Sus armaduras de combate, imposibles de perforar con facilidad, eran armas en sí mismas, y los pulsos de plasma que disparaban destrozaban todo a su paso. Además, los micro misiles que portaban convertían cada incursión en una carnicería.
Los graor no sabían cuándo ni dónde atacarían los Drekatriones. Su tecnología de infiltración, basada en principios robados a los aelfos y graor, les permitía moverse como sombras entre las estaciones espaciales, siempre al acecho. Los soldados graor vivían en constante paranoia. Sabían que en cualquier momento, tras cualquier esquina, podían encontrarse con uno de esos monstruos de metal, que no conocían el miedo, ni la fatiga, ni el hambre. Las leyendas comenzaron a correr entre las filas alienígenas: relatos de Drekatriones que se sacrificaban explotando en medio de los corredores, liberando una lluvia mortal de esquirlas metálicas que atravesaban armaduras y carne como si fueran mantequilla. Aquellos que no morían al instante quedaban lisiados, condenados a una muerte lenta o, peor, a ser un estorbo para sus compañeros.
Después de días de enfrentamientos, los graor descubrieron que los Drekatriones no eran los únicos asesinos enviados por el Imperio Dracónico. Androides más pequeños, expertos en infiltración y sabotaje, comenzaron a aparecer en los rincones más oscuros de sus estaciones. Estos nuevos enemigos no buscaban el combate directo. Eran rápidos, letales en el cuerpo a cuerpo, y sabían con exactitud dónde golpear. Sus filamentos afilados cortaban armaduras y carne con una precisión quirúrgica. Los soldados graor que se atrevían a enfrentarlos terminaban mutilados, con los cuerpos dispuestos como macabros trofeos en los pasillos. Peor aún, estos androides saboteaban sistemas vitales antes de desaparecer, de esta manera dejaban las instalaciones al borde del colapso.
