Capítulo 1

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Lorenzo Lombardi

Dejo el maletín sobre el inmenso sofá de la sala y voy hasta la habitación de mi madre.

Ésta casa siempre huele a limpio, me gusta lo grande y hermosa que es, fue buena elección de mi parte, como regalo de su cumpleaños, hace 16 años, cuando tenía 16. La herencia de mi abuelo fue dejada para mí, gracias a eso tengo todo un imperio.

Dueño de una perfumería, la mejor. Tengo e empresas,  en Estados Unidos y España. Pronto tendré empresas en todo mundo, por el momento solo distribuyo en los demás.

Subo las escaleras y entro siendo recibido por un viendo agradable que entra por la ventana.

—Hola madre —me acerco a ella para besar su frente.

—Hola Lorenzo, tú por aquí tan temprano —dice mirando su reloj.

—Si, tengo una cena importante en una hora.

—Lo imaginé  —dice dejando el celular a un lado —Bianca me tiene la galería llena de tantas fotos de vestidos de novia que me envía —dice frotando sus sienes.

—Haz como yo, bloquéala —le resto importancia al tiempo que cruzo mis piernas.

—Por Dios hijo, que cruel eres. Dime,  a que se debe tu visita.

—Ya casi la empresa de Hanna Cruz, es mía —digo sentándome en el bench.

—¿Cuántos le ofreciste? —pregunta mi madre mirándome con acusación.

—60 millones de dólares.

—Quedamos que eran 75 Lorenzo Lombardi. —me reprocha.

—Le dije que le pagaría la liquidación a cada uno de sus empleados, sólo son 25 tienen poco tiempo, además de ahí pagaré el abogado y papeleo, según mis cálculos sumando todo, sería 80 y tanto millones de dólares. Todo fue bien calculado madre —digo sonriendo con malicia —Le dije que haríamos la contabilidad, pero con lo otro que le ofrecí,  dudo que quiera hacerla.

—No sé que haré contigo, eres tremendo —dice riendo.

—Si si, también te amo —digo levantándome —debo irme, si Bianca pregunta por mi, le dices que me fui a Colombia en yola.

—¡Por Dios Lorenzo! —dice mi madre poniendo su mano en la frente.

—Es que me tiene hastiado —digo besando su frente para marcharme.

Salgo, saludo al señor que viene a limpiar los ventanales y sigo mi camino.

Llego a mi dulce hogar y preparo algo de comer mientras escucho las canciones de Andrea Bocelli. Amo la cocina, aunque tengo poco tiempo, el cuál lo distribuyo entre el gimnasio, mi madre, mi novia y las amiguitas.

Después de comer y ducharme, me visto y voy hasta el estacionamiento en donde está mi chofer, me abre la puerta  y subo. Le doy la dirección y él conduce.

Llegamos a la casa de  Hanna y yo entro cuando la puerta se abre.

—Muy bonita y segura tu casa —digo observando todos los cuadros.

—Gracias, siéntete cómodo —dice tomando una botella de vino.

Me siento y dejo mi celular sobre la mesa delante de mi.

Ella extiende la copa y yo la tomo, se sienta a mi lado y observo sus piernas delicadas. Ella las cruza y habla haciendo que la mire.

—¿Qué tiempo tienes con Bianca?

—Más o menos un año —digo luego de dar un sorbo. No vine hablar de mi prometida, tampoco quiero que se meta en mis asuntos. Es solo follar y largarme.

—Interesante —dice dejando la copa en la mesa y yo hago lo mismo.

—Pero no estoy aquí para hablar de ella —informo mirándola de pies a cabeza.

Se levanta y se saca el vestido dejando su ropa interior blanca bastante sexy; a mi vista.

—Mmmm linda pieza —digo acercándome como un tigre a su presa.

—Me la puedes quitar —enuncia picarona acariciando mi hombro.

La levanto por la cintura y la coloco en la mía, la pego a pared, la acerco y hundo mi cara en su cuello. Huele delicioso.

Lamo todo su cuello y el lóbulo de su oreja, sintiendo mi miembro reaccionar a dicho acto. Ella con sus manos nerviosas empieza a desabrochar mi camisa, la bajo y la hago arrodillarse ante mi. Ella me mira y luego quita el cinturón y el botón de mi pantalón.

Me saca los zapatos, el pantalón y el bóxer.

—Ya sabes lo que debes hacer —ordeno mirando mi miembro levantado ante ella.

En un vaivén de lamidas y chupadas me hace un rico oral.

Después de más de 10 minutos arrodillada frente a mi, me corro en su boca. La sostengo por el pelo para que no se me escape.

—Estás muy delgada, necesitas vitamina. Tómatelo todo —exijo entrando más mi pene en su garganta.

Se levanta y la hago lamerse los labios, se acerca para besarme, pero la detengo y la giro con un movimiento rápido. La pongo recostada sobre el espaldar del sofá. Le doy una  nalgada. Voy hasta mi pantalón y saco un condón.  Me lo pongo y de golpe entro en ella haciendo que chille y se aferre al sofá con todas sus fuerzas.

—No haz sido muy buena mamando, tendré que castigarte —digo moviéndome rápido  sosteniendola de los hombros.

Doy estocadas fuerte y ella gime pidiendo más.  Me muevo sin salir de ella, como si de una ametralladora se tratara mi cintura. Ella grita y pide que pare, pero no lo hago.  La agarro por el pelo y la levanto un poco.

—¿Te gusta? —pregunta ella.

—Si, si, me encanta —digo ancioso por acabar.

Ella jadea y grita mi nombre mientras le doy estocadas. Aprieto sus senos y pellizco sus pezones duros. Ella vuelve a gritar y se corre. Yo continúo mis movimientos a pesar de que ella me pide que pare.

Después de dejar su culo adolorido y rojo por las nalgadas me corro y lamo su cuello.

Me visto y me despido de ella.

—Mañana mi abogado pasará a traerte unos papeles para que firmes y a las 10 te deposito todo el dinero —digo besando su mejilla. No haré ninguna contabilidad, necesito la empresa cuanto antes. Quizás ya en 15 días la tenga en mis manos. Hay que liquidar el personal y ya luego empezaré hacer unos arreglos al establecimiento y listo.

—¿Ya te vas? —pregunta recostada de la puerta.

—No, dormiré en el jardín  —digo con sarcasmo yendo hasta la salida para entrar en el auto.

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¿Qué tal los trata la cuarentena?

A mi pues ya ven, escribiendo cosas pura... puramente calientes🔥🧨

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Ig: elaine_escritora

Besos 😘🇩🇴

 

El italiano despiadado (Completa)✔️Where stories live. Discover now