2 de febrero

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Me encontraba en Idaho, papá siempre había querido visitarlo, las bestias al parecer no se exponían al sol, pero de noche era el gran reto. Al parecer esas cosas no eran tontas tenían mala vista pero un olfato del demonio, cazaban animales y lo extraño era que solo consumían sus vísceras, estaba en el mundo de los Jacks destripadores... en mi camino me había conseguido a Spencer un pastor alemán bastante hábil, juntos todo era mejor... Aunque al principio trajo problemas  pues en las noches lloraba aterrado por los ruidos que emitían las bestias nocturnas... así los llamaba yo

Había conseguido una motocicleta con las llaves y gasolina suficiente para llegar hasta donde me encontraba sin embargo todo lo automático se había desactivado pues casi todo funcionaba con wifi y las conexiones se habían caído totalmente, tuve que ponerle un carrito de súper mercado con algunas cadenas y candados en la parte trasera para poder llevar a Spenser, raro pero, funcionaba.

- muy bien Spen- susurro al perro- haz lo tuyo- ordeno a lo que el animal sale corriendo delante de mí olfatea un poco y ladra una vez.

Esta era nuestra técnica, él iba al frente y olfateaba si no había nada ladraba una vez, pero si habían problemas corría hacia mí ladrando tres veces... Spencer estaba muy bien entrenado creo que era un perro policía o algo así

Dada la señal camino con mi rifle en mano alerta ante cualquier movimiento.

-buen chico- digo cuando llego a su lado y este menea la cola.

Así eran los días, conducía largos tramos y de noche antes de que el sol se ocultara rociaba un árbol con cloro y subía lo más alto que podía, cargar a Spencer era un gran trabajo pero no había otra salida, los edificios,casas y demás era donde las bestias se ocultaban del sol

-No falta mucho compañero- digo revisando el mapa y comiendo un trozo de pan.

Ya estábamos en la cima de un gran roble, el sol aún no caía del todo pero ya se empezaban a oír gritos aterradores, Spencer baja las orejas y chilla un poco.

- oye- le hablo a lo que él responde moviendo la cola y mirándome- come tu carne y vegetales- ordeno sobando su cabeza y este obedece- también me dan miedo amigo- exclamo casi en un susurro- pero debemos guardar silencio- sigo sobando su cabeza- no sé que haría sin ti- dicho esto miro hacia los demás árboles

El invierno ya estaba terminando y las hojas estaban apareciendo de a poco... lo que era bueno porque así sería más fácil ocultarnos.

Esta noche en particular había sido muy movida, las bestias nocturnas parecían estar buscando algo, aullaban sin parar, por suerte Spencer no hizo ni un solo ruido pues  le colocaba cada noche mis auriculares con cancelación de ruido para evitar que él oyera los gruñidos o cosas que le asustaran. Por la mañana antes de bajarnos pude ver dos cuerpos de bestias nocturnas tirados en el piso, humeaban como si se estuvieran asando me acerqué un poco que uno de ellos  para verlo de cerca era el sol, parecía que su piel era ultrasencible a los rayos, lucia bastante delgado y el olor que emitía era asqueroso.

-hey, no!- regaño en un susurro al perro que trata de olfatear al animal tirado en el suelo- vamos- ordeno y nos alejamos para salir hasta la calle

Aquí habían otros más tirados, humeando y algunos retorciéndose.

- uh, uno vivo- me detengo cuando veo a uno arrastrándose por el pavimento. Mi acompañante empieza a gruñir y yo le hago una seña para que no se mueva.

- querido- hablo con voz de teatro a la bestia que se arrastraba balbuceando hacia mí- te presentaré a Bartolomé- comento desenganchando el bate de mi espalda y dándole un duro pero certero golpe en el cráneo- el favorito de papá ¿te gusta?- digo mirando de cerca asegurándome que estuviese muerto- ay, creo que se desmayó del susto- finjo tristeza mientras hago puchero.

la cura Where stories live. Discover now