Capítulo 33

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Me desperté con el sonido de la alarma mientras estaba tirada en el suelo, sin poder moverme

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Me desperté con el sonido de la alarma mientras estaba tirada en el suelo, sin poder moverme. Ponerme de pie fue difícil, sin embargo, debía hacerlo. Apagué el despertador y me dirigí al baño, al verme al espejo noté con terror como se notaba que había llorado hasta dormir. Traté de sonreír, pero las pocas energías mataban. Me di una ducha fría para reaccionar dejando que el agua recorriera cada parte de mi cuerpo adolorido que me regañaba por haberle hecho dormir en el piso.

Al salir, mi cara de zombie seguía allí, tomé un buen café que terminó de cambiar mi cara y me puse maquillaje para ocultar lo que quería. Nuevamente sonreí el espejo y esa vez salió, acabé de prepararme poniéndome los lentes y saludando a Thomas para salir de la casa.

En cuanto puse un pie afuera, un olor familiar me llevó a algunos recuerdos, era el mismo perfume que utilizaba luego de bañar a Sirius. No sabía de dónde provenía, pero algo decía que lo siguiera, tal vez él...no, él no podría estar allí. Avancé y bajé en el elevador y, sin importarme si Marvin iba a querer llevarme o no, me dirigí a la universidad en bici.

En el camino recordé los momentos pasados con mi anterior compañero, él era tan juguetón, siempre cuando llegaba se me tiraba encima como si no me hubiera visto en años y comenzaba a lamerme hasta dejarme empapada y me lo tenía que sacar de encima. Era tan solo un cachorro que siempre necesitaba atención, a la hora de la comida se sentaba a mi lado en el sofá esperando a que yo le diera algo y, sino lo hacía, con su cabeza impedía que siguiera comiendo. Fui con él al lago un par de veces, cuando lo sacaba a pasear, la gran mayoría de veces con Leila, su alegría era única.

Y se fue por tu culpa.

Me entristecí al recordar su partida, un día normal de verano estaba tan mal que pensaba que mi compañero no se merecía seguir conmigo de esa forma. Lo solté diciendo que sea libre, mi visión se había nublado con las lágrimas que comenzaban a salir. Recordé como corría feliz tal vez pensando que solo lo iba a dejar para que pase, pero cuando volvió le dije que debía quedarse; sus ojos emanaban tristeza, los míos también. Traté de explicarle a un perro que era lo mejor para él, pero solo se metía entre mis piernas así que volví a cargarlo en brazos. Luego del peor viaje de mi vida con Sirius encima aullando sin parar, llegué a ese lugar que pensaba que no iba a volver a visitar. Ni siquiera me esforcé en entrar, le dejé a alguien a mi perro diciéndole que se lo dé a ella y que jurara que lo cuidaría.

Luego de una dura despedida, me giré sin volver a mirar atrás, no quería presenciar esa escena de mi compañero entrando a ese lugar, a ese lugar de rehabilitación donde ella se encontraba. El viaje de vuelta fue aún más duro, no obstante, sabía que había hecho lo mejor. Después de eso decidí no hablar con Leila ya que era obvio que preguntaría por él y no tenía ánimos para hacerlo.

Había pasado un año de eso y aun lo recordaba tan vívidamente que me generaba escalofríos.

Volví a la realidad ya que había llegado al Anne Marie. Me bajé de mi vehículo y lo coloqué donde debía ir entrando sola al establecimiento hasta que me encontré con una emocionada Tiffany en el pasillo que se acercó para saludarme.

—Mads, que bueno que hayas decidido ir hoy —me dijo ella y yo le sonreí—. Si quieres ven antes, solo tú y yo.

La idea me agradaba, además de que parecía estar muy feliz y no quería arruinar eso, así que le dije que sí.

—Cuando salimos de acá vamos juntas.

—Oh ¿tan temprano?

—Claro tonta, día de chicas.

Ambas reímos.

—Bien, pero mi vestido está en mi apartamento.

—Te prestaré uno, seguro te quedará hasta mejor que a mí, bueno voy con mis amigas antes de que piensen que las estoy cambiando.

Me abrazó, aún seguía flaca y las marcas se sentían, se separó y se fue moviendo sus caderas.

—Madeline, no me has esperado hoy —me regañó una voz detrás mío.

Al girarme para saludarlo algo me sorprendió, Marvin estaba tomado de la mano con Bianca, parecía que iban en serio con esa relación. Lo saludé a ambos con un beso en la mejilla, estaba a punto de preguntar por Matthew cuando recordé su suspensión así que me callé antes de que comenzaran a burlarme.

—Ey Mads, Matt me contó sobre lo que pasó ayer, ¿cómo te encuentras?

—De maravilla.

¿Por qué no dejas de mentir?

— ¿De verdad?

Asentí con la cabeza y el timbre sonó para salvarme de la conversación.

Las primeras horas antes del recreo fueron para hablar de lo que estaba sucediendo, temas que realmente pensaba ignorar ese día y al parecer el destino no quería, nos dieron advertencias, dijeron que nos cuidemos, etc. Luego pasamos a la clase de esa materia. Marvin no dejaba de mirarme con preocupación como si esperara que en algún momento me quebrara, aunque yo sabía que eso nunca pasaría.

El tiempo ese día pasó volando y a excepción de las primeras horas, no pensé en lo que me había estado pesando esas semanas. La última hora fue la que más rápido se pasó, cuando salimos, Tiffany corrió a mi encuentro. El pelinegro y la morena nos miraron sorprendidos, me encogí de hombros y saludándolos me fui a buscar mi bici junto a mi nueva amiga para cargarla a su auto e irnos a su casa.

Al llegar, casi me atraganto con mi propia saliva, era enorme. Frenamos y me bajé del vehículo esperando que Tiffany abriera la reja que daba a un gran patio delantero lleno de plantas y una fuente en su lado izquierdo, además de un camino de cemento que daba a la entrada de la casa. Un suspiro de asombro se me escapó cuando estuve adentro, la sala de entrar era preciosa, estaba acostumbrada a las casas así, ya que prácticamente pasé casi toda mi vida en casa de Leila solo que esta era más moderna. Todas las paredes y el suelo eran blancos, la sala se conectaba con la cocina, ambas con artefactos de última generación. Al fondo de esta había una puerta que daba al patio, la rubia tomó mi mano y me llevó hacia él.

Era casi igual de grande que la sala de estar y la cocina juntas, en medio había una pileta que tenía un tobogán para tirarse, en el final había un quincho súper arreglado donde se encontraba sentada una señora tomando sol en una silleta, la madre de Tiffany, me di cuenta que estaba por conocer a una de las familias más ricas de la ciudad y me entró algo de miedo.

¿Qué será de ti, Madeline?

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Nota de Autora: Buenass, me reporto sigo aquí JAJA.

Vamos a dejar preguntillas por acá.

¿Como están? 

¿Que les va pareciendo la historia?

¿Tienen alguna teoría? 

Me encantaría leerlos ;)

Nos vemoss.

Insane✔ [Dementia #1]Where stories live. Discover now