La guerra

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Día 1—(miércoles 24)Era el primer día en terapia intensiva, ya no estaba la enfermera Bety conmigo había otros y otras enfermeras que me cuidaban, no sabía el nombre de la primera enfermera que me cuidó, quise preguntarle pero no pude hablar por el tuvo que tenía en la garganta.

—¡Buenos días Roberto! —dijo la enfermera mirándome a los ojos.
—¿Quien carajos es Roberto? Yo me llamo Ulises —conteste en mi mente enojado.

En mi nueva habitación había una cortina color beige enfrente de mi que colgaba del techo; a los lados míos había dos paredes de cristal que me separaba de los demás pacientes, de lado derecho había una mesa pequeña que no podía ver pero sabía que ahí estaba y por último los aparatos médicos que en todas las habitaciones había.

Día 2 —(jueves 25)Ese día solo explore mi alcance visual, trate de no entrar en pánico y borre cualquier pensamiento que en ese momento se me fuera a la mente, era duro por que en mi subconsciente sabía a lo que estaba enfrentando, estaba consciente de que esto no iba hacer fácil, tenía muy claro la obscuridad que abordaba mi vida.

Día 3 —(viernes 26)Los segundos se volvieron horas, las horas se volviero días, las semanas en meses, el tiempo ya no tenía sentido alguno, todo parecía formar parte del mismo día y semana. Era tan dolorosamente cruel estar postrado en una cama y no ver a mi hermana mayor graduarse de la universidad. El simple hecho de que yo estuviera en esta situación me ponía a un más triste, me estaba perdiendo de fechas muy importantes, me aterraba la idea de que yo me perdiera de mi propia graduación, tanto sacrificio tirado por la borda.

Joder tanto tiempo esperando un puto día para que después sepas que no vas a ir, por mamadas de la vida.

Día 4 —(sábado 27)Los días siguen pasando, y aun  sigo con ese nudo en la garganta de no haberme atrevido hacer tantas cosas por miedo, me asfixia no poder sentirme satisfecho con lo que he vivido.

Día 5 —(domingo 28) Mi única alternativa fue volverme valiente por que mi corazón me insistía que le salvara la vida, por qué tal vez este era mi destino y entendí que no es un día más sino un día menos. Cuando me di cuenta que para encontrar una salida, hay que tocar el suelo, mirar para arriba, tomar el coraje. Y decir a qui voy..!

Dia 6 —(lunes 29)Todos los días una enfermera abría la puerta a la misma hora; siempre entraba con un carrito de donde agarraba las cosas necesarias para hacerme una "ASPIRACIÓN ENDOTRAQUEAL" ( Una aspiración endotraqueal es la extracción de las secreciones acumuladas en tracto respiratorio superior, por medio de succión y a través del tubo endotraqueal)

La enfermera lo primero que hacía era lavarse las manos y tomar del carrito un frasco de vidrio que colocaba en la cabecera de mi cama; después tomaba una sonda de plástico que insertaba a una conexión en la pared que tenía escrito la palabra "vacío", por último me desconectaba del respirador e introducía la sonda a través del tuvo que tenía en mi cuello.

La sensación que me provocaba este procedimiento era muy incómodo, sentía que me succionaban todo el aire de mis pulmones provocando que no pudiera respirar; odiaba que todos los días hicieran esto conmigo.

Al terminar es verdad que ya podía respirar mejor, pero no soportaba el dolor que esto me provocaba.

Día 7—(martes 30)Me desplome, quedando inconsciente y con el frío gobernando mi cuerpo. Cuando recupere la conciencia, las lagrimas no dejaron de salir. A quién le importaba si mi corazón se detenía esa misma tarde. El mundo sigue girando, nadie se percataría de lo sucedido.

Día 8—(miércoles 31)Nose si es de noche o de día, pero no dejo de dar y dar vueltas en mi cabeza, no sé si es ese terrible ruido de la máquina o el exceso de medicamentos.

El arte de vivir en una silla de ruedasWhere stories live. Discover now