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— Tienes algo en mente? —murmura Yibo, sujetándome con su audaz mirada.

Me encojo de hombros, de repente sin aliento y agitada. No sé si se trata de la persecución, la adrenalina, mi estado de mal humor anterior… no lo entiendo, pero quiero esto, y lo quiero mucho.

Una expresión de desconcierto revolotea en el rostro de Yibo.

—¿Sexo pervertido? —pregunta, sus palabras son una suave caricia.

Asiento con la cabeza, sintiendo llamear mi cara. ¿Por qué estoy avergonzado por esto? He hecho todo tipo de sexo pervertido con este hombre. ¡Él es mi marido, maldita sea!

¿Estoy avergonzado porque quiero esto y me da vergüenza admitirlo? Mi subconsciente, mira hacia mí. Deja de pensar demasiado.

—¿Carta blanca? —susurra la pregunta, mirándome especulativamente como si estuviera tratando de leer mi desastrosa mente.

¿Carta blanca? Santa mierda, ¿Y qué implica eso?

—Sí —murmuro con nerviosismo, mientras florece muy dentro de mí la emoción.

Sonríe, una sonrisa lenta y muy sexy.

—Ven —dice, y tira de mí hacia las escaleras. Su intención es clara. ¡La sala de juegos!

En la parte superior de las escaleras, libera mi mano y abre la puerta de sala de juegos.

—Después de ti, Sr. Wang —dice y hace girar la puerta abierta.

La sala de juegos huele tranquilizadoramente familiar, a cuero, madera y esmalte fresco. Me sonrojo a sabiendas de que la Sr. Lee tiene que haber estado aquí limpiando mientras estábamos fuera en nuestra luna de miel.

Al entrar, Yibo enciende los interruptores de las luces y las paredes de color rojo oscuro se iluminan con una suave y difusa luz.

Me quedo mirándolo, con la anticipación corriendo gruesa y pesada a través de mis venas. ¿Qué va a hacerme? Él cierra la puerta y se gira.

Inclinando su cabeza hacia un lado, me estudia, pensativo, y luego sacude la cabeza, divertido.

—¿Qué quieres, Zhan? —pregunta con cuidado.

—A ti —mi respuesta es entrecortada.

Él sonríe.

—Me tienes. Me has tenido desde que caíste en mi oficina.

—Entonces sorpréndame, Sr. Wang.

Su boca se tuerce con humor y una reprimida promesa carnal.

—Como usted quiera, Sr. Wang. —Él se cruza de brazos y lleva su largo dedo índice hasta sus labios mientras me evalúa—. Creo que vamos a  empezar por deshacernos de la ropa.

Shades Freed || YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora