|C A P I T U L O : 3|

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La sala era algo diferente a lo que imaginaba, aunque tenía sentido, esto no era una comisaria común donde le sacaban información a un joven al que le encontraron marihuana, esto era un prisión de alta seguridad donde estaban apunto de interrogar a un dictador, obviamente iba a ser más limpia. Pero no solo se diferenciaba en eso con lo que vio en su sueño, si no que no había espejo, sino cámaras, y no había otra silla además de la suya, en lo único que había acertado era en el hecho de que lo iban a esposar a la mesa.

Tal vez no hace falta especificarlo pero él no se sentía bien con todo eso, era bastante vulnerable en ese momento, y se sentía fuera de lugar en una habitación tan limpia y brillante mientras usaba una camisa y unos pantalones blancos percudidos, era como aquella vez que fue con su sudadera roja a un baile de gala... Y pensar eso le recordó el hecho de que le habían quitado dicha prenda, y tal vez nunca la volvería a ver. Sí, encariñarse con una prenda es estúpido, y más cuando hay millones de prendas iguales que la pueden reemplazar, pero esta en particular era su sello, era eso que lo representaba frente al mundo... Era lo que lo conectaba en esos tres idiotas que formaban parte de los pocos recuerdos felices que le quedaban.

En ese momento dos de esos idiotas entraron por la puerta, traían un maletín que dejaron sobre la mesa, sí, ellos lo trajeron a esa habitación, pero lo dejaron por un rato, tal vez porque tenían papeleo y cosas que hablar, o tal vez para torturarlo dejandolo solo con sus pensamientos.

—Bueno... Se supone que debemos iniciar con esto...— dijo Edd, Tord no podía dejar de mirarlo, incluso aunque se lo notaba apagado seguía siendo una luz cegadora para él.

—Sí, yo empiezo— Tom lo tomó por el cuello de su camisa para atraerlo a él.

—Tom... No.— dijo Edd decepcionado.

—Oh, no, tú no— dijo con asco, viéndolo de pies a cabeza. Era curioso, algo así era lo que él esperaba, pero le asqueaba y parecía un abuso de poder viviendo de alguien que no sea "su" hombre, especialmente viniendo del testigo de Jehová.

—¡Ahora responde!— gritó para luego susurrar entre dientes —¿Qué le dijiste a Matt y por qué estaba decaído, cara asada?— las otras dos personas que estaban bastantes sorprendidas, aunque una más enojada que la otra.

—¡¿Eso es lo primero que preguntas?!— le gritó Edd mientras los separaba.

Él sabía que se habían encontrado a Matt al borde de las lagrimas en su camino hacía la celda del noruego, pero comprendía que era por la impresión que le daba al pobre chico ver como todo acabó, además, ese no era el momento de preguntar cosas tan banales.

—¡No le dije nada a tu noviecito! ¿Por qué te interesa tanto? ¿Acaso si está triste no habrá acción esta noche?— dijo sacando su lado homofóbico antes de notar una especie de humo morado salir de los ojos del contrario.

—¡Voy a matarte!— exclamó antes de lanzarse hacia el noruego, o tratar de lanzarse, porque Edd sólo lo tomó de los brazos y lo sacó de la habitación.

—¡Ve a respirar aire fresco o algo! Yo me encargo de esto.

—Edd... ¡Espera! No te quedes sólo con...— y un portazo lo calló.

Edd suspiró, se dio la vuelta sólo para encontrarse con el "Ex-Líder Rojo" mirándolo atentamente con una cara sonrojada que decidió ignorar.
El prisionero simplemente estaba impresionado por la fuerza de el de verde quien sacó al otro como si de una pluma se tratara. Él ya sabía de sobra que era fuerte, peleo con él muchas veces como para comprobarlo por su cuenta, sólo se arrepiente de no haber probado como funcionaba esa fuerza en otros ámbitos.

«Hey, Handsome!» ;EddTord;Where stories live. Discover now