capítulo 29

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Aisha

—Aisha ya hemos aterrizado,  despierta.  —la suave voz de mi amigo retumba en mis oídos despertandome de mi maravillosa siesta.  Realmente estoy agotada. 

Abro los ojos girando mi cabeza hacía él y bostezo enseguida.  Recuerdo haber vomitado en el baño.  Ahh que asco,  realmente estos malestares no van a acabarse tan pronto. 

—Gracias por avisar —digo girando los ojos y esperando que abran la puerta para que los demás salgamos.  Igual no pienso hacer fila y que todos me empujen,  no estoy desesperada. 

—¿Vamos?  —me insta levantándose y lo tomo del hombro haciendo que se siente enseguida. 

—No,  esperemos a que todos salgan y así no me rozan,  porque no quiero que alguien me empuje y el bebé sufra las consecuencias. 

Bastián le da un giro a los ojos y bufa recargando su cuerpo en el asiento y cruzando sus brazos.  Pareciese molesto. 

—Que dramática eres.  Pero bien,  si te sientes rara de que te toquen,  pues esperemos. 

Creo que está algo desesperado,  lo sé porque desde antes de abordar me tenía loca con su rapidez por llegar al destino.  Intuyo que su desesperación se debe a Damián.  Está loco por verlo y por tenerlo a su lado. 

—Bastián,  si hubiese tomado la opción de venir por un hechizo,  este viaje tan largo nos los hubiésemos ahorrado,  pero quisiste esto,  así que relaja la nalga —lancé girando mi cabeza hacia la ventana y mirando el clima tan frío que se presenciaba. 

—Dijiste que solo podías venir tú,  y no te iba a dejar sola —bufó molestoso como siempre. 

Tengo que aceptar que este embarazo me tiene un poco débil,  es como si me consumiera y aquella fuerzas que antes tenía se la chupara el pequeño gusano que crece en mi interior. 
Preferí no responderle y mantener silencio absoluto en búsqueda de paz.  Pero él no cooperaba. 

—Además no me pareció buena idea venir,  te dije que dejara todo esto así,  pero viene con tu terquedad a...

—Ya por favor,  no sigas —supliqué con un tono más bajo y éste me miró serio,  mientras los demás pasaban lento entre la fila de personas. 

—Bien Aisha,  no te hablaré más. 

Agradecí un poco de silencio porque mi cabeza iba a explotar y no tenía mucha paciencia que digamos.  Pero cada segundos y minutos me fue molestando más que no me hablara. 

—¿Entonces ya no piensas hablarme?

No dijo nada y empezó a tararear una canción que no reconocí. 

—Bastián —susurré tomando su mano pero la quitó al instante—. Vamos,  no seas así.  Es que me duele la cabeza y estoy agotada,  entiendeme por favor. 

Me miró sin mostrar un ápice de reacción,  se mantuvo neutral y luego soltó un soplo de aire. 

—Bien,  te hablaré porque me molesta estar callado.  Todo es un maldito eco aquí. 

En realidad no había eco y no había silencio,  todos estaban hablando y susurrando por su cuenta.  Eso era lo que me tenía cansada.  Así que cuando salieron las mayorías,  me levanté y Bastián tomó el equipaje de manos.  Tuvimos que traerlo para que pensaran que veníamos de vacaciones por una semana. 

Y no,  no puedo durar una semana aquí.  Tengo que buscar la forma de regresar sin subir en un avión,  es horrible durar tantas horas con el culo pegado al asiento.  Cualquier mujer y embarazada me entendería a la perfección.  Y más cuando un embarazo te pide a grito que vayas al baño quinientas mil veces a hacer pis,  pero resulta que no haces nada. 

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Where stories live. Discover now