La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)

Capítulo 51

Salgo de la habitación y veo a Nerón terminando de acomodar el árbol porque al parecer Naisha tumbó algunos bolas que colgaban, y me mira para sonreirme con malicia mientras lleva la misma mano  con la que me tocó a su boca y acaricia la comisura de su labio. 

Y claro,  yo estoy furiosa con él,  tanto así que lo ignoro mientras sigo a la cocina en donde dejo la copa.  Me sirvo un poco de agua y tomo por completo. 

Pongo el vaso en la mesa y respiro profundo sintiendo todavía el deseo intacto y pausado que me ha dejado ese infeliz.   Aún me tiemblas las piernas. 

—Aisha,  carga a Naisha que está tumbando todo aquí —dice Nerón y le respondo con una mirada cargada de odio.  Me acerco y veo como Naisha intenta alcanzar otra pelota del árbol.  La cargo y empieza a gritar. 

—Ven Naisha,  deja al odioso de tu papá tranquilo —gruño cruzando por su lado.

—Y como te encanta que ponga mi ira en ti —murmura riéndose. 

—Y será la última vez,  maldito —gruño lo último en voz baja para que Naisha no intente decir lo  mismo. 

—Papi —lloriquea llamándolo. 

—Iré ahora mi niña,  déjame terminar de organizar.

Sigo el camino hasta la habitación y miro la hora,  ya es un poco tarde. 

—Ya es hora de dormir,  ¿quieres leche?  —le pregunto y me manda un juguete en la cara. 

Okey,  paciencia.

—Naisha —le digo y se ríe por lo que ha hecho,  y no entiendo porque ella no me quiere,  o porque solo los llama  a ellos y cuando yo quiero cargarla y dormirla me rechaza.  Desde hace mucho me he dado cuenta que es así. 

No sé si es el alcohol o que mi enojon con Nerón me haya puesto tan triste pero me duele porque nada de eso se compara con el dolor de una madre.

—No me amas —susurro mirándola y sintiendo como una lágrima resbala por mi ojo.  Ella se sienta y me mira como si me estudiara.

—Ma-mi —dice  y empiezo a llorar,  primera vez que me dice "mami"  acaricia mi rostro y me abraza—. Ma' —tras llorar con ella entre mi pecho,  parece sentir mi dolor y me mira con tristeza y haciendo pucheros.

—No no Naisha,  no llores.  Yo estoy bien,  solo pensé mal,  pensé que no me amabas —digo absorbiendo mi nariz. 

—¿Pero que estupideces dices?  Claro que ella te ama,  Aisha.  Es tu hija —dice él detrás de mi y miro hacia arriba deseando más paciencia de la poca que tengo.

—No te pedí tu opinión,  dormiré a Naisha. 

—¿Puedo quedarme aquí?  Está lloviendo —me pide con suplica y me giro para sonreírle hipócritamente. 

—No —digo borrando mi sonrisa falsa—. Vete a tu casa. ¿No que te habías mudado en una más grande que ésta?  Porque no parabas de mencionarlo. 

—Si,  pero no quiero mojarme. Dormiré en el sofá —dice alejándose y cuando voy a responder ya se ha marchado.

Ese imbécil. 

Dormí a Naisha entre mis brazos después de darle su leche tibia y hablar con ella de madre a hija.  Le decía que no le deseaba lo mismo que a mi,  porque yo si estaba en una encrucijada.  Y que al paso que vamos ella tendría otro padre en el muy lejano,  porque Nerón y Blaise están sobrevalorados para mi vida amorosa.