♦7♦

2.2K 213 1
                                    

Un grito de Hipo me despertó. No estaba por aquí pero si esta gritando no es bueno.

¡Debo ayudarlo!

Intenté salir de la Cala pero esta vez solo saltaba para usar mis garras cosa que terminó por dar resultado y pude salir.

Seguía escuchando gritos de Hipo asique solo corría por tierra y saltaba para agarrar impulso con las alas de vez en cuando.

¡Aguanta! Voy a matar a quien te esté dañando.

Cuando llegué al pueblo las calles estaban vacías, extraño. Pero eso no importa ahora. Escuchaba ruidos de gente, gritos de Hipo y Astrid y un Pesadilla Monstruosa.

¡ALEJATE DE ÉL!

Rugí con fuerza mientras disparaba plasma a las rejas de donde estaban y caía con mis garras en su espalda.

¡AH! ¡¿QUIÉN FUÉ?!

Rugió sin moverse de su lugar pero eso no era suficiente.

¡SUELTALO!

Rugí agitando mis alas y mi cuerpo para moverlo.

¡AH! ¡QUITATE!

Quedamos expuestos al público.

¡NO SÉ QUE QUIERES PERO ALÉJATE!

Rugió intentando morder mis patas.

¡Solo quiero que lo DEJES!

Le pegué una patada con mis patas traseras.

¡¿Qué haces?! ¡Él es uno de ellos!

¡No! ¡Él es diferente!

Dije poniéndome frente a Hipo para protegerlo pero el Pesadilla seguía intentando por mi izquierda o derecha.

¡Enserio vete!

Lo lamentaras.

Fue lo último que dijo antes de irse.

Eso lo veremos.

— Vete, Chimuelo, sal de aquí.

No había notado cuando Hipo se acercó a mí pero en ese momento Vikingos empezaron a saltar a la arena y estábamos rodeados.

— ¡Corre! ¡Corre!

En ese momento lo vi.

Una salida.

Con mis alas, cola y patas apartaba a todos los vikingos.

¡Quítense de mi camino!

Ya estaba, mi único obstáculo era un vikingo en la puerta de entrada, y ya lo tenía, solo tenía que cargar el ataque y...

— ¡NOO!

¿Ese era Hipo?

Pero me dijiste que saliera.

En eso sentí un golpe en el hocico.

¡Au! ¡No!

Sin darme cuenta ya tenían todas mis extremidades inmóviles, hasta mi hocico. Pero si es que lo eran quería decir unas últimas palabras.

Por Hipo.

Para mi sorpresa solo me pusieron un bozal y me metieron en una jaula.

¡¿Puedo saber por qué hiciste eso?! ¡Nos llevábamos bien Nocturna!

La voz del Pesadilla sonó por todo el lugar. Estábamos en la misma jaula.

— No lo entenderías, él es distinto.

— ¡Claro que no! ¡Él es humano!

— ¡Es el humano de la leyenda! ¡Se hizo mi amigo y si no lo hubieras atacado todo Berk estaría de nuestro lado!

Él solo se quedó callado.

Luego de un rato de silencio incómodo, los humanos abrieron la puerta de nuestra jaula y me sacaron. Me pusieron sobre una tabla de madera gruesa y me ataron con cuerdas. Empezaron a transportarme por los caminos que tenían por el acantilado hasta subirme a uno de los muchos barcos. Ya tenía de todo, cuerdas, cadenas, bozales, barrotes de metal que impedían que abriera las alas, lo único con "movilidad" que me quedaba era mi cola y tampoco podía hacer mucho.

— Llévanos al Nido, Demonio.

Dijo uno de ellos y yo solo pude agachar la cabeza. No podía huir, no podía atacar, y si se acercaban lo suficiente al Nido Ella podría sentir mi presencia y me guiaría directo a ella. No podía hacer nada más que esperar.

Luego de una hora ya habíamos llegado a la pared de niebla y hasta la estaban cruzando.

— Estoico, estaba escuchando a algunos de los hombres y-y bueno, algunos se preguntan "¿A qué nos enfrentamos?" Yo no, por supuesto. Sé que siempre tienes un plan pero varios, yo no, se preguntan si ese es un plan de verdad o no...

Casi tan creíble como Hipo. Me agrada.

— Y... ¿Cuál podría ser eh?

— Hallar el Nido y destruirlo.

Uy sí, suerte con eso.

Nocturna, sigues vivo. Pues ven a mí.

Esto es nuevo. Comencé a escuchar un sonido que era reconfortante y relajante, un sonido que me impulsaba a ir hacia él sin que siquiera lo note, asique levanté mi cabeza y comencé a girarla para que los vikingos puedan esquivar las rocas y llegar a donde se ubicaba ese sonido. Obviamente sabía que era ella pero el sonido me atraía hasta el punto que no podía controlarme. Casi parecía un Canto Mortal.

Luego de un rato pasamos por debajo del Barco Colgante, como lo llamó la manada. Eso significa que estamos más cerca de lo que pensé.

Y entonces vi la montaña, fue en ese momento que volví en mi mismo y me di cuenta que mientras más nos acercábamos, más murmullos de dragones se escuchaban más fuerte. Era ella.

— ¡Déjenme salir de aquí! ¡Ya tienen lo que querían!

Pero como no me entendían solo pude rascar el suelo un poco y gruñir.

— Todos están muertos.

En cuanto uno de ellos tocó las piedras del suelo de la isla los murmullos se callaron.

Sabe que están aquí, y no tendrá piedad.

Cómo Entrenar A Tú DragónWhere stories live. Discover now