6

980 81 33
                                    


Hace varios años una pareja de casados estaban esperando a su primer hijo. El padre era originario de Hawaii, quien a causa de la 2da guerra mundial tuvo que dejar sus estudios de ingeniería para alistarse en el ejercito. Fueron meses agotadores, en los que pudo contemplar lo más bajo de la naturaleza humana. Jamás pudo superar por completo esa experiencia y era muy orgulloso para asumir que necesitaba ayuda.

Luego de la vivir la pesadilla de la guerra en carne propia, al regresar a casa, en medio de sueños horribles y sufrir conscientemente por todas las actividades que tuvo que hacer por cumplir con sus obligaciones militares, fue incapaz de sobrevivir solo.

Tuvo que dejar la universidad, ya que era incapaz de vivir solo. Volvió a casa, donde fue cuidado por su madre. Aparentemente, a base de amor y un estricto plan inventado por la señora, empezó de a poco a volver a integrarse a la sociedad, pudiendo conseguir un trabajo en una panadería cercana a su hogar.

En ese trabajo conoció a su esposa, una bella señorita bien. Ella había sido educada para servir en un hogar, era bella, de gustos refinados, experta en economía casera, sabía cocinar, tejer y toda clase de habilidades que la hacían la esposa ideal.

Luego de un breve noviazgo, los padres de Linda aprobaron el matrimonio. Principalmente porque Christ Scotch era un tipo muy responsable, dedicado y había servido a su país. Este último punto era muy relevante y decisivo para le padre de linda, quien tenía una admiración por todos los militares, ya que en la guerra, su taller mecánico era responsable de revisar el correcto funcionamiento de todos los dispositivos enviados al campo de batalla. Esto significó mucho prestigio para su taller y se hinchaba de orgullo al sentirse parte importante del triunfo de su nación.

Linda quedó embarazada a los pocos meses, lo cual trajo alegría a la familia. Todos estaban expectantes a la llegada del pequeño. Lamentablemente, al quinto mes, Linda sufrió una hemorragia y perdió ese embarazo. Ese golpe fue muy duro para Christ, pensó que de alguna manera había fallado al brindarle cuidados a su esposa, fallando como esposo. A pesar de que el doctor le explicó a la pareja que a veces podía ocurrir por diversas razones, no significaba que eran infértiles.

Pasaron dos años de matrimonio cuando volvió a ocurrir. Linda mostró la prueba de embarazo y nuevamente la familia estaba llena de felicidad y expectativas, pero Christ no iba a permitirse fallar nuevamente.

Limitó a Linda a estar tranquila en su hogar. A pesar de que Linda era sumamente inquieta, hacia caso a su esposo. Durante todos el embarazo estuvo en casa, resguardada por Christ y con visitas frecuentes de su suegra y sus padres, que la cuidaban y la hacían compañía.

Así pasaron los nueve meses y al tiempo indicado el matrimonio fue al hospital. En esos momentos, Christ estaba inquieto esperando que todo saliera bien. El doctor salió de la sala y les informó que todo había salido bien y que tenían una hermosa niña. Christ no parecía contento.

De hecho, no era un feliz nacimiento el de una niña... ¿Qué iba a ser una mujer en un taller mecánico? El plan claramente era tener un varón para poder manejar el taller una vez que el padre de Linda falleciera. No tenía sentido.

Durante el crecimiento de esta niña a quien su madre llamó Marjorie (porque su padre estaba tan decepcionado que dejó a su madre hacer lo que le pareciera con ella), ella se desenvolvía bien. Era bella y muy lista. Había heredado de su madre las habilidades completas de dueña de casa, aprendía rápido y tenía muy buena actitud, cosa que su madre adoraba de su muñequita. Por el lado de paterno, tenía la habilidad matemática avanzada. De alguna manera peculiar podía ver ejercicios matemáticos complejos para su edad y los resolvía sin problema.

De hecho, su hija era asombrosa de muchas maneras, pero era una niña, ¿Qué clase de chiste sádico estaba haciendo el Señor con ellos? Una chica inteligente y capaz era una estupidez, no podría estudiar ni hacer nada más que una dueña de casa lista. Si pudiese pagarle una educación, solo podría aspirar a ser profesora, la única profesión adecuada para una mujer solterona.

El futuro espantoso de tener una hija soltera no lo podía permitir el Sr. Scotch. Al ver tanta habilidad y brillo en su hija... Sintió como su padre la presión de rebajarla y minarla, porque aunque tuviera la habilidad y el talento, no podría ser nada, si fuese un hombre sería fantástico... pero no lo era, así que debía pagar por ello.

Durante la niñez, su padre se aseguró de castigarla seguido, si aspiraba a mucho, si hacia innovaciones, si tenía ideas increíbles, siempre era castigada. Cuando la encontraba leyendo revistas de curiosidades o jugando con sus herramientas, su ira no se hacia esperar.

Uno de sus castigos recurrentes era aislarla. A veces por cosas muy nimias, otras por hablar de más o por no tener "comportamientos propios de una señorita". En otras ocasiones le quitaba el alimento. Su madre solo observaba horrorizada pero no podía hacer nada. Sentía que iba a fallar ella como esposa si ignoraba a su marido.

Secuelas de estos malos tratos fueron su cuerpo pequeño y su gran sensibilidad a la luz. Pero, a pesar de todo el abuso, ella seguía teniendo una mente brillante e intrépida, que sólo mostraba a su abuelo. Él se maravilló con las habilidades de la pequeña, que seguramente había heredado eso de él.

Desde siempre, Marjorie prefería pasar las vacaciones con sus abuelos. Ellos la cuidaban y le daban miles de mimos, que no obtenía de su familia. La abuela siempre le cocinaba platillo en exceso, pues notaba su delgadez y quería que creciera sana. Y su abuelo se dedicaba a enseñarle a juzgar cosas de abuelos, como hacer crucigramas, ajedrez y otras juegos de mesa.

En una ocasión, el abuelo estaba cansado de trabajaren un vehículo. "Ese maldito jeep no quiere funcionar! Haga lo que haga no quiere prender!", se quejó mientras almorzaban. Su nieta consultó si podía ir con él a revisarlo. El abuelo estaba harto, así que aceptó la compañía de su nieta, al menos iba a tener alguien que escuchará sus quejas un momento.

Con paciencia le explicó en palabras simples el mecanismo de un vehículo a su nieta, quien escuchaba atenta. Le mostró el vehículo, la vistió con su viejo overol de trabajo (ajustándoselo de manera artesanal, pues era grande para ella) y le mostró todas las partes. Los ojos de su nieta brillaban al escucharlo y ver todo. Era como una esponja empapándose de conocimiento.

El abuelo estaba seguro qué sólo estaba hablándole al aire, pues su nieta no hacía más que observar y asentir. Una vez terminado todo el relato del vehículo, la pequeña se movió al área de instrumentos de su abuelo y volvió con una llave. "Cómo todo lo que hiciste esta bien, pienso que quizás el único problema sea que este muy apretada la conexión entre el encendido y el motor. Si lo sueltas un poquito, podría generarse la conexión necesaria para que vehículo se pueda encender".

Su nietecita era muy hermosa y tenía esos ojitos celestes. Y le daba instrucciones de cosas que no sabía. Sonrió dulcemente y sólo por hacerle el favor a su nieta, le hizo caso. Luego pudo encender el vehículo. La pequeña solo sonrió y el adulto no podía creer con que precisión una pequeña pudo solucionar una falla de semanas.

Pensó que sólo fue suerte, hasta que empezó a mostrarle más casos complejos del taller y ella, con tranquilidad daba instrucciones y se solucionaban los problemas. Era una maravilla! Él quería hablar con Christ para contarle de las habilidades de su nietecita. Pero al escuchar esa idea de su abuelo la pequeña le rogó con ojos llorosos que no lo hiciera. Lamentablemente, el abuelo no escuchó a su nieta, pensando que sólo quería ser modesta. Cuando los padres de la pequeña fueron a buscarla de sus vacaciones, el abuelo le contó a Linda a Christ lo habilidosa que era Marjorie para la mecánica, física, además de tener una excelente memoria. Les pidió que consideraran una educación formal para ella, quizás de profesora de física y luego se ofreció a educarla para que pudiesen continuar con el taller liderado por su nieta.

Ni Linda ni Christ parecieron felices. Y Marjorie tenía una cara de terror cuando su padre cordialmente rechazó esa idea, argumentando que Marjorie iba a ser una esposa como toda buena mujer. Luego le tomó su manito y fueron al auto. Esas fueron las últimas vacaciones que pudieron verse con sus abuelos.

Bunny - Reparemos esto!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz