Cap. 3

772 61 64
                                    

Luego de que Lapis le mostrara parte de la casa a Steven, para ser mas precisos la planta baja y el patio, decidieron ayudarle a Nora con el almuerzo, al cual no le faltaba mucho para estar listo, por lo que solo se encargaron de poner la mesa.

-Steven, vayamos a ver la televisión mientras esperamos- le propuso la peliazul una vez que terminaron.

-Como quieras cariño, pero ¿enserio tu mamá no necesita ayuda con algo más?- preguntó el rizado para quedar mas tranquilo.

-Pasa que mas de poner la mesa no podemos hacer, a mi mamá no le gusta que interfieran con su comida, es una ama de casa muy orgullosa con ese tema- le explicaba Lapis a su novio.

-Bueno la verdad que entiendo eso, a mi no me gusta que me digan como tengo que hacer el asado o como debo conducir mi auto- decía el rizado.

-Lo se, eres muy orgulloso con eso, pero bueno eso es cosa de hombres.

Y tras este último comentario, ambos se dirigieron a la sala y se sentaron en el sofá mientras esperaban que el almuerzo.

Steven por ser la primera vez pidió permiso para sentarse, cosa que se vio un poco tonta, puesto que solamente se encontraban ellos dos en aquella sala.

-Amor no tienes que pedir permiso para sentarte junto a mí- le remarcó Lapis al rizado.

-Lo se, son solo los nervios, aún no entro en demasiada confianza- explicaba el joven.

-Te comprendo, pero todo va a salir bien y te aseguro que luego de esto vas a empezar a sentirte cómodo aquí- le decía la peliazul para darle animos.

Una vez que Steven se sentó junto a Lapis, esta le dio un beso en la mejilla para así darle la confianza de que todo iba a salir bien. Pasado unos pocos minutos de estar viendo la tele, la joven de cabello corto comenzó a acercarse mas a su novio con la clara intención de acurrucarse en él.

-Espera Lapis no se si deberíamos estar haciendo esto aún- dijo Steven tratando de detenerla.

-Steven ya te dije que todo esta bien, no te preocupes por esto, sería mas raro que no demostraramos nuestro afecto frente a los demás siendo pareja- le explicó y siguió acercándose aún más hasta lograr su cometido de acurrucarse en él, apoyando su cabeza en el pecho de este.

Cabe mencionar que Steven coincidía totalmente con lo que decía su novia de mostrar el cariño que se tenían frente a los demás, pero también lo veía desde otra perspectiva, la del padre de Lapis; que por cierto aún no conocía; encontrar a su hija en el sofá de su sala y en los brazos de un sujeto totalmente desconocido para él, bueno digamos que no es muy lindo para esa persona. Aún así tampoco se opuso demasiado al cariño de su novia y solo la abrazo para así ya poder estar mas cómodos, porque bueno Steven poco se le resistía a Lapis.

Para suerte del rizado se pudieron quedar de esa manera hasta que Nora les avisó que ya estaba listo el almuerzo, siendo esta última la que los vería de esa forma, Steven se apeno un poco por eso pero la verdad la señora de la casa no comentó nada al respecto, como si le pareciera algo normal, cosa que era así, solo le pidió a su hija si podía avisarle a sus hermanas, puesto que aveces al jugar en su cuarto de la planta alta, no escuchaban cuando las llamaban para almorzar.

La peliazul hizo caso y subió en busca de sus hermanas pequeñas. Como no iba a ser mucho el tiempo que la joven iba a emplear, Steven decidió esperarla al pie de la escalera. Si bien se trataban de unas niñas de apenas 8 años, el joven de campera rosa se sentía entre emocionado y nervioso por conocer a sus cuñadas, quería caerles bien y que no se sintieran incomodas con su presencia.

-Lapis, Lapis- se escuchó desde el primer piso- yo también quiero que me cargues hasta la mesa como princesa- pidió una de las pequeñas, para ser mas precisos la del fleco que le cubría toda la frente.

Cariño compartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora