IDIOSINCRASIA

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Las tenues luces de una lámpara colgada del techo era lo único que iluminaba una habitación gris, cuatro personas jugaban cartas sobre una mesa destartalada, sentados en sillas metálicas, sus rifles láser descansaban colgados de estas.

- ¡Un trío de ochos!- clamó uno de ellos, mostró sus cartas y recogió las monedas.

-Ya estoy harta, solo estoy perdiendo- profirió la mujer del grupo, tomó una botella de amasec y la bebió.

-Podemos apostar prendas si quieres- mencionó un hombre robusto de cabello castaño.

La mujer le respondió con una seña soez de su mano. El grupo ríe.

El cuarto integrante se levantó -Regresaré, necesito realizar mis necesidades biológicas.

-Llévese el rifle cabo- dijo el ganador de la partida.

-Claro, sargento.

- ¿Listos para otra ronda?- preguntó el sargento mientras barajaba.

-Señor, si sigo jugando no tendré para invitar a mi novia a cenar mañana- mencionó el castaño y procedió a beber el licor.

-Yo la llevo por ti- dijo la mujer sonriendo.

El grupo volvió reír.

-No me tientes Sar...

Un chasquido y un golpe metálico, interrumpió la algarabía de los militares, miraron hacia el arco de la torre de vigilancia en la que estaban, el rifle láser del cabo estaba en el frío suelo de ferro cemento cerca de la barandilla metálica.

-Vamos- exclamó el sargento.

Los soldados usaban rifles exoditas, tomaron sus armas, salieron al corredor de la muralla, observaron con cautela en todas la direcciones apuntando con sus rifles, no hallaron rastro de violencia ni sangre; el planeta se declaró independiente hace diez años y empezó a comerciar con xenos, por lo que las fuerzas del planeta estaban preparados para las represalias que el Imperio pudiera tomar contra ellos.

- ¡Cabo!- gritó el sargento - ¡Graius!

El castaño se acercó al pasamanos -Lo hallé.

-Maldición- susurró la mujer, se inclinó sobre el barandal para una mejor vista.

-El infeliz se resbaló por el alcohol- explicó el sargento -. Saúl, habla al comando, necesitaremos permiso para recuperarlo.

-Pero señor... estábamos bebiendo.

- ¿Dejarás qué su cuerpo se pudra en la sima de la fosa y a sus padres sin un funeral?

-No, señor- respondió avergonzado.

-Ve, recibiremos la reprimenda que se nos dicte- comentó con resignación.

El hombre fue al interior de la torre de vigilancia. El sargento se apartó del pasamano donde la mujer seguía observando hacia abajo.

-Saria, quítate de ahí antes de que caigas tú también- gruñó, sacó de su bolsillo un cigarro, lo encendió, inhaló el narcótico y exhaló el humo.

Este incidente podía acabar con su carrera, pensaba tomar los cursos para oficiales, estaba capacitado, se lo había ganado, sus dedos temblaban mientras fumaba, sus nervios le traicionaron y dejó caer el cigarro.

- ¡Puta!- gruñó furioso, trató de sacar otro pero se percató que Saria seguía en la barandilla - ¡Maldición! ¡¿Qué diablos te dije?!

La mujer no respondió - ¿Saria?- se aproximó a ella y le tocó el hombro - ¿Soldado?

CABALLEROS OSCUROS Where stories live. Discover now