Pròlogo

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Hana, reina de la luna pasa su mano por su abultado vientre. La emoción por su nuevo retoño hace que todo su reino celebre con regocijo la futura llegada de su bebé.

El castillo estaba abarrotado de personas, entre ellas líderes de otras naciones.

Hana sonríe al ver que se acercaba su más íntima amiga, Kushina diosa del sol.

–Me regocijo en verte.– la saludo Kushina mientras hacía una leve reverencia.

Hana la imito.

–Veo que el embarazo vuestro está muy avanzado. – comenta Hana tras hacer su reverencia.

Luego ambas sonríen y se abrazan. Fuera de los protocolos y normalidades de sus naciones, ambas han sido amigas desde siempre. Kushina solía pertenecer a la nación de la Luna, pero fue cautivada por el actual Dios del sol Minato. Su amor fue un amor imposible. En aquellos tiempos sus naciones eran enemigas, debatidas en una interminable guerra donde surgió su amor.

Minato amo tanto a Kushina, que cuando paso a ser el dios del sol, hizo un pacto con la nación de la luna, proclamando paz para ambas naciones y dando por terminada la guerra.

–Pues tu embarazo ya tiene panza.

Ambas amigas se sientan y observan como La Paz reina entre todos los presentes.

–¿Ya tienes algún nombre para tu bebé?–Pregunta Kushina.

–No, aún no. El oráculo no ha podido ver si es niño o niña.

Kushina sonríe.

–Nuestro oráculo ha previsto que nuestro pequeño sol es niño.

Hana sonrie.

–Es maravilloso. Minato debe estar orgulloso.

–Lo está– declara Kushina mientras lo ubica con la mirada. Esta a unos metros de distancia hablando con Hiashi, Rey de la luna.– Aunque me comentó que lo hubiese dado lo mismo su hubiese sido niña.

Hana sonríe pero Kushina nota algo de tristeza.

–Hiashi no piensa lo mismo. Para el sería una aberración que nuestro primer hijo fuera niña. Piensa que las mujeres no podemos liderar reinos.

Kushina la mira horrorizada por su declaración.

–Eso es algo...

–Ridiculo, lo se. Pero son las creencias de mi nación. Una mujer no puede liderar el reino. Lo sabes.

Kushina toma la mano de su amiga y le aprieta dándole consuelo sin decir nada más.

En ese momento el imperioso rey de la luna aparece en conjunto con el dios del sol.

–¿No son seres emocionales nuestras esposas?– pregunta divertido Minato a Hiashi.

Hiashi solo sonríe.

–Creo que es hora de los regalos– Declara este mientras le extiende el brazo a su esposa para ayudarla a ponerse de pie.

Minato repite la acción.

Cuando todos están de pie Hiashi prosigue a hablar.

–Mi reina y yo le damos las gracias a todos por acompañarnos en esta celebración. A llegado la hora de dar vuestras bendiciones y regalos a mi esposa.– luego de mirar a Hana, Hiashi mira a Minato y este asiente.– También les pido encarecidamente que aprovechéis la visita de los dioses del sol y les bendigáis con vuestros regalos.

Todos levantan su copa y brindan en consentimiento.

La primera en acercarse es la diosa de la naturaleza.

La Fuerza del DestinoWhere stories live. Discover now