━━ 𝑉𝐸𝐼𝑁𝑇𝐼𝑇𝑅𝐸𝑆

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UN QUEJIDO SALIÓ DE LA BOCA DE MARIANNA Y SE TOCÓ la cabeza por el dolor que sentía, la castaña se levantó de su lugar y soltó un pequeño grito al ver a Omar trapeando el piso.

—¿Qué haces aquí? —preguntó confundida, pero al percatarse del lugar en el que se encontraba comenzó a asustarse—. ¡No, no! ¿Qué hago yo aquí?

—¿No recuerdas nada? —preguntó Omar a lo que Marianna negó con la cabeza—. Anoche te encontré en la discoteca... drogada —Marianna suspiró y cerró los ojos fuertemente, dejándose caer en la cama—. Te he traído aquí, no sabía a dónde más llevarte y Ander le envío un mensaje a tú madre desde tu celular diciéndole que te quedarías con Lu.

Marianna abrió los ojos rápidamente y al intentar levantarse de golpe se mareó, teniendo que esperarse unos segundos.

—¿Qué hora es? ¿Dónde está Ander? ¿Azucena sabía que estaba aquí? —hizo Marianna todas las preguntas de golpe, Omar se encaminó hacia un rincón de la habitación y el uniforme de Las Encinas.

—Lu lo ha traído temprano, creo que debes ir arreglándote o llegarás tarde al colegio —le dijo Omar, extendiéndole el uniforme.

—¿Lu cómo se ha enterado? —Marianna se encontraba bastante confundida y sin entender nada, pero al ver la hora en el reloj de dio cuenta que en verdad estaba llegando demasiado tarde al colegio por lo que se encaminó al baño para darse una ducha—. Omar —lo llamó, antes de comenzar a arreglarse—. Gracias.

—No hay de que, no iba a dejarte ahí tirada —le dijo Omar encogiéndose de hombros.

Marianna normalmente se levantaba bastante temprano ya que acostumbraba a arreglarse muy lento, pero ese día tuvo que romper récord, cual flash, e irse al colegio.

Omar le había indicado que la noche anterior ella le dio sus llaves de su auto y lo había estacionado una cuadra antes, así Azucena no se daría cuenta que Marianna estaba en su casa. Marianna iba bastante distraída guardando las llaves de su auto en su mochila, cuando chocó con alguien, haciendo que se tambaleara hacia atrás.

—Lo siento —dijo Marianna sin levantar la mirada de su mochila.

—Mar... —la mencionada levantó su mirada al escuchar la voz de Polo diciendo su nombre.

—¡Hola! —dijo Cayetana, llegando de repente. Marianna estaba bastante aturdida por ver al chico frente a ella, pues pensó que al menos no volvería al colegio—. ¿Se te perdió algo, Marianna?

La castaña negó con la cabeza y caminó a paso rápido hacia las puertas de las Encinas. Marianna no había siquiera cruzado miradas con Polo desde que Carla confesó todo, se sentía bastante confundida en esos momentos.

Ese día serían las entrevistas con gente que venía de las universidades más importantes del mundo y Marianna no tenía cabeza para pensar en nada de eso, ni siquiera estaba segura de que trajera algún speech en mente. Ella caminaba con la respiración agitada, buscando a Valerio con la mirada, pero paró en seco al encontrarse algo diferente.

—¿Ander? —preguntó ella al verlo llorando desconsoladamente al final del pasillo, con Rebeka a su lado.

Marianna no dudó ni un segundo al llegar a abrazarlo y dejar que se desahogara en su hombro.




—¿Ya me dirás que fue lo qué pasó ayer? —preguntó Ander, cruzándose de brazos, mientras Rebeka fijaba su mirada confundida en Marianna.

Rebeka y Marianna habían convencido a Ander de acompañarlo al hospital después de haberlo chantajeado con contarle a su madre, y aunque la colombiana estaba haciendo un esfuerzo por no tener un ataque de nervios ahí mismo por lo que fuera a decir el doctor, no quería tomar el tema.

—Nada —contestó Marianna simplemente—. Yo no soy lo que importa ahorita mismo, Ander.

—¿Quién te la vendió? —preguntó Ander sin importarle el comentario anterior.

—Vale, que creo que ustedes necesitan hablar así que yo me iré por... allá —dijo Rebeka incómodamente apuntando a cualquier lugar de la sala de espera y yéndose de ahí.

—¿Quién te la ha vendido? —preguntó Ander nuevamente.

—Eso no importa, fue cosa de una sola vez y ya —dijo Marianna cruzándose de brazos.

—No te creo —le dijo Ander y la castaña lo miró indignada.

—¿Perdón? ¿Cuándo no he cumplido una promesa? —preguntó Marianna, inclinando su cuerpo hacia el de el, a lo que Ander la miró seriamente.

—No lo haz prometido —dijo el y se encogió de hombros al ver que la castaña no decía nada.

—Te lo prometo —dijo ella finalmente. Ander levantó su dedo meñique, sabiendo que Marianna consideraba aquella acción "sagrada", la chica rodó los ojos y junto su meñique con el de el.

—Que yo ya he estado por esos rumbos, en verdad no quieres que se vuelva una adiccion —dijo Ander después de haber separado sus meñiques—. Si te pasa algo no me lo perdonaría nunca.

CHERRY      ( ANDER MUÑOZ )Where stories live. Discover now