Sexto Imagina: Tom Ryddle (3/?)

741 57 4
                                    


Para tu cuarto año de Hogwarts tú y Tom ya eran una pareja oficial. Se lo habías contad a tus padres y a ellos no les pareció mucho, ya que no conocían a ese tal Tom, pero no se interpusieron. 

A Tom le encantaba "presumirte" en público, por lo que se paseaba por los pasillos de la escuela agarrándote de la cintura y cada vez que podía te besaba el cuello o te murmuraba cosas al oído que te hacían soltar una risita corta y lograban que sonrieras como si tuvieras un gancho en la boca. Cada vez que a otro se le ocurría siquiera mirarte, Tom llegaba y lo fulminaba con la mirada, te apretaba el hombro y besaba tu frente. Ese era el único problema, a veces era demasiado celoso. Una vez estabas hablando con tu compañero de trabajo y se estaban dividiendo las tareas. 

-¿Te importa hacer estas dos preguntas? -le pediste- Son las más complicadas para mi. 

-Está bien -contestó él-, pero sólo si haces las tres y siete. 

-Perfecto. 

Entonces Tom se acercó a ustedes y te jalo un poco el brazo de la túnica. 

-Tom, estoy trabajando -le dijiste, mientras que él te miraba como si estuviese de mal humor-. ¿No puede esperar? 

-No, no puede -replicó Tom, jalándote de nuevo-. Tengo que hablar contigo. 

-Bueno -suspiraste-. Ahora vuelvo Ian. 

Ian, tu compañero de trabajo, asintió y anotó unas cosas en su cuaderno. Te levantaste y Tom te jaló inmediatamente hasta un rincón oscuro de su sala común te apoyó contra la pared. 

-¡Tom! -te quejaste- ¿Qué diablos está pasando? 

-No me agrada es tipo -confesó Tom, mirándote a los ojos y después hacia Ian-. Te ve como si fueras suya. 

-Pues no lo soy, ¿vale? -dijiste, posando una mano sobre su mejilla para que te mirara- Yo sólo te pertenezco a ti. 

Tom sonrió y te besó. 

-Te amo. -susurró a tu oído

-Lo sé -reíste-, yo también te amo. Pero ahora tengo que volver. 

Trataste de salir de se rincón, pero Tom te jalaba y te pegaba a su pecho, y cada vez que tratabas de irte, te empujaba nuevamente. Sonreía cada vez que te quejabas y decías "¡Tom, ya suéltame!".  

Unos meses pasaron y Tom y tú comenzaron a escabullirse por las noches. Él te llevaba a la Torre de Astronomía y allí ambos miraban las estrellas y hablaban. En esas noches era cuando Tom se te abría al completo. Tras varios meses de estas fugadas nocturnas, te diste cuenta de que Tom tramaba algo oscuro.  Te contó varias veces sobre su odio a los sangre mestiza y muggles, lo que te inquietó bastante. Después se le salió algo acerca de la Sección Prohibida de la biblioteca, y al darse cuenta de lo que te había dicho, Tom te preguntó cuál era la estrella más brillante del cielo nocturno sobre sus cabezas. 

Al quinto año de Hogwarts nombraron a Tom Prefecto de Slytherin. Tú agradeciste ampliamente no haber sido nombrada Prefecta, pero Tom sufrió bastante que no pudieras serlo. 

-¡Es que no entiendes! -te reprochó Tom caminando hacia el Gran Comedor- No sabes cuanto nos podríamos divertir en las guardias nocturnas... 

Tú reíste, imaginándote las grandes cantidades de "diversión" que podrían haber tenido. Tom sonrió, te abrazó y te dio un beso en la cabeza. 

Pero entonces pasó de nuevo. Tom se distanció de ti, y esta vez mucho más que antes. Casi que te evitaba. Tú no entendías por qué, pero lo pusiste de lado cuando una alumna fue encontrada muerta en los baños, se trataba de Myrtle La Llorona, una niña molestada por todos. Escuchaste chismes acerca de la Cámara Secreta de Salazar Slytherin y del Basilisco. Te asustaste mucho a tal punto que a veces te negabas a salir a comer y te quedabas encerrada en tu dormitorio. Lo peor era que Tom seguía ignorándote. Un día tuviste que salir a comer pues no habías comido en todo el día, y tan solo pisaste un paso fuera de tu sala común, escuchaste algo arrastrándose por el suelo y el siseo de una serpiente. Volteaste paulatinamente hacia donde venía el sonido, y encontraste dos ojos amarillos en la oscuridad. Los miraste, aterrada. Viste oscuridad y luego nada. Absolutamente nada.  

Despertaste en una camilla de la enfermería. Había una mesa de noche a tu lado llena de dulces y cartas. Sentado en el borde de la camilla estaba Tom. Cuando abriste los ojos, él sonrió y se acercó un poco a ti. Te moviste y hablaste: 

-¿Qué diablos pasó? -preguntaste frunciendo el entrecejo

Tom sonrió, contento de escuchar de nuevo tu voz. 

-Te petrificaron. 

-¿¡Me qué!?

Después de que te petrificara, Tom no se alejó de ti ni un segundo. Ni siquiera quería dejarte ir a tu dormitorio. O no al menos sola, no te soltaba hasta que otra niña de Slytherin te acompañara. A veces era algo irritante, pero al menos sabías que le importabas a Tom. 

Sabías que en su fondo estaba destinado a hacer algo bastante malvado, pero ya no te importaba. Te había dicho miles y miles de veces las palabras "te amo", y si eso era cierto, tal ves podrías hacerlo cambiar de opinión. Tal vez podrías lograr ablandar un poco el corazón del mago más tenebroso de todos los tiempos. 

Imaginas: Universo de J.K. ROWLINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora