Día de campo

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Los gritos le retumbaban la cabeza terriblemente.
Odiaba admitirlo, pero había llegado a esa edad en que las noches sin dormir le pegaban tanto como una borrachera.

Y ahí estaba: 7 de la mañana, con el sol iluminando más de lo habitual, y rodeada de niños emocionados jugueteando de un lado al otro como si fueran de excursión.
Hubiera preferido matar a diez mil demonios antes que tener que ir a ese maldito jardín de niños.

Pero no, justo aquel día nadie la necesitaba y no tenía forma de escabullirse.

Estaban reunidos en la explanada de la academia. Todos los alumnos usaban ropa deportiva y hacían calentamiento.

Miró a los otros profesores. Al menos no era la única aburrida.

— ¡Buenos días a todos, mis muy queridos alumnos! — Saludó Mephisto, apareciéndose de la nada, haciendo sus ridículos bailes con aquel paraguas rosa que nunca quería soltar—. Espero que estén listos para nuestra actividad anual de primavera.      Sé que muchos no necesitan que les recuerde de qué se trata esto, pero tenemos alumnos de nuevo ingreso, así que, ¡aquí vamos!

Claro que recordaba la dichosa actividad, no pensaba que siguieran haciéndola: grupos de 10 alumnos y un profesor tendrían que dirigirse al bosque para simular una misión y poder entrenarse mejor. La única diferencia era que esta vez irían por puntos.

Shura bufó y sacó de su mochila una lata de cerveza mientras Mephisto terminaba de explicar. Apenas iba a abrirla cuando Arthur se colocó a su lado y la arrebató de sus manos para luego arrojar la lata por los aires.

— Qué vergüenza, querida. —murmuró, fastidiado. 

— ¡Al frente, profesores!  —Gritó Mephisto y Arthur empujó a Shura discretamente pero haciendo que fuese la primera en estar adelante.

Se escucharon murmullos inmediatamente y rodó los ojos.

A su lado se colocó Arthur, y posteriormente, Izumo. Se sumaron Konekomaru, Tsubaki, varios profesores que supuso eran nuevos y finamente, Yukio.

— Como siempre, nuestra muy querida Shiemi los acompañará para asegurarse de atender a los heridos. — Comentó Mephisto, haciendo que las mejillas de la rubia se encendieran.

Definitivamente algunas cosas no cambiaban.

— Sin más, hagan sus equipos y... ¡Que gane el mejor!

Shura suspiró pesadamente.
Sería un día muy largo.

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Shura caminaba al frente del grupo de alumnos, en búsqueda del mejor lugar para asentarse.
Encontraron un pequeño claro rodeado de árboles. Sería perfecto para hacer el fuerte mientras cumplían las misiones.

— ¡Puedo sentir como me miran el trasero! — Les gritó, dándose la vuelta hacia ellos—. Tienen que concentrarse o los harán añicos.

Los chicos inmediatamente se sonrojaron y las chicas rodaron los ojos.

— Perdón, Profesora. —Trató de disculparlos una niña que le recordó mucho a Shiemi a esa edad—.  Es sólo que habíamos escuchado mucho sobre usted. Están ansiosos por conocerla.

Shura frunció el ceño.
—Dudo que hayan escuchado cosas buenas sobre mí.

—En realidad sí, Profesora. —Continuó la niña de voz dulce—. El Profesor Okumura nos contó que es increíblemente rápida con la pistola, y ni se diga con la espada.

— ¿Podría enseñarnosla? — Preguntó otro de los chicos con ojos brillantes.

Pero Shura no supo cómo responder al instante.

Last chance (Ao no Exorcist)Where stories live. Discover now