Parte Once

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    Aunque le faltaran los poderes y eso lo hacía sentir incompleto, Charles debía admitir que era muy bueno volver a usar sus piernas todo el tiempo. Le facilitaba la movilidad, el subir las escaleras y hasta podía compartir juegos con el resto que antes no podría haber hecho.

    Esa tarde de domingo, decidieron seguir jugando afuera, ya que era el primer día lindo del año, con el sol radiante y el aire fresco. Parecía que todos habían olvidado el incidente de Charles a velocidad Peter.

    Tuvo que admitir que fue un día divertido, aunque se sintió culpable por sus acciones, no quería repetirlas nunca, pero tampoco sabía que hacer para callar los flamantes celos que incendiaban su corazón.

    Hank le había dicho que controlara sus sentimientos, que no podía dejar que un poco de envidia terminara en controles mentales y peleas a gritos, pero ya no sabía que hacer. Se sentía vulnerable y estúpido todo el tiempo, como si estuviera haciendo algo mal.

    Siempre había tenido problemas para esconder sus sentimientos a largo plazo, haciéndolos salir de una forma u otra, que siempre parecía ser dañina para los demás o para sí mismo. Así que intentó tranquilizarse, centrar su cabeza en otras cosas, aunque ahora que se encontraba solo con sus pensamientos, sin el murmullo de las voces, le era difícil no dar vueltas al tema.

    Quería a Erik, estaba muy enamorado de él, pero no se permitía amarlo, porque odiaba lo que le había hecho, odiaba como había reaccionado, odiaba las circunstancias e historia que les precedían y se odiaba a si mismo. Aunque ahora que no llevaba su silla de ruedas, tenía mucha mayor autoestima,lo que le hacía estar mucho menos irritable; además de que la eliminación de sus poderes le quitaba ese aire altanero de creerse Dios.

    Compartió momentos con Jean, Ororo, Scott o Logan que antes no había podido hacer por estar encerrado en su propia cabeza, se lo notaba más alegre, más libre, y Raven se lo señaló.

    —Te veo más vivo, con las mejillas más sonrojadas y una sonrisa todo el tiempo.

     Cuando Erik escuchó las palabras de la chica azul, no pudo evitar sonreír, le hacía feliz ver a Charles tan relajado, cosa que no estaba pasando seguido, a excepción de sus ya acostumbrados desayunos juntos.

    Luego de esa dosis matutina que tenía de Charles, se le hacía difícil estar con su característico mal humor, a no ser que se le molestara directamente, o discutiera con el mismo creador de su felicidad.

    Le gustaba verlo animado y confiado, el Charles relajado que había conocido en los 90's. Aunque fuera cual fuera su actitud, Erik siempre estaría enamorado de él.

    Sintió que nunca podría ser más feliz que cuando Charles también lo era, como el lunes por la noche, cuando los adolescentes insistieron en jugar al conocido videojuego "Just Dance", donde el morocho dominó la pista junto con Raven y Hank al ritmo de canciones pop que no conocía.

    De haber sido por él, se habría quedado sentado en el sillón, mirando como Charles jugaba y competía por ser el mejor, pero la condición era que él también jugara, y esa era una humillación que se negaba a pasar.

    Entre ruidos de burlas, Erik se paró del sillón que ocupaba y se despidió de sus compañeros; pero Peter, quien se encontraba bailando, salió rápido de la pista y apareció frente a él, mientras gritaba un:

    —¡Scott! ¡Ocupá mi lugar!

    El chico de anteojos rojizos profirió una queja cuando se reunió, a regañadientes, con Rogue, la compañera de Peter, al ritmo de "Jailhouse Rock". En la oscuridad, la niña apretó los labios.

It's Corona-Time [X-Men] [Cherik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora