▲Capítulo 4▲

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Los días de la semana pasaron a la velocidad de la luz sin apenas darme tiempo para percatarme de ello, encontrándome ahora en una soleada y plácida tarde de un sábado. La fiesta en el descampado comienza a las nueve y aunque no me encuentro con muchas ganas de salir, ni de trasnochar, sí es cierto que tengo ganas de estar con Hayley, Dani y Matt… y quién sabe, tal vez consiga entablar conversación con Luke, por lo menos es lo que pretendo, me gustaría poder arreglar las cosas y estar bien con todos y que el grupo vuelva a la normalidad.

¿Cómo me arreglo? No sé muy bien ni cómo vestirme, ni cómo maquillarme y ya del pelo ni hablemos. He perdido algo de práctica, lo admito, hace tanto tiempo que no hago nada que me limito únicamente a estar cómoda con lo que llevo puesto.

Cojo mi móvil y le envío varios mensajes a Hayley, ya que ella siempre me aconsejaba lo que ponerme cuando salíamos el año pasado. La morena decide ignorar mis mensajes, dejándome a mí y a mi indecisión en un conflicto difícil de resolver. Vamos a ser prácticas, ¿qué es lo que quiero? ¿Causar impresión? ¿Pasar desapercibida? Mmm, más bien un término medio. Escojo un top negro ajustado que me cubre casi por completo el cuello y termina en los hombros, el cual combino con unos pantalones ajustados y botas del mismo color.

De pronto oigo sonar mi móvil, me inclino para cogerlo de la cama y veo que Hayley ha mandado varios mensajes:

—¿Jenna? Dime. ¡Jenna! ¿Jenna estás ahí? ¡¡Jenna!!

—Nada, ya nada.

Con eso bastaría para calmarla, creo yo.

Recojo medianamente el desastre que había causado con tanta ropa y acto seguido me dirijo al baño a comenzar a maquillarme; doy una rápida visual en mi espejo y me recojo el pelo en una coleta alta, luego saco mi estuche de maquillaje y extraigo de él la base. Me lavo rápidamente la cara y me la seco con la primera toalla que me encuentro en el cajón, para luego aplicar en mi rostro la base, extendiéndola lo mejor posible, acto continuo me pongo el corrector para corregir imperfecciones, seguidamente los polvos, el rímel, una sombra de ojos oscura a la par que discreta que se fusiona a la perfección con el delineador negro que utilizo notablemente, haciendo una extensa y gruesa raya en mis párpados que termina en pico, dándome un efecto de mirada felina que a mí tanto me gusta. Ya por último me aplico el labial rojo intenso que contrasta inesperadamente bien con mi tez blanquecina.

Ahora únicamente me queda por decidir qué hacer con mi pelo, el cual observo pausadamente en el espejo con el ceño fruncido. Viendo que está mínimamente ondulado decido plancharlo para tardar menos tiempo. Una vez que éste parece un liso japonés, concluyo en pintar mis uñas de color granate.

Escucho los tacones de mi hermana subir las escaleras, y en poco tiempo la veo asomando la cabeza por la puerta.

—Qué guapa. —dice ella con un tono de sorpresa algo ofensivo.

—Gracias.

—¿Al final cómo vas a ir?

Bridget se apoya contra la puerta y se cruza de brazos observándome. Algo ocurre.

—Voy en metro, son un par de paradas, no creo que tarde mucho en llegar. ¿Por?

—Solo preguntaba. —añade con total serenidad.

—Oh, vale.

Bridget me observa de reojo y apoya una mano en el pomo de la puerta.

—No sé si esta noche dormiré en casa, así que… eso.

Mis cejas se arquean involuntariamente y los ojos se me abren como platos al mismo tiempo que mi boca forma una recta perfecta. ¿La he escuchado bien? ¿Ha dicho que tal vez no venga a dormir a casa? Mmm, me pica la curiosidad.

Collateral → Luke HemmingsWhere stories live. Discover now