Capitulo II

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Al pasar un rato, el rubio despertó, la cabeza le dolía horrible y no se acordaba de lo que había pasado.

Se sentó.

Miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba en una habitación no tan grande ni tan chica, lo suficiente para una sola persona. La cama en la que se encontraba estaba pegada a una pared, a su lado izquierdo había una pequeña mesita de noche con una lámpara encima, al lado de esta un escritorio y una ventana al frente del mismo.

Trató de levantarse pero al instante sintió una punzada en la cabeza, lo que le hizo volver a sentarse. Colocó su mano en donde le dolía y la frotó volviendo a ponerse de pie.

Caminó hacia la puerta y la abrió, al frente había un pasillo y a su lado izquierdo una habitación. Siguió caminando y bajo unas escaleras, al llegar abajo vió una puerta al frente suyo.

Tal vez sea para ir afuera.

Pensó. Avanzó un poco más y giró su rostro un poco, visualizando una pequeña sala. De esta podía percibir un olor a café, asomó un poco su cabeza por la pequeña entrada que llevaba a la sala y vió a un hombre sentado dándole la espalda, sin querer saber más sobre aquella persona se dirigió a la salida.

Caminó de puntitas, no queriendo hacer el más mínimo ruido, y colocó la mano en la manilla.

"Veo que ya despertaste" le dijo una voz atrás suyo. Giró a ver a la persona que le hablaba y esta se encontraba apoyado en el marco de la puerta "¿Dormiste bien?" Le preguntó.

El rubio se le quedó viendo, tratando de recordar quién era esta persona. Cerró sus ojos un momento y forzó a su mente a recordar. Abrió los ojos e inmediatamente frunció el ceño, había recordado una parte de lo que pasó ayer incluyendo a este hombre, el cual seguía apoyado en el marco visualizando todas las expresiones que hacía el rubio.

"¿Quién es usted? ¿Por qué me trajo aquí?"

"Primero que nada, buenos días" le dijo, cruzando sus brazos y poniéndose recto "¿Qué te parece si mejor desayunas y luego respondo tus preguntas?"

"No tengo hambre" contestó aún con su ceño fruncido.

"Como quieras, pero por lo menos bebe un poco de café" el azabache se volteó dirigiéndose otra vez a donde estaba antes.

El rubio al ver que no tenía más opción, siguió al hombre adentrándose en la sala, al entrar en esta notó que estaba conectado con una cocina y el comedor, el cual consistía en una mesa mediana con dos sillas y está la cubría un mantel color azul cielo, como los ojos del rubio.

Caminó hacia la mesa notando que encima de esta había un plato con unas panquecas y queso encima, al lado había una tasa de porcelana con café. No pudo no resistirse al olor que emanaba aquel delicioso desayuno junto con el del café, se sentó en una de las sillas y empezó a comer, el hombre le veía desde el lavaplatos con una seja levantada poniendo los ojos en blanco cuando el rubio le miró frunciendo el ceño y desviando la mirada.

Al terminar de comer y beberse todo el café, colocó sus manos en su vientre y dió un suspiró.

"Bien," habló el azabache sentándose en una de las sillas frente al rubio con los brazos cruzados encima de la mesa "pregúntame lo que quieras"

"¿Quién es usted?"

"Soy un ex policía, ex profesor, y, actualmente, trabajador en una empresa. Levi Ackerman, un gusto" contestó "¿Quién eres tú?"

"Me llamo Armin Arlert. ¿Qué hago acá?"

"Mmm... No tengo una buena razón para contestar esa pregunta, creo que nada más no quería que hicieras algo tonto"

"Ya le he dicho que eso no le importa. ¿Ya me puede dejar ir?"

"No hasta que esté seguro de que no volverás a hacerte daño"

"O sea que me está secuestrando" argumento cruzando sus brazos por encima de su pecho.

"No le llamaría así, solo quiero tratar de ayudarte en lo que pueda"

"No me haga reír, usted y yo solo somos un par de desconocidos, ¿Qué persona querría ayudar a alguien que no conoce?"

"Esa persona está al frente tuyo. Te ayudaré y nos iremos conociendo poco a poco"

"Mmm, mejor no. Ahora, si me disculpa, tengo que irme"

Dicho esto, Armin se levantó de la silla y se acercó a la puerta que tenía al frente antes, colocó su mano en la manilla y trato de girarla, para su mala suerte está no quiso abrirse. Miro a su alrededor en busca de algo que le ayudará a abrirla, por ejemplo: una llave.

Levi le miró desde atrás, divertido, con una corta sonrisa.

"Déjeme salir de aquí" ordenó Armin, su ceño fruncido por tercera vez en el día.

"¿Y si no, qué?"

"Llamare a la policía"

Levi fingió reírse y secarse unas lágrimas "¿No te acuerdas cuando te dije que soy un ex policía?, Conozco a cada persona de allá, incluso tengo una compañera de confianza, si los intentas llamar y les dices todo solo pensaran que es una broma"

"¿Entonces no dudará en dejarme usar el teléfono?"

"Todo tuyo"

Sin pensarlo dos veces, el pequeño rubio se acercó al celular que guindaba a un lado de la puerta, marcó el número que se sabía de memoria y al instante una voz de una mujer le contesto. Le explico todo, excepto en lugar en donde se encontraba ya que no lo sabía (y Levi se negó a decirle), y cuando la mujer le preguntó el nombre de la persona y él se lo dijo, esta solo se echó a reír.

"Pero es enserio. No le miento" insistió.

"Cariño, conozco a ese hombre desde hace años y, si, es un poco molesto, pero dudo mucho que llegue a secuestrar a una persona, si lo llega a hacer tendrá sus razones " respondieron desde el otro lado de la línea.

"Pero-"

"Hablaré con él luego, por ahora tengo que seguir con mi trabajo, no vuelvas a hacer más bromas como estas, ¿Ok?" Le explicó la mujer interrumpiendolo, y luego lo único que escuchó fueron unos pitidos, dandole a saber que la llamada finalizó.

"Pero no es una broma" murmuró dejando el celular en su antiguo lugar.

"Te lo dije, no puedes hacer nada"

"Esto no se quedará así, saldré de aquí si o si" le dijo a Levi, el cual solo se encogió de hombros.

So Ist Es Immer - Levi x ArminWhere stories live. Discover now