Let me Go

Like I Always Do

Like I always do

You gave me a reason
Told me that I'd always be yours
You are my desire (...)

Cuz I don't wanna end up in your rear view
Wanna be someone you can turn to
Baby, I never wanna lose you
No, there's nothing I won't do.

Estoy aburrida.

Debe ser eso. Estoy casi segura que debe ser eso. Y si no es eso… pues… hare de cuenta que es aburrimiento.

Mi calendario y agenda está desocupado por esta semana. Mi cuerpo y mi mente están muy cansados por el trabajo que ya termine, exitosamente y con grandes aplausos, debo agregar. Así que la decisión de tomarme una semana libre de… todo, me pareció una buena idea.

Deseaba tener una semana libre solo para mí, en mi departamento, con la compañía de una enorme bote de helado y alguna temporada random que quisiera ver.

Le tocÓ a “How I Meet Your Mother” sabia que era una buena serie, me la venían comentando y conocí a parte del elenco en un evento. Me sentí muy mal de confesarles que no la había visto pero prometí hacerlo, y aquí estoy, sentada en el sillón repitiendo algunos episodios que me parecieron entretenidos.

Me vi la serie completa… y me repetí el beso de Rachel Bilson con una chica como unas 500 veces. No siento culpa en lo absoluto.

Detesto a Ted… no por lo que solo no me gusta su personaje, sino por lo que me hace pensar.

Y ahora recuerdo lo mucho que me gusta estar ocupada con tantas cosas que hacer que ocupen mi cabeza. Tener cosas “Realmente importantes” de la que preocuparme. Me gusta estar así porque… realmente odio tener que pensar.

Y ahora, en la soledad de mi apartamento, con la boca envuelta de un sabor dulce, gracias al helado, y viendo una escena romántica de dos personas besándose y sonriendo… es que esos pensamientos, que tanto detesto, claman por aparecer.

Pauso el episodio y suspiro sintiéndolos.

Ahí está ese malestar de nuevo, esa desazón, ese sentirse pesado y que todo cuesta. Pensar en el solo levantarse del sofá me parece la tarea más ardua que pueda haber, así que no lo hago, solo me recuesto en el mirando el techo blanco sobre mí.

No tengo nada de qué preocuparme, todo está bien en mi vida. Soy exitosa, tengo mucho dinero, tengo buenos amigos y personas que me quieren. Soy linda, inteligente, divertida y por sobre todo joven, lo que me da tiempo para seguirme equivocando o acertando en lo que sea, aun me queda tiempo.

La vida que mucho querrían, y está bien… no tengo realmente problemas, nada que me preocupe… pero yo sé que eso se puede traducir a “nada que realmente me importe”, y eso… es todo lo contrario de estar bien… sentirse así de perdida no debe de ser parte del “Estar bien” espero que no.

Cierro mis ojos fuertemente, negándome a seguir por ese camino que me ofrecen mis pensamientos. He divagado por ahí antes y no obtuve buenos resultados, de hecho creo que obtuve los peores, y de verdad no quiero volver por allí.

Giro mi cabeza de lado y puedo ver lo brillante del televisor. Esa escena de dos personas sonriéndose con felicidad.

Ahí es cuando recuerdo que si tengo un “Problema” un verdadero problema que tiene nombre y apellido. Y con solo recordar eso de repente levantarme del sofá ya no es un dilema, es una necesidad.

Así que lo hago y no tardo en volver a él con mi notebook en mano. Le doy una rápida vista a mis redes sociales en la cual no ahí realmente gran cosa y ya estoy donde quiero estar.