Colores después del blanco

43 8 6
                                    


—Pensé que nunca jamás volveríamos a verte —Comenta Kiara que está evidentemente más emocionada que cualquiera de nosotros.

—Yo tampoco. —Responde Helen viéndola extrañada aun— ¿Qué sucede? ¿Interrumpo algo?

—N-no. —Respondo tomando mi abrigo— Me...iba al trabajo.

—Interrumpiste nuestros planes, estábamos a un pelín de llamar a todos nuestros ex compañeros de prepa para hacer un reencuentro, pero Moisés sigue tan cuadrado como siempre y se va al trabajo.

—Lo siento, permiso. —Digo nervioso pasando por al lado de ambas, espero que salgan ahora o llegaré realmente atrasado y tendré problemas.

Kiara y Helen salen un minuto después, quién sabe que han acordado pero por ahora lo que menos necesito es pensar en un reencuentro, necesito decidir qué haré con mis propias emociones, no soy consciente de muchas y voy a tener que volver con el terapeuta quiera o no.

Cuando nos separamos en la parada de autobús retomo lo que Esaú me propuso, necesitaré de alguna forma acercarme a Laura y decirle lo que tanto tiempo me ha costado, y es que aun siento una gran culpa por lo que tuvo que ocurrirle a ella... si tan solo fuera fácil hablar así...

Apoyo la mirada en el cristal del autobús y voy contando los cipreses que aparecen en el camino al trabajo, hoy hace un día parcial y todo el mundo parece correr con calma, en cámara lenta. ¿Será el efecto del frío?

El autobús se detiene en una de las paradas y veo al esposo de Helen que se despide de un abrazo fuerte y un beso en la frente de una chica escolar. Extrañado por aquello me cubro con el gorro de mi mercado y miro hacia otro lugar cuando él aborda el autobús con su reluciente placa en el cinturón de su pantalón.

Se sienta a mi lado, y lo veo sacar su teléfono desde donde teclea "Gracias por todo. Te estaré llamando"

La mirada de él va directo a la mía, descubriendo como es que estoy espiando lo que escribe y rápidamente me voy directo a ver por la ventana obviando que he sido un maleducado.

—Mira que coincidencia Moisés —Me saluda animado guardando su teléfono celular. Esas cosas son tan malas... y siguen creando nuevas versiones.

—S-sí —Murmuro apenas extendiendo mi mano enguantada llena de los parches que traspasé de mis antiguos guantes, aquellos que Helen remendó.

Él la estrecha y termina por soltarme un segundo después, parece que está por enterado que no tolero tanto el contacto.

—Vas a trabajar imagino. Es muy temprano, ¿A qué hora entras?

—Nueve... Am. —Digo mirando mis guantes.

—Yo también voy a trabajar, aunque no sea tan agradable ir todos los días... —Comenta mirando el techo del autobús— ¿Dónde trabajas tú?

Apunto el nombre de mi mercado al quitarme la gorra y le sonrío levemente.

—Ya veo, conozco el mercado ese, es realmente bien abastecido. ¿Sabías que allí llegan los mejores chocolates desde suiza? Son realmente exquisitos, deberías probarlos. El otro día le llevé a Helen, pero no tenía idea de que ya no le gustaba tanto el chocolate.

¿A Helen ya no le gusta el chocolate? ¿Por qué ya no iba a gustarle? Es extraño, el tiramisú siempre lo hemos probado con salsa de chocolate, lo comemos con chispas de chocolate o con cualquier agregado relacionado al chocolate. ¿Por qué iba a mentirle a su esposo?

—Quizá... es que le gusta más... el tiramisú. —Le comento intentando saber qué sabe de aquello.

El me mira de reojo y luego vuelve a ver al frente como si algo le hubiese molestado, aunque enseguida vuelve a sonreír.

Tiramisú© #PGP2020Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt