Incluso el sol se esconde en el paraíso

58 7 16
                                    


Una sublime mirada me observa por el retrovisor, su respiración es desigual nuevamente está interponiendo entre ambos un muro de silencio que me pone nervioso.

—D-dime algo Helen... —Murmuro preocupado.

Helen observa por la ventana uniendo sus manos sobre sus muslos y murmura:

—Es como un sueño... —Comenta bajito, casi inaudible— Dime que en realidad está ocurriendo... por favor...

—Está ocurriendo —Le confirmo sonriendo por el retrovisor a mi izquierda.

Helen sonríe también y termina posando su cabeza en mi hombro mientras conduzco hasta un lugar que está dentro de mi diario, y seguro que en el de ella. En nuestros mejores recuerdos, acomodado ciertamente como aquel que nos cambió la vida, que nos unió y que nos seguirá uniendo estoy seguro. Porque Helen es a la única mujer a la que le quiero demostrar quién soy a pesar de que me ha costado demasiado serlo.

—No puede ser —Dice Helen viendo al frente— ¿En verdad aún existe?

—Claro... —Respondo divertido bajando la velocidad por el camino rocoso.

Como todos los días de fin de semana, Helen me espera con su bicicleta roja en frente de casa. Me apresuro a terminar de almorzar y me levanto con prisa a cepillarme los dientes.

— ¿A dónde va mi pequeñito? —Me pregunta mamá que está recogiendo los platos sucios— ¿Helen vino a buscarte ya?

Asiento rápidamente.

—Ya veo —Sonríe divertida— Toma, lleven esto. —Mamá me lanza dos manzanas que atrapo— No vayan a pasar hambre, cualquier cosa vengan a buscar aquí. ¿Cuándo era que llega el padre de Helen?

—L-la otra semana —Respondo mirando las manzanas. La sidra aporta buenas vitaminas al organismo, además es la fruta que limpia de mejor forma los dientes.

—Bueno, avísame cuando sea eso para por ultimo ir a saludarle.

Asiento nervioso por aquello. No imagino a mamá en plan nada con el Padre de Helen que por lo que ella me cuenta es bastante poco permisivo.

—Bueno ya vete o Helen se secará allí afuera. Y procura no comértela a besos.

Avergonzado por aquello tomo las llaves y salgo sin mirar nada excepto el suelo. Después del incidente en que canté tuve que contarle todo, pero todo, a mamá después de salir el día en que ella fue a hablar con la directora junto con la mamá de Camilo.

— ¿Qué sucede? —Pregunta Helen mirando por encima de mi hombro, me volteo y descubro a mamá que le saluda desde la ventana.

—V-vamos. —Digo subiendo adelante y ella detrás en el cojín que hemos instalado.

Helen saluda con la mano a mamá y le sonríe antes de subir, no podía ser peor. Avergonzado pedaleo con prisa para salir pronto del radio de mamá o pronto querrá que Helen viva con nosotros, y no me molesta del todo, pero sí que no podríamos estar tranquilos.

—A mí me parece una señora muy agradable —Comenta Helen agarrándose de mi abdomen. Que horrible sensación se me lía ahora... justo ahora después de pasar por tanto momento vergonzoso.

—Lo es —Aseguro subiendo camino arriba en las afueras de la ciudad.

Con Helen son pocos los lugares en que se puede estar sin que comience a aburrirse, me costó unos cuantos días hallar el lugar que quiero enseñarle antes de que desaparezca.

Tiramisú© #PGP2020Where stories live. Discover now