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Miyeon ya tenía su telescopio construido y terminaba de limpiar el lente, era una noche estrellada y las nubes se habían esfumado lo que haría que las contestaciones se pudieran ver con más claridad. Se sentó en la banca y apretó sus piernas un tanto tensionada, recordando que antes de salir de su casa había guardado en el bolsillo de su abrigo un pequeño polvo picante, y en el interior de este una pequeña navaja, también recordó que, con solo tocarla sus manos temblaron y está cayó al suelo, por lo que rezo a Dios que en el momento en el que tuviera que defenderse, su cuerpo se llenas de valor y la tomar firmemente.

Todos esos pensamientos fueron abruptamente olvidados cuando comenzó a escuchar los pasos de las personas ir de un lado a otro. Ya casi eran las seis de la tarde y el parque comenzaría a llenarse, y su guardaespaldas aún no llegaba, supuso entonces que debía ser un chico impuntual, por lo que mientras esperaba intento imaginarse lo ya que Yuqi nunca le dijo como era.

Debía ser alto y fuerte, musculosos o algo así, y debía tener una mirada muy temeraria que asustaría a todo el mundo. Eso le causaría problemas por qué la gente no le darían ganas de acercarse a ella. Suspiro.

Tendré que pedirle que me vigilé desde lejos.

—¡Miyeon! ¿Miyeon?

Parpadeo saliendo de su cabeza y miro al frente. Había una una chica un poco alta, tenía unos ojos grandes de muñeca y pómulos pronunciados, un largo y brillante cabello castaño, delgada pero con curvas suaves y sutiles, era indiscutiblemente una chica muy bonita. Miyeon se levantó un poco, pero al tener sus piernas cruzadas se tropezó y casi se tambalea. Pero pudo pararse Lara estar al menos frente a frente

— Hola ¿Te conozco?

Pregunto un poco tímida.

— Ah no, soy Minnie. — Respondió sin interés. — Yuqi me dijo que necesitabas un guardaespaldas y me pagarías.

¿Que?

Miyeon quedó atónita ante sus palabras, ya que realmente ella era todo lo contrario a lo que se estaba imaginando. Ella no le producía ningún miedo absoluto, en cambio, tenía una imagen de muñeca ¡Y las muñecas son delicadas! Además, no era tan alta, ni musculosa, ni nada que pudiera llevar a pensar que podría proteger a alguien, al revés, de tan solo verla Miyeon sentía que ella debía protegerla.

— ¿Esto es una broma? — Pregunto sin expresión, casi queriendo reír de los nervios.

La chica que tenía una medio sonrisa se puso sería, a lo que sus ojos se oscurecieron notablemente y su cara se puso sería, entonces Miyeon comprendió que la muñeca que ella pensaba que era inofensiva, realmente daba miedo con aquella expresión tan fría. — No, ¿Tengo cara de payaso?

Preguntó, con un tono muy duro y frío. Miyeon lejos de sentir miedo comenzó a sentir rabia.

— Oye, es que realmente tú no te ves como alguien que pueda protegerme.

La desconocida enarco una ceja. Entonces dió un paso cerrando el espacio que tenían y quedó a unos pocos centímetros de su cara, el corazón de Miyeon se aceleró con demasiada rapidez, y su cuerpo inevitablemente comenzó a temblar y la ansiedad la dejo sin aire. Entonces la empujó, con tanta fuerza hasta alejarla por lo menos un metro e instintivamente quiso huir pero se tropezó y cayó encima de la banca y se pegó con el borde de esta en su rodillas, la rodillas que más se había raspado.

La gente se quedó observando unos segundos.

— ¡No te acerques! — una lágrima se resbaló por su mejilla, y llevo su mano a su pecho para de alguna manera calmar su corazón. — No te acerques.... Tanto.

Murmuró entre lágrimas, la chica contraria la miro sorprendida y culpabilidad. Miyeon sufrió un acoso o algo así, no quiso decirme, pero ha estado ajena a las personas extrañas, pero realmente es amable y molesta. Recordó a Yuqi, entonces supo que había sido su culpa por acercarse tanto.

— Lo... Lo siento, Miyeon, no quería asustarte.

Con detenimiento se acercó y espero a que Miyeon la mirara para ofrecerle la mano, y cuando eso sucedió, sintió un revoltijo en su estómago cuando observó los ojos húmedos de la rubia mirarla con temor, con tanta angustia y pánico en los ojos, se dió cuenta que a esa chica le había pasado algo muy malo.

— Discúlpame, soy Minnie.

Miyeon seguía sin tomar su mano, entonces Minnie se agachó para parecer menos grande y la miro desde abajo. — No quise lastimarte.

La gente siguió caminando normal, como si la escena no hubiera pasado, y el sonido cotidiano relajó un poco a Miyeon, quien respiró profundamente y secó sus lágrimas. Intentando olvidar todos esos pensamientos y recuerdos amargos.

— Aún así, no pareces un guardaespaldas.

Minnie rio. — Ya, entrene taekwondo y doy clases de boxeo. — Miyeon la miro sorprendida.

— Aún así, no me asustas para nada

No es verdad.

— Menos mal, no quisiera que alguien como tú me tuviera miedo.

Miyeon sonrió. — Por que no das miedo, para nada.

Ella se ve tan inocente.

Guardaespaldas / Miyeon & Minnie /Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin