Capítulo 2: En busca de Salvación

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Una chica solitaria recorrió las calles del Reino.

No había nada de adorable en ella, por no decir nada de belleza que hiciera que los observadores hicieran una doble toma. Sin embargo, ella seguía siendo el centro de atención, aunque en un sentido negativo.

Sus ojos negros y morenos se inclinaron hacia arriba, dando la impresión de que miraba constantemente a los demás, mientras que los círculos oscuros alrededor de sus ojos hacían pensar a la gente que ella era el tipo de persona que merodeaba con criminales en callejones siniestros.

Era útil para caminar entre las multitudes, pero una vez que llegaba a las puertas de la ciudad y a otros lugares semejantes, recibía un escrutinio y registros intensivos de las autoridades locales.

Esa chica, Neia Baraja, miró al cielo.

Los días más fríos del invierno habían pasado, pero la primavera aún se sentía lejana en el horizonte.

Neia suspiró cansada y luego despertó los sentidos agudos que había heredado de sus padres y caminó hacia la calle que condujo a una posada.

La razón por la que tenía que ser tan cautelosa incluso en una ciudad era porque sentía una poderosa sensación de exclusión desde que había entrado en la ciudadela.

Naturalmente, no era más que la imaginación de la chica.

Después de todo, cuando llevaba una capa con la capucha levantada sobre su cabeza, no había forma de saber si era extranjera. Sin embargo, ella no se había equivocado acerca de la depresión en el aire. Miró a los transeúntes y vio que sus rostros estaban deprimidos y sus pasos eran pesados.

Era como si encarnaran la melancolía del invierno.

Bajo circunstancias normales, ella podría haber pensado que era por el tiempo nublado. Sin embargo, el sentido de atrapamiento -- o tal vez una melancolía innombrable -- que ella sentía aquí, en la capital del Reino de Re-Estize, debería haber provenido de alguna otra fuente.

Tal vez sea porque fueron derrotados no hace mucho. Sin embargo, en comparación con la gente del Reino Santo, deberían estar saltando de alegría.

Aunque la bahía sur del Reino Santo aún era relativamente segura, los rincones del norte eran ahora esencialmente el infierno.

Para el ejército de liberación -formado a partir de los restos del ejército del Reino Santo del Norte- y para ella, que había venido aquí como miembro de un grupo de embajadores, esa noticia era de poco consuelo.

Cuanto más lo pensaba, más deprimida se ponía, así que Neia toco en su cintura, buscando la salvación. La fresca sensación de acero subió por su mano.


Overlord Volumen 12Where stories live. Discover now