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Al llegar al salón, Auron se encontró a Luzu y Alexby sentados en un sofá con cara de concentración.

Auron estaba agotado. Había tenido que despertar a Mangel para darle los supresores, acostarlo en la cama, pasar por la puerta del dormitorio de Vegetta para ver qué tal estaba (callado, pero consciente, con un brazo cubriéndole los ojos) y, para colmo, casi se cae del susto cuando Alexby le gritó que Lolito se había desmayado.

Por suerte, de eso se encargaron Luzu y Alexby, porque Auron no se creía capaz de cargar con nadie. Le temblaba todo.

El más pequeño estaba limpiando las heridas del alfa con algodones impregnados en alcohol. El castaño siseaba de vez en cuando, haciendo muecas de dolor cuando el beta no le veía, ya que no quería preocuparle de más, pero Alexby se daba cuenta y le fulminaba con la mirada por intentar encubrir su dolor. Cualquier otra persona no sería capaz de detectar los sentimientos y las miradas de Alexby tras el casco, pero el alfa le conocía demasiado como para perderse nada.

— He conseguido despertar a Mangel lo suficiente como para darle los supresores. Cuando le dejé estaba mejor, sin sudores ni fiebre — anunció el de piercings mientras ocupaba el asiento a la izquierda de Alexby. — ¿Cómo está Lolito, por cierto? Vaya susto os ha dado el cabrón.

Luzu le sonrió divertido, torciendo la cabeza hacia el lado.

Eso era buena señal. Si Luzu no estaba preocupado, no podía ser una situación tan grave.

— Está despierto y con el celo bajo control — dijo mientras Alexby le regañaba por moverse. — Entre la pelea y la preocupación se le intensificó de más. Eso fue todo.

"Y el hecho de estar en contacto con un alfa rabioso, los celos y sus deseos homicidas," pensó Auron casi cabreado, enumerando las razones en su mente, pero sin atreverse a decirlo en voz alta. No quería dramatizar la situación del pelirrojo, pero no podía evitar preocuparse por su mejor amigo.

En su lugar, decidió cambiar el rumbo de la conversación.

— Joder, ¿por qué siempre tenemos que ser nosotros los que recogemos los desastres? — bufó, intentado quitarse la costra de una de las heridas que le había hecho Fargan en el brazo, cerca del codo.

[— No puedes evitarlo, ¿no? Siempre se te ha dado bien encontrar la herida, saber dónde duele. Es más, eres famoso por restregar sal en la herida, vodka del barato en la herida, ¡ácido de batería en la herida!]

El recuerdo de esas palabras hizo que quitara la mano como si se hubiese quemado con su propia piel.

Una cosa tenía clara, había algo que atormentaba más que los fantasmas: las palabras, las personas, el pasado. Lo único que atormenta más que lo que está muerto es lo que está vivo.

— Todavía no están recogidos del todo — dijo el alfa, ajeno al estruendo y a los truenos que retumbaban sin piedad dentro de la cabeza de Auron. — ¿O se os olvida que nos estamos quedando sin supresores?

— Joder, es verdad — gruñó Alexby con frustración, intentando atar el nudo de la venda alrededor del brazo del alfa. — A mí ya casi no me quedan.

— Eso sin contar que los guarros estos todavía siguen sueltos por ahí y no tardaran en volver a buscar a algún omega — masculló Auron, quién había agarrado su mano derecha con la izquierda y apretaba cada vez más fuerte, casi sin darse cuenta.

— Willy parecía más bajo control, pero todos sabemos que su lobo busca al de Vegeta. Eso sin hablar de Fargan...

— Rubius va a venir seguro — volvió a intervenir Auron, intentando alejarse de su propia mente. — Entre que Mangel era su antigua pareja y compañero de celos, y que ahora está locamente enamorado de Vegetta... — su voz era amarga y cansada, como si hubiese tenido la misma conversación cien veces.

>「 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀𝐍𝐈𝐌𝐀𝐋𝐒 」<Where stories live. Discover now