✏Cɑpítulo 17

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―Oh, Kyungsoo ¿qué haces aquí? ¿No has ido a casa aun?

La persona que preguntó era Minseok.

Y cuando el pelinegro miró a la persona frente a él se dio cuenta de que se había pasado la noche sin dormir en el restaurante, con una botella de vino vacía a un costado de su mano y mirando hacia ningún lado en específico, haciendo nada. Kyungsoo sentía un repentino dolor en su cabeza y fue tan grande que no pudo ni siquiera hablar y solo murmuró una cosa inentendible. Cuando notó el sol a través de los ventanales del restaurante se puso de pie de un salto que le costó un mareo que lo desestabilizó completamente.

Minseok corrió hacia él con prisa y lo sostuvo de la cintura para que no cayera hacia atrás, haciendo una mueca debido al fuerte olor a alcohol que emanaba el cuerpo contrario. Kyungsoo observó la cara alarmada del otro y comenzó a reírse sin control hasta que le dolió el estómago. Pero él no sabía de qué se reía exactamente, si de la expresión sorprendida del otro o del hecho de que el lugar daba vueltas a su alrededor.

―¿En tu oficina tienes el botiquín de medicinas verdad? ―pregunto Minseok a lo que Kyungsoo se encogió de hombros sin responder―. Vamos allá ahora. ―El hombre guio a Kyungsoo hasta la oficina y una vez que entraron lo sentó en su silla habitual detrás del escritorio. La cabeza del pelinegro cayó hacia atrás con los ojos cerrados. Minseok se acercó hasta él para sacudirlo un poco asustado para que no se durmiera. ―¿Te bebiste todo ese licor solo? ―cuestionó Minseok―. ¿Qué tan mal estuvo? ¿No llegó? ―preguntaba el hombre a manera de broma mientras sacaba del botiquín un par de aspirinas para la resaca que suponía tenía su jefe, después de haber conseguido que abriera los ojos.

―No, no ―Kyungsoo se rio fuerte negando con la cabeza. ―Si vino ―el pelinegro hipó―, pero al final no resultó. Me rechazó por completo y se marchó sin dejarme hablar.

Al más bajo se le trababan algunas palabras pero Minseok había conseguido comprender mientras se mordía la lengua por ser tan imprudente. Y es que solo supuso que había ido todo bien y que Kyungsoo se quedó allí porque la cena terminó tarde. Debió haberlo adivinado al notar la copa rota en el suelo del salón principal y los platos sin usar.

―Ya veo. ―El hombre de cabellos rojos se acercó con un vaso de agua del dispensar y le tendió a Kyungsoo las pastillas. Este las tomó de un solo trago. ―O sea que si fue una mala noche ―hizo una mueca mientras Kyungsoo lo miraba sonriendo ligeramente y asintiendo con la cabeza frenéticamente.

El pelinegro apoyó un brazo sobre la mesa y su cabeza sobre su mano suspirando tranquilamente, la pequeña sonrisa en sus labios todavía allí.

―Si, al parecer no sirvo para ser pareja de alguien y tampoco para enamorarme.

―Hey, no digas eso ―se quejó Minseok―. El que se lo pierde es él.

―Mmh ―Kyungsoo encogió sus hombros―. Bueno, ahora siento que el único que ha perdido soy yo.

Ambos se quedaron en silencio un momento y Minseok volvió a hablar.

―Voy a deshacerme de lo de allá en lo que descansas un poco. Ahora vuelvo. ―Kyungsoo murmuró un "si" a lo que el otro se marchó.

El pelinegro se quedó en su silenciosa oficina y cruzó los brazos sobre el escritorio apoyando su cabeza sobre ellos. Cerró los ojos por un momento en el que no quiso pensar en nada, tenía la mente en blanco. Y pareció pasar una eternidad hasta que Minseok volvió a la oficina y cerró la puerta. Cuando Kyungsoo levantó la cabeza y enfocó su vista en la otra persona se dio cuenta de que su borrachera había disminuido un poco. También notó el papelón que estaba haciendo frente a su empleado y lo poco ético de la situación. Minseok se sentó frente a él y lo miró.

¿Plan Fallido? [ChanSoo]Where stories live. Discover now