Capítulo 4.

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La noche había llegado en aquel peculiar lunes, por lo que ambos ya habían cenado y acabado los deberes del día

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La noche había llegado en aquel peculiar lunes, por lo que ambos ya habían cenado y acabado los deberes del día. Así que, como de costumbre, la pareja dedicaba el tiempo libre que aún les quedaba en lo que quisieran; Airi se hallaba mimando Manchas y Gohan se limitaba a verlos discretamente desde la distancia, algo enfurruñado.
¡Era simplemente increíble! Airi ni le había tomado tanta relevancia al par de heridas en su mejilla, solo le había dicho que se pusiera una curita y listo, mientras que a Manchas hasta comida especial —y cara— le había dado para consolarlo (sin contar todas las atenciones de más).

Se sentía desplazado.

No podía negar que todavía se sentía un poco culpable por haber agredido a Manchas, ¡pero de verdad no había sido su intención! Además, ya había pasado unas considerables horas, por lo que era imposible que al gato aún le doliese, ¡mientras que él sí tendría los rasguños por un par de días! Era totalmente injusto; ¡también quería que su novia le demostrara el mismo afecto que le estaba dando a ese saco de pelos!
Y lo que más le estaba molestando en esos momentos era que, desde que Manchas había aparecido en sus vidas, Airi no parecía tener interés más allá del felino; todos los cariños y atenciones que antes le otorgaba, estaban siendo centrados en ese gato roba novias.

¡Él también necesitaba amor, comprensión y ternura!

Refunfuñó por lo bajo al ver que Airi comenzaba a rascar el estómago de Manchas, escuchando cómo le hablaba con aquella voz cariñosa que con él nunca ponía.
Cuando se dio cuenta de lo patético que se seguramente se veía por ponerse celoso de un gato, se levantó y comenzó a alistarse para ir a dormir, con la idea de que finalmente tendría algo de intimidad con su novia, sin que el cuadrúpedo interfiriera en el proceso. Sonrió. Manchas podría obtener la atención por el día, pero, indudablemente, Airi le correspondía por la noche.
Al momento que se cambió a ropa más cómoda —su pijama, por así denominarlo—, se acostó e inició a leer, esperando pacientemente a que su novia llegase.

Pero, de nueva cuenta, sus planes le iban a salir mal; lo supo cuando vio llegar a Ai con Manchas entre sus brazos.

—¿Dormirá con nosotros? —Preguntó Gohan con cierto recelo, recelo que intentó disimular; aunque quedó solo en eso: en el intento.

—¿Qué tiene de malo? —Indagó confusa Airi, arqueando levemente su ceja al notar el claro cambio de comportamiento del azabache.

—Puede dejar pulgas.

—Por algo compré medicina contra las pulgas y garrapatas, ¿no crees? —Mencionó con obviedad, conteniéndose para no rodar los ojos.

—De igual manera, va a dejar pelo aquí y es antihigiénico —excusó el Son de inmediato, dando a entender que no torcería su brazo tan fácilmente.

—Sé honesto, ¿no te agrada Manchas? Porque no creas que no noté que estuviste serio desde el incidente de la tarde —echó en cara la chica mientras se sentaba en el borde de la cama, sin soltar al felino.

—¡Yo no le agrado a él! —Reprochó con un tono algo infantil, señalando al gato que ni atención le prestaba; estaba muy entretenido acicalándose.

—Gohan, por favor, no exageres.

—¡Hablo en serio! —Reiteró mientras hacia una mueca, una que parecía la de un niño pequeño. La chica hizo en amago de querer alegar el punto, pero su atención se desvió hacia Manchas cuando percibió que este se sentaba en sus muslos y miraba fijamente al hijo de Goku.

—Mira, quiere ir contigo —intuyó y lo alzó, con la intención de acercarlo al ex Gran Saiyaman, pero el mencionado retrocedió hasta llegar a la otra orilla del colchón, esquivándolo más por acto reflejo que otra cosa—. Oh, vamos, dale una oportunidad —pidió con ojos de borrego.

—Uh, bien... —accedió con pesar, regañándose internamente por nunca poderse negar a su novia cuando ella hacía expresiones como esa.

El Son notó que Airi se le acercaba con Manchas entre sus piernas, por lo que la observó con indecisión, pero esta simplemente le asintió con la cabeza, alentándolo a continuar. El Son dio un suspiro resignado y finalmente alzó sus manos, dispuesto a cargar a la bola de pelos e intentar hacer las paces; quién sabe, tal vez la fémina tenía razón y él era el dramático pensando que ese minino la tenía en contra suya.
Cuando estuvo a punto de tocarlo, pasó: el gato le saltó a la cara, atacándolo directamente por segunda vez.

—¡Manchas, no! —Intervino Ai, sacándole al mencionado de encima.

—¡¿Ves?! ¡Te lo dije: ese gato me odia! —Dijo Gohan mientras se palpaba el rostro, percibiendo los nuevos rasguños que adornarían su rostro por algunos días. Por suerte, estos eran más superficiales, así que las heridas no se hallaban sangrantes.

—No te odia, solo no está familiarizado contigo —intentó reconfontarlo, pero notó que el Son solo se limitó a acostarse, dándole la espalda y arropándose, todo en completo silencio. Se sintió un poco culpable—. Aún es temprano para dormir, Gohan...  —mencionó con un tono más seductor, pensando que, tal vez, el ánimo de su compañero cambiaría a positivo con un poco de "amor físico".

Pero no pasó.

—Ya no quiero nada —murmuró malhumorado Gohan, cubriéndose más con la sábana.

Vaya que podía llegar a ser muy infantil.

Vaya que podía llegar a ser muy infantil

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-Lindassj1

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐜𝐞𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐮𝐧 𝐠𝐚𝐭𝐨 |GoнαɴхFeмαle!OC| [Drαɢoɴ Bαll]Where stories live. Discover now